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Se espera que este verano en la Argentina sea el mejor de los últimos diez años en cuanto a movimiento de turismo. La libertad de poder viajar sin trabas sanitarias por el país, más allá de algunas exigencias de cada provincia, determina que destinos emergentes sean deseados por su tranquilidad y contacto con la naturaleza, alejados de las multitudes.
Existe una costa marítima bonaerense desconocida y agreste que espera ser descubierta. Playas extensas, bahías dilatadas, rincones solitarios donde pocos habitantes conviven en forma íntima con el mar Argentino. En sintonía con esta calma, se presentan hospedajes y servicios que permiten disfrutar de otra costa atlántica, que se escapa de las aglomeraciones.
La inflación y el propio deseo de tener un lugar dentro de estas playas apartadas, ya empuja a reservar en estos días. El plan es perfecto: salir de la ciudad para descansar algunos días en playas solitarias, donde el consumo se reduce a la mínima expresión y la clave está en el disfrute del aire puro, el cielo, el mar calmo, y la naturaleza.
Acá, cinco playas bonaerenses solitarias para descubrir este verano.
Arenas Verdes
Con un muy buen acceso desde la ruta 88, antes de llegar a Necochea, este pequeño poblado marítimo en el partido de Lobería es un oasis donde viven apenas 20 habitantes estables. Se ha convertido en una playa de culto para los amantes del mar y las olas. “Es un lugar tranquilo inmerso en la naturaleza misma”, afirma Augusta Lahore, directora de turismo.
Los médanos incluyen un bosque que fue declarado Paisaje Protegido de Interés Provincial. “Surf, kite, caminatas en la playa y en los bosque, rural bike, avistaje de aves”, son algunas de las actividades que enumera Lahore.
La playa es extensa, el agua no es fría. Sobre la línea de costa existen paradores. Cerveza, rabas y música suave, las propuestas. Su gastronomía es otro de las grandes atractivos: Arenas Verdes fue loteado en 1953, pero se hizo conocido por las empandás de una pionera que montó un almacén de ramos generales que derivó en La Fonda de Guillermina. El restaurante trabaja con reserva completa. Su creadora, una cocinera venerable de más de 80 años, recibe aún a los comensales con una carta que se ha ampliadp. Pescados y cordero sus dos grandes hitos.
La aldea marítima tiene hospedajes, cabañas frente al mar o camping en el bosque. “Tenemos muy buenas expectativas para el verano”, afirma Lahore.
- Distancia desde CABA: 528 Kilómetros.
Balneario San Cayetano
“Naturalmente frente al mar”, es el eslogan que usan los lugareños para describir la principal característica de este pequeño pueblo de 50 habitantes estables en un entorno idílico de 28 kilómetros de costa virgen. “No tenemos edificaciones que estorben la vista al mar”, enfatiza Lucía Camejo, coordinadora del área de turismo.
“Es una playa muy amplia y natural, donde se forman pequeñas bahías, afloramientos rocosos y muchos médanos”, agrega. La dinámica es familiar. “El turista puede ir a relajarse, los principales ruidos son el canto de los pájaros y no los motores ni las bocinas”, destaca Camejo.
Se privilegia el silencio y la propia contemplación del mar, principal protagonista. El pueblo nació en 1969 y la primera temporada se inauguró en 1970. Está a 75 kilómetros de la ciudad cabecera, dentro del partido de San Cayetano. Es una joya aún por descubrir. Hay servicios, proveedurías, restaurantes, cabañas y campings. Tiene sala de primeros auxilios, guardavidas y policía. “Es un lugar muy seguro”, afirma Camejo.
Se pueden realizar deportes náuticos, pesca deportiva y visitar barcos encallados y hundidos. En el ingreso al balneario, una laguna anticipa la frescura. Se prestan kayaks y bicicletas para pasear. Canchas de voley y básquet completan la oferta deportiva. “Para la temporada 2022, tendremos un gimnasio a cielo abierto”, asegura Camejo.
La tranquilidad gobierna las horas. “Los niños pueden estar solos, hacer los mandados”, agrega. La playa, muy extensa, permite observar el amanecer y el atardecer, en una postal inolvidable sin contaminación visual de ningún tipo. “Son destinos amigables, no hay ruidos excesivos ni largas colas para llegar a la playa, San Cayetano es un lugar ideal para alcanzar un estado de paz”, afirma Jorge Dip, vecino y periodista del distrito.
- Distancia desde CABA 600 kilómetros
Marisol
Un visitante mundialmente famoso hizo conocida esta playa: Diego Maradona. Después del recordado episodio de 1994 cuando disparó contra periodistas, el astro eligió esta apartada y solitaria costa en el partido de Coronel Dorrego para resguardarse con su familia. Aún hoy, los vecinos recuerdan los días en los que el Diez caminaba por el pequeño pueblo, compartía asados y participaba de reuniones de entrecasa.
Entre sus atractivos se destaca un número imbatible: 50 kilómetros de costa agreste y perfecta, territorio inexplorado. Un cordón de médanos protege bosques de álamos, pinos, tamariscos y eucaliptus. La playa, espaciosa, tiene una suave pendiente, lo que permite disfrutar del mar sin límites. Durante el año, viven 250 habitantes que tienen sus casas entre la arboleda. Una mejor vida es difícil imaginar. “Eligen a Marisol por la amplitud de sus playas, la tranquilidad, seguridad y sobre todo por la naturaleza que ofrece el lugar”, afirma Luciana Álvarez, responsable de turismo.
Los médanos vivos y fijos, y la poca intervención humana logran una perfecta conservación que atrae a flora y fauna nativas que eligen este rincón solitario para anidar. El río Quequén Salado deposita sus aguas en el balneario, y produce una mezcla de aguas que es un edén para los pescadores. Un mirador panorámico permite ver el río y el mar juntos. Hay servicios, proveedurías, camping y hospedajes. Uno llama la atención: tres inmensos toneles franceses que contuvieron rhum se acondicionaron para ser alojamiento. Únicos en la provincia. “Varios operadores tienen reservas para las fiestas de fin de año y gran parte del mes de enero”, advierte Álvarez.
- Distancia desde CABA 580 kilómetros
La Chiquita
“La gente quiere descubrir estos lugares escondidos”, afirma Marcos Kunich, director de turismo. Con apenas cuatro habitantes estables durante todo el año, es considerada la playa más solitaria de la provincia. Su belleza es única, y su ubicación, en el partido de Villarino, se ha comunicado de boca en boca hasta transformarse en el tesoro mejor guardado del sur bonaerense. “Tenemos un frente de costa de 20 kilómetros de playa vírgenes”, sugiere Kunich.
La fortaleza se apoya en formar parte de la creación de un pueblo marítimo. En los últimos tiempos, durante el verano se suman nuevos vecinos que elevan la población a 50 personas. “Es un lugar clave, en las puertas de la Patagonia”, confirma Kunich.
El estuario del Río Colorodo está a 30 kilómetros al sur. Hacia la medianoche, se corta la luz y entonces las estrellas iluminan este rincón encantado. Los hospedajes y vecinos eligen energías renovables. El camping tiene señal de internet libre, provisto por el Arsat, fogones y todos los servicios. “Caminar por la playa bajo la luz de la luna o las estrellas es una experiencia inolvidable”, argumenta Kunich.
A lo lejos, el Faro Rincón ilumina esta costa y a los solitarios marinos del fin del mundo. Hay proveedurías y guías de pesca que salen al mar a buscar corvinas, meros, gatusos y pescadilla. “Nos eligen la familia y los aventureros”, dice Kunich. La playa está a 70 kilómetros de la ruta nacional 3, por camino de ripio en buen estado. “Es un paraíso natural”, concluye.
- Distancia desde CABA 800 kilómetros
Los Pocitos
Lo llaman el caribe bonaerense. Una bahía pequeña en el partido de Patagones contiene un puñado de casas donde viven 70 habitantes alejados del mundo, en la más idílica soledad. La postal impresiona: arena calcárea blanca y el mar con una tonalidad esmeralda: el efecto se produce porque es el único pueblo ostrero del país, los bivalvos que crecen en calma y abundancia filtran el agua de mar produciendo este color surreal. “Hay que atreverse a contar tanta belleza”, afirma Sonia Ilgner, vecina y artista plástica.
Material para sus obras, le sobra. “Nuestra playa es uno de los humedales más fascinante de la costa bonaerense con una temperatura de sus aguas únicas”, dice Ilgner. Entre 20 y 24 grados.
Se trata de un mar cristalino. La dieta se basa en las ostras, que se pueden cosechar a mano. “Es un lugar agreste”, anticipa. Es una buena señal. La playa y la geografía están dentro de la Patagonia bonaerense. “Hay gente bella dispuesta siempre a dar una mano”, afirma Ilgner.
Tiene hospedajes, un camping frente al mar y un comedor donde se pueden saborear las ostras y los pescados que llegan frescos todos los días. “También, pulpitos”, sugiere Ilgner.
El caserío está frente al mar, el contacto es directo. El sol nace sobre este horizonte de pampa líquida. La señal telefónica es nula, pero algunas casas tiene internet. “Estamos alejados del mundo”, sentencia esta artista que eligió esta reposada bahía para disfrutar la vida. Hay proveeduría y, un par de veces a la semana, llegan verduras y frutas del alto valle rionegrino. Se accede por camino de tierra. “Los Pocitos es volver a las raíces, para entenderlo, hay que vivirlo”, culmina Ilgner.
- Distancia desde CABA 890 Kilómetros
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