Claudia Amura sufrió un grave accidente y sus padres murieron
CORDOBA.- Claudia Noemí Amura, de 28 años, la mejor ajedrecista argentina de todos los tiempos, sufrió una fractura de cadera en el accidente automovilístico que se produjo ayer, cerca de la localidad de La Carlota, en el sudeste de Córdoba, y que provocó la muerte de sus padres. A pesar de que el vehículo en que viajaban quedó destruido, resultaron ilesos su hijo de un año, Gilberto Giovanni, y su marido, el ajedrecista mexicano Gilberto Hernández Guerrer.
A las 3.10, el Renault 9 que se dirigía a San Luis, conducido por Luis Amura, de 75 años, embistió contra un camión que transportaba productos alimenticios de la firma Bagley, y que circulaba en sentido contrario por la ruta nacional Nº8, a 20 km de La Carlota. Tanto el hombre como su mujer, Bersabet Gramajo, de 66 años, que viajaba en el asiento trasero (en el del acompañante se ubicaba su yerno Hernández), fallecieron en el acto.
La ajedrecista, en cambio, sufrió sólo una fractura de cadera, fue llevada a un hospital de la localidad cordobesa, y luego, internada en el Hospital Regional Central de Río Cuarto, donde se informó que probablemente sea trasladada a Buenos Aires para ser operada.
"Verdaderamente fue un milagro que se salvaran los otros tres, porque el vehículo tiene una destrucción total", señaló a La Nación el comisario Miguel Rodríguez, de la seccional de La Carlota. Yagregó que, momentos antes del accidente, y tras detenerse en una estación de servicio, el padre de Amura había reemplazado a su yerno al volante.
La tragedia se desencadenó en el km 521 de la ruta, en plena y recta y en momentos en que no se registraban problemas de visibilidad. Si bien se realizan las investigaciones pertinentes, se presume que uno de los dos vehículos tuvo algún desperfecto, se cruzó de carril y provocó el impacto.
"Sin duda hubo impericia por parte de alguno de los conductores", concluyó el comisario.
El camión, conducido por Emilio Andrés Giovanettone, de 31 años, al que acompañaba Luis Ricardo Chacón, de 40, se dirigía desde San Luis hacia Rosario. Aunque el frente del transporte fue dañado y perdió una rueda -por lo que siguió sin rumbo unos 150 metros hacia un costado del camino-, sus ocupantes no sufrieron lesiones graves. Al producirse el accidente acudieron al lugar efectivos policiales y bomberos voluntarios, que rescataron a las víctimas de entre los hierros retorcidos del automóvil.
Vaivenes de la gran maestra
Un vaivén más en la vida de esta gran maestra de 28 años, la Nº1 del ajedrez de toda América, que llegó a ubicarse entre las 20 mejores del mundo de la federación (FIDE) en 1993.
Y que provocó un revuelo en el entorno de los trebejos cuando, en septiembre de 1996, abandonó la actividad e ingresó en el Convento de las Hermanas Mercedarias del Niño Jesús, de Alta Córdoba. Pero, curiosamente, no fue ése el ambiente ideal para desarrollar la tranquilidad que tanto buscaba. Porque cada vez que Amura salía de misa, fotógrafos y periodistas la esperaban para contar la historia de la campeona que había dejado todo por Dios.
"En el monasterio se escondían detrás de las columnas. Mi vida dejó hace tiempo de ser normal", explicaba.
Por sugerencia de sus padres, viajó entonces a México el 21 de marzo de 1997 para visitar a su hermana Patricia. Y allí, quien aún no olvidaba la sensación de sentarse frente a un tablero advirtió que por esos días se disputaba el Abierto de Semana Santa y participó en la competencia.
Pero la vida, la fortuna o la Providencia tenían un nuevo destino reservado para la joven Claudia. Porque fue en ese certamen donde se reencontró con Gilberto Hernández Guerrer, un antiguo novio que portaba el título de gran maestro mexicano y con quien había tenido contactos interrumpidos como consecuencia de la distancia.
Hernández no solía estar en esa época en su tierra. Ahora, sin embargo, la cancelación de un viaje a España lo colocaba otra vez frente a la jugadora argentina. El desenlace, por aquello del fuego y las cenizas, no se demoró demasiado: el mexicano y Amura se casaron a los pocos meses.
En 1998, ya nacido el pequeño Gilberto Giovanni, Amura viajó a España para intervenir en dos torneos y allí obtuvo su tercer título de gran maestra femenina.
Y ayer, en el hospital de Río Cuarto, Amura se enteró de la muerte de sus padres y del milagroso buen estado de su hijo y de su marido. Lidia, una íntima amiga de la ajedrecista, dijo a La Nación desde el establecimiento: "Claudia está bien de ánimo. Se enteró acá de lo de sus padres, pero está entera."
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