Tomas de tierras. ¿Es posible que se replique este fenómeno en la Ciudad?
En la provincia de Buenos Aires, en los últimos dos meses hubo 315 intentos de usurpación de terrenos.Por esos hechos hubo 259 detenidos y en lo que va del año desalojaron 868 tomas. Muy cerca de ese fenómeno que se acelera, se encuentra la ciudad de Buenos Aires, en donde 231.811 personas viven en villas. La pandemia expuso y potenció el peligro del hacinamiento y muchos vecinos de los barrios populares fueron desalojados de sus casas por no poder pagar el alquiler. ¿Se podría replicar el fenómeno de las tomas en el distrito porteño?
En la Ciudad, excepto por algunas extensiones de tierra, como la Reserva Ecológica de Costanera Sur, no hay muchos terrenos vacíos que puedan ser tomados. Pero sí hay miles de viviendas sociales terminadas que aún no fueron entregadas, como también viviendas a medio hacer.
Según el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), en el complejo Estación Buenos Aires, hay 2396 departamentos, de los cuales 517 están ocupados. Esto quiere decir que hay 1879 viviendas desocupadas. En la Villa Olímpica hay 1047 departamentos, 816 están ocupados y 231, vacíos. Mientras que en los barrios populares, se construyeron 4883 unidades, de las cuales 2881 están ocupadas, 1630 en construcción y 372 están vacías.
En la Villa 31, según Diego Fernández, secretario de integración social y urbana, construyeron 1154 viviendas como parte del plan de integración de la villa a la Ciudad, de las cuales 788 fueron entregadas y hay 376 que aún están deshabitadas. Mientras que 80 están en pleno proceso de construcción.
"Tuvimos intentos de tomas en octubre del año pasado y también tuvimos intentos en estos meses. Hay una situación general que nos preocupa y nos ocupa. Por supuesto que estamos monitoreando la situación con un eje tripartito, entre el gobierno de la Ciudad, el ministerio de Justicia y Seguridad y los vecinos, porque esas casas, en gran parte, ya están asignadas a un conjunto de personas", señala Fernández.
El Hotelito, así llaman a un conjunto de viviendas de la Villa 31 que sirven para alojar a vecinos de ese barrio popular que están en una etapa de transición hasta mudarse a una nueva vivienda. Ahora, 10 de esas viviendas fueron tomadas por familias, que, en gran parte, eran vecinos de la Villa 31 que fueron desalojados por falta de pago durante la pandemia.
"Estamos conversando con esas familias y los ayudamos a conseguir otro alquiler sin generar injusticias con los que decidieron no llevar adelante una acción similar. Lo importante es que no vemos movimientos organizados detrás de las tomas, sino que son situaciones puntuales. Estamos en un proceso ambicioso de integración urbana, pero las soluciones no llegan de manera uniforme y en el mismo momento a todas las personas. También trabajamos junto con ministerio de Justicia y Seguridad para controlar la situación y tomar medidas en caso de que sean necesarias", agrega Fernández.
Las últimas dos grandes tomas de tierras en la Ciudad se dieron en el parque Indoamericano, en Villa Soldati, en 2010, mientras que, cuatro años más tarde, en Villa Lugano, tomaron el predio Papa Francisco. Ese terreno fue desalojado y en 2018 vecinos de la Villa 20 se mudaron a unos departamentos que construyó el IVC.
"La toma de tierras es un delito. La situación es compleja porque solapa una necesidad habitacional, sin embargo, esta exigencia debe ser canalizada desde el Estado con todos sus mecanismos institucionales y legales. Pero seamos claros, toda toma es ilegal", afirmó Diego Santilli, vicejefe de gobierno porteño.
Desde el IVC, aseguran que, si bien los complejos habitacionales cuentan con mucha seguridad, los propios vecinos son los que están más atentos a que no haya tomas, ya que una intrusión podría interferir la adjudicación de las viviendas.
Pablo Vitale, codirector de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), explica que en la Argentina hay oleadas de tomas de tierras en las áreas metropolitanas y las más notables se dieron a partir de 1980, cuando los sectores populares empezaron a asentarse fuera de la Ciudad, especialmente en zona sur.
"Las tomas del Gran Buenos Aires, por lo general, son más organizadas y pueden involucrar, o no, a las agrupaciones sociales y políticas. En las tomas convergen varios factores que se potencian durante las crisis y, además, se montan sobre un déficit habitacional que se arrastra hace años. Habría que anticiparse a estos hechos y brindarles soluciones a los sectores populares", describe Vitale.
Vitale sostiene que en la Ciudad la situación es distinta por los procesos de urbanización que lleva adelante el gobierno porteño y la escasez de terrenos que podrían ser tomados, aunque agrega que es posible que haya tomas puntales en edificios vacíos. "No sería raro que pase eso por parte de familias que fueron desalojadas y están en situación de calle, aunque son hechos puntales que, muchas veces, se intentan utilizar como moneda de cambio para conseguir una vivienda".
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