Clases virtuales: claves, dificultades y desafíos de la escuela en casa en tiempos de coronavirus
Con su pijama a cuadros y sus inseparables pantuflas, Catalina Munuse prepara un café y apoya su computadora sobre la mesa de la galería. El silencio de las 8 de la mañana en su casa, en plena cuarentena por el nuevo coronavirus, se interrumpe con los saludos de sus compañeros que van apareciendo en la pantalla. Es la hora de Matemática Financiera y su docente toma lista para dar inicio a la jornada escolar por videoconferencia.
"Los días que no tengo que atender a una clase virtual, igual me levanto temprano. En medio de los trabajos, tomo clases de zumba online o miro alguna serie. A las tareas de derecho las hago por videollamadas con amigas y a las 16 trato de liberarme. Sin embargo, los docentes nos mandan consignas en cualquier horario y no es fácil desconectarse", dice esta adolescente de 16 años, de un colegio privado de Rosario.
El contexto de aislamiento en medio de un escenario de incertidumbre alteró la dinámica de los procesos de aprendizaje de todos los estudiantes del país. La pandemia arrojó a las escuelas, los niños, adolescentes y a las familias a una situación inédita. En poco tiempo, las instituciones educativas tuvieron que prepararse para garantizar la continuidad pedagógica de los alumnos. Para quienes no estaban habituados a la tecnología, debieron convertirla en su aliada. De un día para el otro, los chicos vieron desdibujarse su entorno cotidiano extrafamiliar. Al desafío de organizar rutinas para cumplir con las entregas y clases virtuales, se le sumó la necesidad de encontrar nuevas maneras de vincularse con sus docentes y sus pares.
En este escenario, surgen preguntas: ¿Cómo administrar las rutinas de ocio y de estudio? ¿Cuál debería ser el rol de los padres y el de las escuelas? ¿Qué fortalezas y debilidades comienzan a emerger en estas circunstancias? ¿Qué perspectivas se vislumbran para el futuro de los procesos de aprendizaje?
Entre los desafíos que aparecieron en la continuidad pedagógica virtual, Lucia Feced, subsecretaria de coordinación pedagógica y equidad educativa de la ciudad de Buenos Aires señala: "Significó un trabajo colaborativo de toda la comunidad. Respecto a los alumnos que no contaban con conectividad en sus casas, tuvimos que poner a disposición recursos de tipo analógico. A esto se le sumó el reto de llevar propuestas que contribuyan a organizar los tiempos y que colaboren con el bienestar emocional de las familias".
Una oportunidad en un contexto de adversidad
Para los especialistas de educación esta situación excepcional significa una oportunidad para el fortalecimiento del sistema educativo. "No todas las escuelas tenían los recursos tecnológicos y pedagógicos necesarios para afrontar esta crisis. De igual modo, todas tuvieron que adaptarse y usar las herramientas que estaban a su alcance. Entre estas figuran Google Classroom, que funciona como repositorio de información, los grupos de WhatsApp, las videoconferencias, como la App de Zoom, las plataformas de contenidos gubernamentales y las aulas virtuales que cuentan algunos colegios", explica el tecnólogo educativo Diego Chiarenza.
El proceso de aprendizaje virtual, también presenta dificultades en los adolescentes, pese a ser nativos digitales. Tras atravesar su primer día de clases online entre las paredes de su habitación, Mercedes Duborg, de 17 años, del Colegio Michael Ham, advirtió algo que hasta el momento tenía naturalizado: la falta de presencia física de un docente en la clase. "Si bien ya estaba habituada a presentar trabajos en la plataforma Google Classroom, me está siendo complejo aprender sin poder despejar mis dudas con el docente en frente. Sin embargo, me resulta cómodo poder organizar mis tiempos".
El rol de las familias
¿Cómo pueden acompañar los padres a sus hijos en la educación virtual? Para la psicóloga y docente de la UBA, María Laura Petruzzi, la disciplina es un factor clave. "Como adultos debemos más que nunca tener en cuenta que ser estudiante es algo que se aprende a hacer. Si los padres son capaces de enseñar rutinas, horarios y hábitos, los chicos en el futuro los habrán internalizado y los pondrán en acción de manera autónoma", señala la psicóloga y docente de la UBA, María Laura Petruzzi.
En torno a los estudiantes de la escuela primaria Petruzzi recomienda que la rutina sea lo más parecida posible a los horarios que tenían en la escuela. En relación a los chicos de secundaria, señala: "Los padres deben, en lo posible, contribuir con un entorno de trabajo que ayude a la concentración".
Los deberes escolares reposan sobre la mesa de la habitación de Martín Rodríguez de 9 a 13. "Para empezar, entro al calendario del Google Classroom, donde me llegan las consignas de cada materia con las fechas de entrega. La tarea más entretenida fue la de geografía. ¡Nos hicieron ver videos de YouTube!", cuenta con entusiasmo el estudiante de 13 años, de la Escuela Técnica N°1 Otto Krause.
Según analiza Sandra Ziegler, directora de la Maestría en Educación de Flacso Argentina, es posible que luego de esta experiencia haya lugar para desarrollar formas de trabajo más autónomas y experimentales. "Seguramente, necesitemos pensar en tareas interactivas. La primera reacción de las escuelas fue mayoritariamente el estilo de propuestas tradicionales, pero probablemente se requiera pasar a otra fase de trabajo para que los chicos puedan sostener la escolaridad".
Si Aunuk La Ferrere pudiese describir en una palabra la primera semana de colegio virtual, diría: caótica. "Además de cumplir con las asistencias a las clases como en el calendario escolar, no dimos abasto con los contenidos. En portugués tuvimos que escribir un cuento. Nunca antes lo habíamos hecho. Al final de la semana, hablamos con los profesores y logramos que sean más flexibles", dice esta alumna de 5° año de un colegio privado de Recoleta.
Algunos colegios de jornada extendida, como el Belgrano Day School, llevan recorridos más de 10 años en áreas de virtual learning. Sin embargo, los referentes de la institución también tuvieron que reformular su dinámica ante el aislamiento. "Estamos en un terreno donde los roles e incumbencias no están tan claras y lo estamos descubriendo. No se trata de replicar el aula presencial sino pensarla extendida. Nuestro objetivo principal es proponer instancias de aprendizaje que mantengan un grado de participación alta, promover conversaciones y hacer que el material del curso sea relevante para alentar las contribuciones individuales", explica Andrea Pelliccia (AP), Miembro de Nueva Educación y Directora de Primaria de Belgrano Day School.
"Estamos ante un desafío inédito. Todo el sistema educativo entendió que la cultura digital vino para quedarse y que la escuela no es un sistema aislado, sino que debe estar en función de los movimientos de la sociedad", concluye Chiarenza.
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