Cierre de escuelas: las estadísticas que refutan la decisión del Presidente
Según el Ministerio de Educación de la Nación, solo el 0,12% de los estudiantes resultaron casos positivos
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Cuando la semana pasada el Presidente anunció la suspensión de las clases presenciales en el AMBA desde el 19 hasta el 30 de abril para frenar la suba de contagios de Covid-19, no mostró números que avalaran esa medida. Tal vez porque ningún índice justificaría la costosa decisión, según los especialistas que siguen las cifras.
Las estadísticas oficiales reflejan que la incidencia de la presencialidad en los contagios de Covid-19 es baja. Según el Ministerio de Educación de la Nación, hasta el 5 de abril, solo el 0,12% de los estudiantes matriculados en 2021 contrajo coronavirus, mientras que el 0,79% del personal docente y no docente dio positivo. Los datos surgen del sistema de monitoreo de Covid-19 en las escuelas, donde se analizaron 5926 establecimientos educativos, a los que asisten un total de 1.429.190 estudiantes matriculados y 214.850 docentes y no docentes.
La medida tomó por sorpresa a los ciudadanos y a varios funcionarios del gabinete nacional. El mismo Fernández admitió que la decisión generó opiniones divididas en su equipo. Reconoció también que no había dialogado con Horacio Rodríguez Larreta sobre el tema, que ayer dio luz verde a la presencialidad en la ciudad de Buenos Aires luego de un fallo favorable en la Justicia porteña.
Con la polémica ya instalada, el mandatario enumeró algunas de las razones que lo llevaron a tomar la determinación. “Los chicos se intercambian los barbijos y las madres se agolpan en las puertas de los colegios”, buscó justificar.
Diferencias en el Gobierno
Pocas horas antes del inesperado anuncio, Nicolas Trotta había defendido la presencialidad en las aulas. “No podemos comenzar las restricciones cerrando las escuelas. Si tiene que haber una disminución de la presencialidad para restringir la circulación de personas, no debería implicar la suspensión absoluta de las clases en las aulas como primera medida”, había planteado el funcionario.
Por la mañana, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, tampoco parecía alineada a la idea presidencial. “Solo salgamos a trabajar, a realizar actividades indispensables, y a llevar a los chicos a la escuela”, pedía a la ciudadanía.
Escuelas porteñas
Las cifras de la Ciudad coinciden con las nacionales: entre el 17 de marzo y el 12 de abril, los casos acumulados de Covid-19 configuraron el 0,71% del total de asistentes a las instituciones educativas. Y las burbujas aisladas representaron el 2,1% de las totales.
Qué dicen los expertos
En respuesta a la decisión presidencial, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un comunicado junto con Unicef en el que aseguró que la escuela es un lugar seguro. Los especialistas pidieron a las autoridades que la suspensión de clases presenciales se realice “durante el menor tiempo y lo más sectorizado posible”. En enero, Unicef Argentina ya había recomendado que “las escuelas sean lo último en cerrar y lo primero en abrir”.
Días atrás, especialistas convocados por los ministerios de Salud y de Educación de la Nación reafirmaron que las escuelas no son focos de contagios e insistieron con el cumplimiento de los protocolos en el ámbito educativo. “Fuimos testigos de lo mal que la pasaron los chicos en 2020 con epidemias ocultas de problemas con impacto en la salud mental, emocional y física”, había expresado Omar Tabacco, presidente de la SAP.
Su diagnóstico fue contundente: “La escuela genera salud además de educación para los chicos. El virus no sale de la escuela, sino que entra. Pueden aumentar los casos en las escuelas si aumentan en la comunidad”.
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