Clases: en las escuelas porteñas se aislaron 88 burbujas por Covid-19
Es el 0,2% del total de burbujas que funcionan hoy en establecimientos públicos y privados; 43 son por casos confirmados, y otras 45 por sospechosos
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“Estimadas familias, les informamos que la señorita Sofía (maestra de 1º grado A) se encuentra en aislamiento preventivo por ser contacto estrecho con un caso sospechoso de Covid-19. Los mantendremos informados. Saludos cordiales, el equipo directivo”. La mamá de Bianca, Leticia Trabado, recibió ayer el correo electrónico del colegio privado, en Villa del Parque, al que va su hija menor, y se quedó con algunas dudas. ¿Se iba a aislar también a la burbuja de su hija? ¿O los chicos seguían yendo a clase? “La seño Sofi no tiene síntomas, se tuvo que aislar por convivir con un posible caso de coronavirus, pero los niños no tienen que aislarse, solamente ella”, remataron desde la institución educativa.
Desde que los chicos volvieron a las aulas, hace una semana, este tipo de situaciones comenzaron a aparecer en las distintas escuelas porteñas, y según datos del Ministerio de Educación de la Ciudad, fueron 88 el total de burbujas aisladas en las instituciones de gestión estatal y privada, de un total de 45.056 burbujas actuales, es decir solo un 0,2%. De los 88, 43 fueron aisladas por casos confirmados, y otras 45 por casos sospechosos.
“Se contabilizaron 198 casos confirmados por Covid-19. Pero esto incluye todo, los que dieron positivo en los tres centros de testeo habilitados desde que comenzó el operativo con los docentes y el personal no docente (La Rural, la Usina del Arte y la Comuna 7), sumados a los casos positivos que sucedieron ahora con el regreso a las aulas. No tenemos manera en este momento de discriminar ese dato, ni separar los casos de contagios internos con los ocurridos fuera de los establecimientos. Por eso tampoco se puede decir que los 198 casos sucedieron desde el inicio de clases”, explicaron desde el Ministerio de Educación porteño, y consideraron que el número de 43 burbujas aisladas por casos positivos es un porcentaje “realmente bajo”.
El ciclo lectivo comenzó con los alumnos en las aulas el 17 de febrero pasado, y los primeros en volver en la ciudad de Buenos Aires fueron los del nivel inicial, los del primer ciclo de la primaria y los estudiantes de primero y segundo año de la secundaria. En total, sumaban 370.493. El último lunes se reincorporaron otros 144.596, correspondientes al resto de los grados de primaria, lo que elevó el número al 65% del total de la matrícula, que es de 785.152. El 1º de marzo próximo se unirán 90.073 estudiantes del nivel secundario, y una semana más tarde serán otros casi 30.000 jóvenes y adultos. Los últimos en la lista son los del nivel superior, que retomarán de manera presencial el 22 del mes próximo.
¿Cuándo debe activarse en protocolo Covid-19 en un establecimiento educativo? Según la normativa porteña, la alarma puede encenderse en diversos escenarios: “si un estudiante presenta síntomas durante las horas de clase, se lo aislará con tapabocas y máscara de acetato en un espacio apartado”. También se establece que ante la aparición de un caso sospechoso de Covid-19, el grupo burbuja no deberá concurrir a la escuela hasta que se confirme o descarte la enfermedad y que, en caso de ser positivo, la duración del aislamiento del grupo será de diez días. Además, se aislará a los docentes que hayan impartido clase a ese grupo hasta 48 antes de confirmarse el caso. Ante un caso confirmado de un docente, en las escuelas porteñas se deberá aislar también durante diez días a las burbujas a las que haya dado clases.
¿Quiénes son estos contactos estrechos?
De acuerdo con la resolución del Consejo Federal de Educación (CFE) sobre el “Manejo y control del Covid-19 en establecimientos educativos”, se incluye a todas las personas que integran la burbuja a la que pertenece el alumno o alumna en cuestión y también otras personas que hayan estado a menos de dos metros de distancia por un período mínimo de 15 minutos. “Si un docente se transforma en contacto estrecho de un caso sospechoso o confirmado en un grupo determinado y da clases en otros grupos distintos, las personas de estos segundos grupos no se considerarán contactos estrechos y por lo tanto no se cerrarán estos grupos. Los contactos de contactos estrechos no tienen indicación de cuarentena”, detalla el texto aprobado por el CFE.
Y especifica: “Se considerarán contactos estrechos en establecimientos educativos a todo personal o estudiante que haya estado en un grupo con un caso sospechoso o confirmado, mientras este presentaba síntomas, o en las 48 horas previas al inicio de síntomas, independientemente de las medidas de prevención utilizadas (uso correcto del tapaboca/barbijo, distanciamiento). También a cualquier persona que haya permanecido al menos 15 minutos, a una distancia menor a dos metros, de un caso mientras este presentara síntomas o dentro de las 48 horas previas”.
Además de los datos oficiales, LA NACION pudo saber que varios colegios de gestión privada también pusieron en acción el protocolo, aunque las instituciones consultadas prefirieron no dar detalles. Hubo burbujas aisladas y también docentes, y los equipos directivos constataron que un alto porcentaje de los casos confirmados fueron originados por fuera del establecimiento educativo. Esto que recién comienza a registrarse aquí lleva varios meses de estudio en algunos países de Europa, donde hay distritos que realizan un monitoreo continuo para evaluar la capacidad efectiva de transmisión que el virus tiene en las escuelas.
Las escuelas, con un bajo índice de transmisión
Es el caso de Cataluña, en España, ya se realizaron un millón de test PCR a estudiantes y profesores desde principio del año escolar europeo. Con los datos analizados, una de las principales conclusiones reflejadas fue la baja transmisión en los centros educativos. De acuerdo con la información publicada el pasado jueves 11 en el diario El País, “las escuelas son especialmente resistentes al virus, como ha demostrado la prueba de estrés de la vuelta a clase después de Navidad”, reporta ese diario, y agregó que tras el repunte de contagios que hubo en enero pasado, ahora solo el 1,4% de las aulas están cerradas.
“La explicación se encuentra en el bajo nivel de transmisión que se produce en los centros educativos. Según la información presentada por la Generalitat de Cataluña, basada en más de un millón de pruebas PCR realizadas desde principios de curso a alumnos y trabajadores de colegios e institutos, un infectado solo contagia de promedio a 0,4 personas dentro del espacio escolar”.
Para saber cómo actuar ante un posible caso, muchas de las cámaras que agrupan a los colegios privados dieron en estas últimas semanas capacitaciones y talleres, como cuenta Patricio Villegas, que es referente de 55 colegios de gestión privada de AIEPBA/JUNEP para la ciudad de Buenos Aires. Villegas explica que en cada jurisdicción el protocolo puede tener diferencias de acuerdo a las políticas sanitarias implementadas en cada lugar. Aunque la guía de cabecera es la última resolución sancionada por el CFE; un documento con una serie de definiciones destinadas a dirigir las acciones de control en cada circunstancia, como el aislamiento de casos, el rastreo, la cuarentena de contactos y su seguimiento. Además, la resolución establece que todas las escuelas deben informar a las autoridades sanitarias sobre los casos producidos entre su población, y recomienda que en todos los centros educativos se designe un referente Covid; alguien que además de ser el nexo de la escuela con el sector de salud también se ocupe del manejo de casos, el seguimiento del ausentismo escolar y que promueva la implementación de todas las medidas de prevención que sean necesarias.
“Nosotros hasta el momento no tenemos ningún caso reportado, y aunque seguramente se van a presentar distintas situaciones, en otros lugares del mundo ya están comprobando que de todos los lugares habilitados, la escuela es el espacio más seguro. Los protocolos son estrictos, se cumplen y se respetan. Además, al ser una población que concurre todos los días a un mismo lugar hay mucha posibilidad de seguimiento y prevención, algo que no sucede en otros ámbitos públicos de concurrencia masiva —dice Villegas, que también es apoderado del Instituto Rosa Anchorena de Ibáñez—. Es en la escuela donde se pueden cambiar los usos y costumbres, donde los chicos son los que primero incorporan los nuevos hábitos y luego los trasladan al interior de las familias, como sucedió por ejemplo con las conductas responsables sobre el cuidado del medio ambiente. Ellos son los que más rápido aprenden e incorporan las nuevas formas de actuación”.
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