Mahatma Gandhi, Voltaire, Edmund Burke, George Washington, y María Antonieta son recordados por algunas frases que en verdad no son suyas
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Meter de forma casual una cita de una persona famosa en medio de una conversación suele ser una forma rápida de impresionar a nuestro interlocutor y comunicarle aquello que estamos pensando.
¿Pero estás seguro de que la cita que estás repitiendo es correcta?
Estas, por ejemplo, son cinco frases populares de figuras históricas que son incorrectas o incluso ¡nunca dijeron!
“Sé el cambio que quieres ver en el mundo” - Mahatma Gandhi
Mahatma Gandhi, líder del movimiento independentista en contra del gobierno británico en India, es la fuente de muchas líneas que se citan con frecuencia.
Entre ellas esta, que pone el énfasis en la responsabilidad personal como punto de partida para el cambio global.
El problema es que no hay ningún registro de él diciendo esto o escribiéndolo.
Lo más parecido que dijo a esto fue publicado en 1913 en el periódico Indian Opinion (fundado por él): “Sólo reflejamos el mundo. Todas las tendencias presentes en el mundo exterior se encuentran en el mundo de nuestro cuerpo. Si pudiéramos cambiarnos a nosotros mismos, las tendencias en el mundo también cambiarían”.
“Desapruebo lo que dices pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo” - Voltaire
Esta cita, supuestamente del escritor y filósofo francés Voltaire, es utilizada a menudo por los defensores de la libertad de expresión.
En pocas palabras, dice que si crees firmemente en el derecho de las personas a expresar lo que piensan, lo defenderás incluso cuando digan algo que realmente no quieres escuchar o que encuentres ofensivo.
Voltaire, quien vivió entre 1694 y 1778, ciertamente creía en la libertad de expresión.
Gran parte de sus textos atacaban los intentos de la Iglesia Católica de restringir la libertad de las personas en ese momento. Pero es casi seguro que nunca expresó sus puntos de vista en su comentario más ‘citado’.
La cita se originó en una biografía de Evelyn Beatrice Hall publicada en 1906, más de un siglo después de la muerte de Voltaire.
En ella, la autora intenta resumir los pensamientos de Voltaire sobre la libertad de expresión y escribió esa frase para transmitir la idea.
“Para que el mal triunfe solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada” - Edmund Burke
Edmund Burke fue un filósofo, estadista y escritor irlandés del siglo XVIII y diputado del Partido Whig durante más de 20 años. Entre sus frases más citadas se encuentra esta.
Suena impresionante, pero hay quienes argumentan que su significado es dudoso.
Como le djio a la agencia Reuters David Bromwich, autor de “La vida intelectual de Edmund Burke”, “Lo que llama la atención de este dicho... es el poco sentido que tiene: el silencio de los hombres buenos no es lo único necesario para el triunfo del mal. Las personas que promueven el mal... deben ser fuertes y decididas; y los tibios deben ser acobardados hasta la sumisión o estar dispuestos a sumarse”.
Lo que sí dijo Burke, en 1770, fue: “Cuando los hombres malos se juntan, los buenos deben asociarse; de lo contrario, caerán, uno por uno, un sacrificio implacable en una lucha despreciable”.
La cita parece haber sido distorsionada poco después, e incluso el presidente estadounidense John F. Kennedy hizo referencia a ella en un famoso discurso en 1961.
“No puedo decir una mentira. Yo corté el árbol de cerezas” - George Washington
Entre sus seguidores, George Washington (el primer presidente de Estados Unidos) era famoso por su honestidad.
Esto se ilustra con frecuencia con una historia en la que Washington, de 6 años, cortó el preciado cerezo de su padre, pero, cuando se descubrió su vandalismo, el niño inmediatamente admitió haberlo hecho.
Es una historia querida y contada en muchas ocasiones, que se convirtió en un símbolo de las virtudes de Washington.
Apareció por primera vez en el relato del biógrafo Mason Locke Weems sobre la vida de Washington, que se publicó un año después de la muerte de Washington en 1799.
Pero, curiosamente, la historia ni siquiera se incluyó en el libro de Weems hasta la quinta edición en 1806.
Sin otra evidencia antes de eso, algunos argumentan que la historia podría haber sido completamente inventada.
“¡Que coman pastel!” - María Antonieta
Se dice que cuando María Antonieta, reina de Francia durante el período que llevó a la Revolución Francesa (1789), fue informada de que sus súbditos ya no tenían pan para comer, dijo “¡Que coman pasteles!”.
La frase tiene la intención de mostrar cuán desconectada estaba de la realidad de los franceses pobres, o que simplemente no le importaban.
La historia parece haber surgido en los escritos del filósofo de la Ilustración Jean-Jacques Rousseau alrededor de 1767, pero él solo la atribuye a “una gran princesa”.
Pero dado que María Antonieta era una niña en ese momento, es poco probable que fuera la princesa a la que se refería.
Además, historias similares sobre diferentes aristócratas indiferentes habían estado dando vueltas durante años.
Se conectó específicamente con María Antonieta por primera vez en un panfleto del escritor Jean-Baptiste Alphonse Karr publicado 50 años después de su muerte, e incluso entonces eso significaba que el rumor de que ella lo decía no era cierto.
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