Cirugía de MOHS: el tratamiento para el cáncer de piel que tiene mayor tasa de curación y pocos lugares realizan
Con una efectividad del 99%, la técnica llegó a la Argentina hace 30 años aproximadamente; ante el aumento de casos diagnosticados en el país, otros centros buscan ponerla en práctica
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El cáncer de piel engloba numerosos tumores: el carcinoma basocelular, el carcinoma espinocelular y el melanoma. Así lo explicó Gastón Galimberti, dermatólogo, director de dermatología internacional y titular de la Sociedad Argentina de Dermatología en diálogo con LA NACION, faltando pocos días para el 13 de junio, fecha en la que se conmemora el Día Mundial del cáncer de piel.
Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que entre los cánceres más comunes de 2020 se encuentra el de piel con 1,20 millones de casos. “No hay estadísticas [en la Argentina], si te muestro las estadísticas están totalmente erradas. El problema de la estadificación del cáncer en la Argentina radica en que el cáncer de piel puede ser tratado tanto en forma ambulatoria, a veces con tratamiento tópicos, y no siempre requieren ingreso a un hospital. Por tal motivo muchas veces no se puede tener una estadística real completa, sumado a la falla del sistema de detección de tumores”, explicó Galimberti.
El médico explicó que si bien hay avances en el tratamiento de estos tumores, con algunas medicaciones orales o sistémicas, normalmente tanto el carcinoma basocelular como el espinocelular, cuando el tumor es considerado de alto riesgo, tienen indicación de cirugía micrográfica de MOHS. Si bien esta técnica fue ideada en la década del 30 en Estados Unidos principalmente, y en el resto del mundo en la década del 70, a la Argentina llegó hace 30 años, y a pesar de tener una tasa del 99% de curación, se realiza en pocos lugares. Así lo aseguraron los especialistas consultados por LA NACION.
“El carcinoma basocelular es el más frecuente que afecta al ser humano, ocupa casi el 70% de los tumores de piel. Le sigue el carcinoma espinocelular que ocupa un 20%, y después el melanoma. Todo el mundo habla y conoce del melanoma o se tiene más referencia de eso, porque a partir de una lesión en la piel, una mancha, ese tumor puede diseminarse y generar problemas en otros órganos con otras complicaciones que pueden ser serias”, detalló Galimberti.
Y explicó: “El carcinoma espinocelular es un tumor intermedio entre el melanoma y el basocelular que tiene mucha importancia porque en pacientes inmunosuprimidos tiene una agresividad mayor y también en baja proporción puede traer problemas sistémicos en otros órganos”.
Regresando al carcinoma basocelular, a quien el doctor calificó como el tumor más frecuente, Galimberti señaló: “Es un tumor que casi nunca tiene esa posibilidad de diseminarse, pero sí invade locorregionalmente avanzado por los tejidos: comienza en la piel, puede profundizar y si no es tratado a tiempo puede invadir en profundidad músculos, invadir nervios, invadir huesos. Entonces debe ser tratado. Los tres tumores cuanto antes se traten, mejor”.
“Los tumores de alto riesgo son de acuerdo a su localización: cuando está en el rostro, periorificial, en manos, en piernas; cuando los tumores tienen un tamaño determinado, más de un centímetro en el rostro, más de dos centímetros en el cuerpo; cuando hacemos una biopsia para determinar qué histología tienen y se comprueba que tienen una más agresiva; cuando los tumores acontecen en pacientes con inmunosupresión, ya sea por trasplante u otro tipo de enfermedad y también cuando un tumor fue tratado previamente y vuelve, lo que es una recurrencia. En estos casos, la indicación de cirugía de MOHS adquiere mucho más valor”, destacó el especialista, quien en los últimos 20 años dirigió la escuela de formación de Cáncer de piel y cirugía micrográfica de MOHS.
“En la Argentina, la cirugía de MOHS comenzó a hacerse en 1990, con el doctor Abel González, que es el pionero en esta técnica en el país. Con él muchos doctores nos hemos formado en el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo”, contó, en diálogo con este medio María Fernanda Romero Gauna, médica cirujana plástica y jefa del servicio de cirugía plástica del Hospital Rodolfo Rossi, que comenzó a realizar este tipo de cirugía en 2001.
Romero Gauna, también es directora médica de la clínica Well Beauty en La Plata, un centro de estética que abrió hace dos años y en dónde la doctora junto a un equipo de especialistas también realiza la cirugía.
Según detalló, la cirugía de MOHS es una técnica que se hace “en pocos lugares de nuestro país” debido a que no hay muchos médicos que se hayan formado en ella: “No todos los cirujanos plásticos hacemos cirugía oncológica y dentro de los que trabajamos en cirugía oncológica, no todos hacemos cirugía de MOHS”.
En este sentido indicó: “Como todas las cirugías tienen su curva de aprendizaje, es una técnica que lleva unas cuantas horas, se trabaja en equipo, necesariamente tenés que trabajar con el patólogo en el quirófano, que es quien va a estar viendo los cortes, las piezas quirúrgicas que vamos resecando, y necesitas aparatología, que es bastante costosa también, es una inversión importante la que hay que hacer en aparatos”.
Y detalló: “Operar al paciente lleva varias horas de cirugía, todo dependiendo del entrenamiento de cada uno, si ya tenés una experiencia importante por ahí se hace un poco más rápido, pero en general te lleva, entre la resección del tumor, el estudio y la reconstrucción posterior, cerca de dos horas por lo menos”.
Sobre la decisión de realizar la técnica en Wall Beauty explicó: “Como mencioné anteriormente, no hay muchos lugares acá en La Plata: se practica en el Español y en el Rossi, donde trabajó conjuntamente con la patóloga Cosi, con quien trabajamos en privado en la clínica”.
“Esta técnica es diferente a la cirugía convencional del tratamiento del cáncer de piel porque el paciente sale curado: entra al quirófano y sale sabiendo que está curado y reconstruido. Para el cirujano plástico no es lo mismo reconstruir una zona que se reseca y se reconstruye en el momento, que resecar el paciente, sacar el tumor, que el paciente se vaya y si vuelve y hay que volver a operarlo, ya está todo. Hay una fibrosis, toda una cicatrización que si tenemos que ir a volver a operar ahí, los tejidos no son los mismos y es mucho más difícil hacer una reconstrucción plástica sobre ese terreno”, explicó Romero Gauna.
En esta línea ejemplificó: “Entonces, ahorrar tejido, sobre todo cuando se trata de tumores en la cara, no es lo mismo sacarle dos centímetros del párpado que sacarle cinco milímetros. De esta manera nos asegurarnos que con esos cinco milímetros está curado, la reconstrucción y la función de ese párpado va a tener una función normal después de la reconstrucción”. Y distinguió: “Si tenemos que sacar todo el párpado, la reconstrucción tiene que ser mucho mayor para poder mantener la función del párpado. Entonces, todos estos son beneficios que aporta la cirugía de MOHS”.
“Al analizar el 100% de los márgenes vos podés determinar si hay persistencia del tumor y el paciente vuelve a entrar a la sala de operaciones y solo sacamos dónde está positivo, no todo alrededor del defecto por las dudas. O sea, tiene la posibilidad de seguir la invasión tumoral, lo que la gente conoce como raíz, ya sea en superficie o en profundidad, y preserva el tejido sano, algo muy significativo en ciertas áreas”, remarcó Galimberti.
Tanto Romero Gauna como Galimberti aseguraron que es la técnica que mayor tasa de curación tiene para el tratamiento de cáncer de piel, cercana al 99%.
“Con la resección convencional, la tasa de curación también es alta, pero es de un 92%, 93% y tiene la salvedad de que el paciente tiene que esperar un mes al informe del patólogo que está todo resecado”, comparó Romero Gauna.
En este punto, el doctor Luis Daniel Mazzuoccolo, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Italiano, añadió en diálogo con LA NACION: “Es un procedimiento que a diferencia de las otras técnicas estudia todos los márgenes y la profundidad del tumor en el momento con el fin de evitar dejar restos tumorales en el paciente. El objetivo final es evitar sacar tejido sano excesivo ya que eso dificulta el cierre de la herida, la funcionalidad y la estética de la zona afectada”.
Sobre la poca cantidad de ofertas que hay para realizarse la técnica, especificó: “Hay pocos lugares porque requiere un equipo interdisciplinario con patólogos, cirujanos dermatológicos, de cabeza y cuello, o reconstructivos, personal entrenado en el procesamiento de las muestras y equipamiento específico”. Y agregó: “En el Hospital Italiano se han realizado alrededor de 22.500 cirugías de Mohs hasta el momento”.
Sin embargo, Galimberti aseguró que cada vez hay más centros de cirugía micrográfica de MOHS debido a que “el aumento en la incidencia del cáncer de piel en nuestra población es elevado” y remarcó que hace unos años se hacía en un solo lugar.
Y sobre el costo de la cirugía indicó: “El valor de la cirugía es un valor que incluye todo lo que es el procedimiento quirúrgico, incluye todo el manejo del laboratorio, tenés que calcular que son cinco personas porque hay una instrumentadora, un técnico, dos cirujanos y un patólogo, así que no es más caro que el procedimiento convencional porque además al tener menos recidivas el costo final cuando uno suma todo esto, esto está estudiado ya en Estados Unidos y valorado también, el costo final es menor. Hoy el valor de la cirugía varía muchísimo según el lugar y hay convenios con muchas obras sociales para poder realizar esto”.
Otros tratamientos
“La cirugía convencional con márgenes clínicos de seguridad es adecuada para los tumores primarios localizados en el tronco, por ejemplo. También existe la cirugía con control de márgenes intraoperatorios, pero que no controla el 100% de los márgenes a diferencia de la cirugía de MOHS.
Además, hay procedimientos no quirúrgicos que son adecuados para determinados estadios de la enfermedad y determinados pacientes”, indicó Mazzuoccolo.
Por último, Galimberti recordó: “Todos los pacientes que tienen antecedentes de cáncer de piel tienen más chance de desarrollar otro carcinoma basocelular. Por ese motivo, lo importante es que se controlen con el dermatólogo una vez por año y en ocasiones según el tumor, eso puede ser un poquito más acotado según el tipo de tumor que el paciente tenga”.