Cinco mitos del Titanic difundidos por el cine
Es la trágica historia de la que todo el mundo conoce el final -el Titanic se hunde; sus últimas horas se han convertido en material para crear un mito, alimentado por las distintas versiones de las películas sobre la historia
Hace cien años, el Titanic chocó contra un iceberg a toda velocidad. Dos horas y medio más tarde, se hundió hasta el fondo del Atlántico. Murieron más de 1500 hombres, mujeres y niños.
Como señala la periodista de la BBC Rosie Waites esto ha inspirado una serie de películas, documentales y teorías conspiratorias.
La reedición de la cinta de James Cameron de 1997 en 3D nos recuerda que lo que mucha gente sabe de los acontecimientos de 14 de abril 1912 no proviene de un hecho histórico, sino de la pantalla grande.
"Insumergible"
En la cinta Titanic de Cameron, la madre de la protagonista mira hacia el barco desde el muelle de Southampton y señala: "Así que este es el barco que dicen que es imposible de hundir".
Pero este es quizás el más grande mito que rodea al Titanic, dice Richard Howells, del Kings College de Londres.
"No es cierto que todo el mundo pensaba eso. Es un mito retrospectivo y genera una mejor historia".
Contrario a la interpretación popular, la empresa White Star Line nunca hizo una declaración contundente de que el Titanic fuera insumergible, y en realidad nadie habló de la insumergibilidad del barco hasta después del evento, sostiene Howells.
Aunque el hundimiento apareció mucho en los noticieros del cine mudo de la época, había muy poco material de archivo de la propia nave.
Esto porque el Titanic no fue una gran noticia antes de hundirse. Su buque gemelo, el Olympic le robó protagonismo en su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York en 1911. Tenía el mismo capitán que el Titanic, recorrió el mismo camino, tenían las mismas instalaciones de seguridad y el mismo número de botes salvavidas, o los mismos faltantes.
"La historia se convirtió en mito en cuestión de horas y, obviamente, a días del hundimiento", aegura Richard Howells.
La última canción de la banda
Una de las más bellas imágenes que ofrecen en muchas de las películas sobre el Titanic es de la banda tocando mientras el barco se hunde.
La leyenda dice que los músicos permanecieron en cubierta, en un intento de mantener en alto la moral de los pasajeros y la última melodía fue el himno "Más cerca, mi Dios, a ti". Ninguno de ellos sobrevivió y se convirtieron en héroes.
Simon McCallum dice que los testimonios relatan que la banda tocó en la cubierta, pero hay un debate acerca de cuál fue la canción final.
"El pasajero que recordó que ese himno en particular fue lo suficientemente afortunado para salir mucho tiempo antes de que el barco se hundiera. En realidad nunca sabremos si los siete músicos murieron pero es una licencia poética", dice McCallum.
Paul Louden-Brown, de la Sociedad Histórica del Titanic y que trabajó como consultor en la película de James Cameron, dice que la escena de los músicos en la película de 1958 "A Night To Remember" era tan maravillosa que Cameron decidió repetirla en su película.
La muerte del capitán Smith
Poco se sabe sobre las últimas horas del capitán Smith, pero se lo recuerda como el héroe, a pesar de aparentemente no haber atendido las advertencias de hielo y no frenar la nave cuando se le informó que había hielo directamente en su camino.
"Él sabía cuántos pasajeros había en el barco y el número de espacios en los botes salvavidas y permitió que salieran parcialmente llenos", dice Louden-Brown, a quien no le gustan las representaciones excesivamente benévolas del capitán en el celuloide.
Se dice que el primer bote salvavidas que se alejó del Titanic, con una capacidad de 65 personas, contenía tan sólo 27 personas. Muchos de los botes salvavidas se fueron medio vacíos y no regresaron a recoger a los supervivientes.
"Smith es el responsable último de todas las fallas de la estructura de mando a bordo, nadie más puede tener la culpa", añade Louden-Brown.
El capitán Smith no emitió una orden general de "abandonar el barco" - lo que significa que muchos pasajeros no se dieron cuenta de que el Titanic estaba en peligro inminente. No había ningún plan para una evacuación ordenada, ni se hicieron simulacros de emergencia con antelación.
John Graves está de acuerdo en que en esa fatídica noche "Smith parece haberse desvanecido en el éter". Él piensa que el capitán puede haberse traumatizado cuando se dio cuenta que no había botes salvavidas suficientes.
El empresario malvado
Las historias que rodean a J. Bruce Ismay, el presidente de la compañía que construyó el Titanic, son muchas pero casi todos se centran en las denuncias acerca de su supuesta cobardía al escapar del barco que se hunde, mientras que los demás pasajeros, especialmente mujeres y niños, fueron abandonados a su suerte.
Todos los guiones, incluida la nueva serie de televisión escrita por Julian Fellowes, retratan a Ismay como un cobarde que intimidó al capitán para que condujera más rápido el barco y después salvó su propio pellejo al saltar al primer lugar disponible en un bote salvavidas.
"Cada cineasta ha encontrado que la traición es demasiado deliciosa para no incorporarla en su película", dice Paul Louden-Brown.
"Si nos remontamos a dónde comenzó todo, se remonta a William Randolp Hearst, el magnate de los diarios en EE.UU.. Él e Ismay habían roto relaciones cuando Ismay no cooperó con la prensa en relación a un accidente en un barco de la White Star Line".
Ismay fue casi universalmente condenado en EE.UU. y Hearst orquestó una campaña contra él tildándolo de "Ismay El Bruto". Publicaron listas de todos aquellos que murieron y en la columna de los sobrevivientes se leía un sólo nombre -Ismay.
Algunos sobrevivientes dijeron que subió al primer bote salvavidas, otros que pidió a su propia tripulación que se lo llevaran y el barbero del barco dijo que Ismay fue puesto en un bote por el Oficial Jefe.
Sin embargo, Lord Mersey, que dirigió el Informe de Investigación Británica de 1912 sobre el hundimiento, llegó a la conclusión de que Ismay había ayudado a muchos otros pasajeros antes de encontrar un lugar para sí mismo en el último bote salvavidas que salió del lado de estribor.
"Si no hubiera saltado en él simplemente se hubiera añadido una vida más al número de las que se perdieron", dijo.
Louden-Brown cree que retratar a Ismay como el villano es injusto y planteó la cuestión cuando trabajaba como asesor de Cameron.
"Una cosa que me dijeron fue 'esto es lo que el público espera ver'", dijo.
Ismay nunca superó la vergüenza de saltar a un bote salvavidas y se retiró de la White Star Line en 1913.
Frances Wilson, autor de Cómo sobrevivir al Titanic: El hundimiento del J Bruce Ismay, dice que siente simpatía por él y lo ve como "un hombre común atrapado en circunstancias extraordinarias".
"Su comportamiento confuso y desconcertante en el Titanic se debió a la confusión en torno a su condición - ¿era un pasajero normal, como afirmaba, o como las investigaciones sugieren un "súper capitán"?. Las personas a bordo actúan de acuerdo con su rango e Ismay no tenía ni idea de cual era el suyo".
Los pasajeros de tercera
Una de las escenas más emotivas de la película Titanic de Cameron retrata a los pasajeros de tercera clase retenidos bajo cubierta contra su voluntad, sin que se les permitiese llegar a los botes salvavidas. Richard Howells argumenta que no existe ninguna evidencia histórica para apoyar esto.
Existían rejas que separaban a los pasajeros de tercera clase de los demás pasajeros. Pero esto no era en previsión de un naufragio, sino en el cumplimiento con las leyes de inmigración de Estados Unidos y la temida propagación de enfermedades infecciosas.
Los pasajeros de tercera clase incluían armenios, chinos, holandeses, italianos, rusos, escandinavos, sirios y británicos -todos en busca de una nueva vida en Estados Unidos.
"En virtud de la legislación vigente de inmigración estadounidense, los inmigrantes tenían que ser mantenidos por separado de manera que antes de que el Titanic atracara en Manhattan, se hubiera detenido en la isla de Ellis en donde los inmigrantes fueran sometidos a controles sanitarios y al proceso de inmigración", dice Howell.
Cada clase tenía acceso a su propia cubierta y a botes salvavidas asignados aunque un factor crucial es que en la sección misma de tercera clase del barco no fueron almacenados botes salvavidas.
Los pasajeros de tercera clase tenía que encontrar su camino a través de un laberinto de pasillos y escaleras para llegar a la cubierta del barco. Los pasajeros de primera y segunda clase tenían más probabilidades de llegar a los botes salvavidas en la cubierta del barco.
El informe reveló que el Titanic estaba en conformidad con la ley de inmigración estadounidense en vigor en el momento y que las acusaciones de que los pasajeros de tercera clase fueron encerrados bajo cubierta eran falsas.
Lord Mersey señaló que muchos pasajeros de tercera clase estaban "reacios" a abandonar el barco y "desprenderse de su equipaje" y tuvieron dificultades para llegar a los botes salvavidas.
Ninguna de las pruebas presentadas señaló alguna mala intención de obstruir a los pasajeros de tercera clase -sino más bien un descuido provocado por la obediencia ciega a las normas, aunque los resultados siguen siendo fatales.
Cuando los botes salvavidas finalmente se bajaron, los oficiales dieron la orden de que "las mujeres y los niños" debían ir primero. Se registró que 115 hombres de primera clase y 147 de segunda dieron un paso atrás para hacer espacio y como resultado murieron.
Ningún pasajero de tercera clase ofreció testimonio en la investigación británica, pero estuvieron representados por un abogado, WD Harbinson, que llegó a la conclusión de que: "No se dió ninguna evidencia en el curso de este caso para fundamentar una acusación de que se realizara algún intento para contener a los pasajeros de tercera clase".
Sin embargo, la clase hizo una diferencia menos de un tercio de los pasajeros de tercera clase sobrevivieron, aunque las mujeres y los niños sobrevivieron en mayor número en todas las clases, ya que se les dio prioridad en los botes salvavidas.
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