Clase media en crisis. Cómo cambiaron los hábitos de consumo tras un año con 211,4% de inflación
Muchas familias resignaron vacaciones, eliminaron alimentos básicos, dejaron actividades relacionadas al ocio y el cuidado personal, como deportes, estética, indumentaria y reorganizaron salidas
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Miguel y Olga, jubilados, de 68 años, deambulan por las góndolas de un hipermercado en Vicente López. En su carrito solo hay una lona de playa de color rosa. Podría pensarse que son compras de último momento para unas esperadas vacaciones. Sin embargo, se trata de un regalo de cumpleaños para su nuera, lo único a lo que pueden acceder con su achicado bolsillo, por un valor de $9.900.
“Antes, un buen regalo eran unas botas o una cartera de marca. Hoy, estamos llevando una lona… Siento vergüenza total. No nos da para más. No puedo darle a mis seres queridos algún detalle, ni siquiera comprarle un pack de leche a mis nietos”, dice Olga, mientras observa con angustia e impotencia el pedazo de tela.
Su marido, con quien acude al supermercado únicamente los días de ofertas y descuentos, agrega: “Milei dice que en 15 años vamos a ver los resultados, pero yo ya soy grande, no me pueden meter en un proyecto a largo plazo. Tengo que vivir el día a día y, lamentablemente, hoy estoy en el subsuelo. A los jubilados nos están empujando a un cementerio”.
Miguel y Olga son solo uno de los tantos casos de familias de clase media que, cada día, se ven afectados por la crisis económica que atraviesa el país. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó un 25,5% en diciembre -el más alto desde la salida de la hiperinflación, en febrero de 1991, cuando la suba fue del 27%- y acumuló un incremento de 211,4% en los 12 meses de 2023, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Entre las categorías que sufrieron un mayor aumento, se encuentran bienes y servicios varios (32,7%), salud (32,6%), transporte (31,7%) y alimentos, cuya suba promedio fue de 29,7%. A su vez, las ventas en comercios disminuyeron un 13,7% en diciembre, según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Especialistas consultados por LA NACION concuerdan que esta tendencia continuará en aumento y que la Argentina “va camino a una caída en términos generales de la actividad económica y el consumo privado”. ”El consumo, de acuerdo con los pronósticos que manejamos con otras agencias económicas, es de retracción, en el orden del 7%. En un análisis preliminar, ya en diciembre la inflación se separó mucho de los ingresos de la gente. Tal vez sea el gap más alto en los últimos años”, sostuvo Osvaldo Del Rio, director de la consultora Scentia.
Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, dio una visión similar: “Si bien prevemos que en enero y febrero la inflación va a tender a sostenerse en el orden de entre el 22 y 25%, para marzo estimamos una inflación más elevada y la clase media va a pasar de necesitar $700.000, contabilizando un alquiler e incorporándolo, a casi $1.200.000 para vivir. Esto va a generar una caída muy importante del consumo masivo y las ventas del mercado interno”.
Reorganización de la economía familiar
Ante los constantes golpes al bolsillo, diferentes familias de clase media confirmaron a este medio que se vieron obligadas a “ajustar los gastos” y hacer “toda una reorganización” de las economías de sus hogares. Tal es el caso de Corina Masson, empleada administrativa, de 42 años, que vive en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. “Con los precios tan altos, busco segundas marcas para productos como jabón para la ropa y suavizante. También empezamos a fijarnos en gastos que nos resultaban innecesarios y ya no llenamos el freezer como antes”, contó.
Con respecto al transporte, detalló que durante el año su familia utiliza mayormente el auto. Sin embargo, en el verano les es más conveniente y barato movilizarse en colectivo. A su vez, intentan mantener salidas gastronómicas y de entretenimiento, como ir al cine, aunque “siempre organizando con anticipación para controlar los gastos y aprovechando los 2X1 [en entradas]″.
“Quiero tener la esperanza de que este sacrificio que hacemos vale la pena”, comentó Corina con angustia a este diario.
Una situación similar atraviesa Gabriela González, docente, de 48 años, del barrio de Olivos, en la zona norte del conurbano bonaerense. Además de comprar segundas marcas en almacenes, en diálogo con LA NACION reveló que con su pareja usan menos el auto por el alto costo de la nafta. “En vez de hacer varios viajes por nuestros trabajos, tratamos de reducirlo a uno”.
“No voy a comer afuera porque me molesta gastar $25.000 en una cena. Prefiero hacer un asado en casa y comemos por menos de la mitad, mil veces mejor”, argumentó Víctor Pujol, dueño de una vinoteca y vecino de Vicente López, sobre la reducción de salidas y paseos. Sin embargo, el asado es sinónimo de privilegio para Víctor, ya que disminuyó el consumo de carne vacuna “de tres veces por semana a una”.
“Tengo hijos de 40 años que la están pasando mal; dos ya se fueron del país. Sufro mucho por los jóvenes. Ganar $500.000 hoy es llegar a fin de mes justo y los más chicos ganan $200.000″, sostuvo. Así, dada la situación del país, tomó la decisión de no dejar de pagar plataformas de streaming, como Netflix y Star+, ya que es lo único que lo “distrae de la realidad”.
Vacaciones
La crisis económica también determinó que una gran cantidad de familias no cuenten con los recursos necesarios para irse de vacaciones. “Este verano no podemos irnos. Solíamos ir a Mar De Las Pampas o Villa Gesell en baja temporada, siempre utilizando el PreViaje o alguna ayuda. Estuvimos viendo los alquileres de ahora y está todo muy caro”, comentaron Jimena Ortelli y Rodrigo Nieto, ambos de 38 años y psicólogos, que residen en Martínez, barrio de la zona norte del conurbano bonaerense. “No hay economía que aguante. Vamos viendo mes a mes lo que se puede sostener”, añadió Jimena Ortelli.
Sin embargo, también están aquellos que comenzaron a implementar escapadas de fin de semana para, por lo menos, darse el lujo de alejarse de la rutina y la ciudad. “Con mi familia nos fuimos Chapadmalal para Año Nuevo, pero el presupuesto alcanzaba solo para cinco días”, precisó a LA NACION Laura Pérez, emprendedora, de 48 años, de la ciudad de Merlo, zona oeste del conurbano bonaerense.
Nuevos lujos y privilegios
“Dejé de ir a pilates, voy a terapia cada 15 días y la señora que venía a limpiar a casa ahora solo trabaja una vez por semana”, contó con cierta impotencia Mariela Palma, empleada administrativa, de 44 años, oriunda de Ituzaingó.
En la misma línea, Fabián González, emprendedor y chofer de combi, que vive en Castelar, detalló que dio de baja Netflix y cambió su plan de celular por uno más económico. Además, “hace rato” que no puede comprar la cantidad de ropa que le gustaría y tuvo que cambiar la calidad del combustible para su vehículo.
La estética fue otro de los rubros que los consumidores decidieron dejar de lado para achicar sus gastos. “Los tratamientos de belleza que solía hacer una vez por mes, como peluquería y uñas, ahora trato de espaciarlo un poco más”, dijo Daniela Ramallo, analista de recursos humanos, de 30 años. Y agregó: “Lo que estamos viviendo es un desastre total, muy triste y desesperante. No podría imaginar cómo es para las personas con bajos recursos”.
Con respecto a sugerencias para los consumidores de clase media en estos tiempos de incertidumbre, los expertos coinciden que será “fundamental” estar al tanto de las ofertas, descuentos y promociones para “optimizar las compras” y “defender el bolsillo”.
“Es muy importante llevar un presupuesto y poder manejar el gasto hogareño en relación con el nivel de ingreso que uno tiene. También una alternativa es endeudarse con la tarjeta de crédito, solo si es necesario. Esto no es por una oportunidad, sino por una necesidad y no llegar al pago mínimo de tarjeta porque la tasa regular del Banco Central subió la tasa de interés de la tarjeta de crédito, y el costo financiero total puede estar muy por encima del nivel de ingreso a lo largo de este año de esa persona”, concluyó Di Pace.
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