¿Funcionan las cirugías gástricas para combatir la obesidad?
Las técnicas de bypass y manga gástrica dan los mejores resultados; se indican para los casos más severos de obesidad y también en el tratamiento de la diabetes y otras enfermedades
A raíz del caso del cocinero de MasterChef que bajó 100 kilogramos tras una operación gástrica , LA NACION consultó a distintos especialistas para conocer en qué casos se indican estas cirugías y cuáles son sus pros y sus contras.
Hay más de 30 técnicas distintas para realizar una cirugía gástrica, pero las que tienen mejores resultados son las llamadas "bypass gástrico" y "manga gástrica". Se recomiendan para tratar los casos más graves de obesidad y también para aquellas personas que sufren obesidad media y que presentan enfermedades asociadas, como diabetes, hipertensión arterial, apnea del sueño, problemas de articulaciones, dislipemia (colesterol, triglicéridos), hígado graso, entre otras.
"Es hoy ampliamente aceptado en el mundo científico que para tratar los problemas de obesidad mórbida la solución es recurrir a la cirugía", explicó a LA NACION el doctor Pedro Martínez Duartez, vicepresidente de la Sociedad Argentina de la Cirugía de la Obesidad (SACO).
"Sin cirugía -es decir, con dieta, ejercicios, cambio de hábitos e incluso medicamentos autorizados e internaciones- el porcentaje de éxito es sólo de entre el 2 y el 5% de los casos. Esto se debe a que la obesidad responde a causas múltiples: genéticas, medioambientales, alimentarias y también endócrinas", dijo el médico.
El éxito en la lucha contra la obesidad se mide en términos de dos factores principales: una pérdida mínima del 50% del exceso de peso y el mantenimiento de ese logro por más de cinco años. Este último punto es la clave, ya que numerosas personas que sufren estas problemáticas tienen un historial de bajas de peso mediante dietas y otros tratamientos no quirúrgicos, que luego no logran sostener en el tiempo.
¿Manga o bypass?
Los especialistas coinciden en que la técnica que tiene mejores resultados es el bypass gástrico. "Con esta técnica se logra una mayor incidencia sobre el secreción de una hormona llamada grelina, que logra disminuir esa sensación de hambre voraz que sienten los obesos, lo cual permite un mayor sostenimiento en el tiempo", explicó a este diario el doctor Oscar Brasesco, director médico del Centro de Obesidad y Cirugía Mini Invasiva (OCMI). Además, el bypass actúa sobre otras hormonas llamadas incretinas, que tienen un efecto directo sobre la insulina, logrando la reducción e incluso desaparición de la diabetes de tipo 2 en el 85% de los casos en que esta enfermedad está asociada a la obesidad.
Los porcentajes de éxito de cada técnica en la reducción de la obesidad son de 65-68% para la manga gástrica y 78-85% para el bypass gástrico. En cuanto a la reducción de enfermedades asociadas, si bien la manga gástrica también tiene una incidencia, ésta es hasta un 15% mayor en el caso del bypass.
La manga es una operación más sencilla, pero requiere que la persona no padezca reflujo gastroesofágico y, si bien suele tener pocas complicaciones, éstas pueden ser más graves. Por su parte, el bypass es una operación más compleja que requiere de equipamientos sofisticados. Por todo esto, desde SACO recomiendan realizar estas operaciones en hospitales o clínicas que tengan trayectoria y cuenten con servicios de terapia intensiva y equipos multidisciplinarios: cirujano, médico clínico, psicólogo o psiquiatra, cardiólogo, diabetólogo, etc.
"Si bien las complicaciones que pueden presentarse son menores a las que conlleva la obesidad, hay un 3-5% que pueden tener complicaciones en los primeros 30 días y puede darse entre 0,1-0,5% de muertes asociadas a estas cirugías", dijo Martínez Duartez. "Hay que tener en cuenta que no deja de tratarse de una cirugía, con los riesgos que toda intervención puede tener", agregó.
¿En qué consisten?
El bypass consiste en la realización de una transección gástrica con suturas mecánicas creando un pequeño reservorio gástrico, una especie de puente en el estómago, que reduce significativamente el volumen de alimento que se puede ingerir. Además, produce alteraciones en las hormonas intestinales que promueven la saciedad, suprimen el apetito e invierten uno de los principales mecanismos por los que la obesidad induce la diabetes tipo 2.
La técnica de manga gástrica (que no hay que confundir con la banda o anillo gástrico) consiste en la eliminación de un 80 a 90% del estómago, dejando al estómago con la forma de un tubo (por eso el nombre de manga) y con esto se remueven un gran número de células G, que se encuentran en el techo gástrico y que son las productoras de la hormona grelina que da apetito. Además, está en permanente revisión su papel en la modificación de hormonas que afectarían el apetito e impactarían sobre el metabolismo de la glucosa.
En ambos casos, se realizan por vía laparoscópica, por lo cual la recuperación es bastante rápida, pudiendo caminar a las dos horas de salir del quirófano, volver a su casa a los dos días y comenzar el gimnasio a los diez.
Luego, se requiere de un seguimiento trimestral el primer año, bimestral el segundo y anual a partir del tercero. Y en la mayoría de los casos es necesaria la ingesta de un complejo vitamínico para compensar la reducción de la absorsión que provoca la intervención.
El 80% depende de la cirugía, el 20% de usted
Con el bypass gástrico, se baja en promedio un 85% del exceso de peso y se conserva la pérdida por el resto de la vida. En el caso de la manga, se logra una reducción promedio de casi el 70% del exceso de peso.
"Pero hay que aclarar que estos logros se dan en el 80% de los casos, y en el otro 20% no se alcanzan, en parte por problemas de la técnica quirúrgica, pero principalmente porque las personas piensan que la operación da un resultado mágico", explicó el Dr. Brasesco.
Por eso es muy importante que las personas que se operan sean conscientes del esfuerzo que deberán realizar luego de la cirugía, especialmente durante el primer año. "Cuando se pierde peso, se pierde más músculo que grasa y por eso se recomienda hacer ejercicio, que no es precisamente aeróbico -a diferencia de lo que la gente suele pensar- sino más bien de gimnasio", dijo Brasesco.
Por el compromiso que requiere de parte de quienes se someten a estas cirugías, no se recomiendan en personas con tendencias adictivas o problemáticas psiquiátricas.
Una ley que modificar
La mayoría de las obras sociales cubren estas cirugías, y la ley 26.396 de "Trastornos alimentarios" regula quiénes pueden acceder a estos tratamientos.
Básicamente, se requiere que la persona tenga entre 21 y 65 años, que haya intentado durante un mínimo de dos años reducir el peso por medio de tratamientos médicos no quirúrgicos, y que tenga un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 40kg/m2, es decir, que padezcan de obesidad mórbida, el peor tipo de obesidad.
Además, SACO tiene en su página web una sección en que indica en detalle quiénes pueden ser candidatos para estas operaciones.
"Desde SACO estamos trabajando en conjunto con el Ministerio de Salud para cambiar la reglamentación de esta ley y que puedan acceder a esta cirugía personas que hayan intentado bajar de peso durante seis meses en lugar de dos años y que posean un IMC superior a 35 kg/m2, es decir, obesidad media", explicó el Dr. Martínez Duartez.
A fines del año pasado, SACO en conjunto con la Sociedad Argentina de Diabetes y la Sociedad Argentina de Nutrición aprobaron el "Consenso argentino de cirugía metabólica", un documento que se basa en los últimos descubrimientos científicos acerca del beneficio de la realización de un bypass gástrico en caso de diabetes de tipo 2, y que ahora intentan incluir en la ley.
"Hay que considerar que el objetivo último de estas cirugías es prevenir o curar enfermedades asociadas a la obesidad, mejorar la calidad de vida de quienes la sufren y aumentar su expectativa de vida", finalizó Martínez Duartez.
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