Cientos de fans de One Direction acampan en espera de sus shows
Este fin de semana se presentará la banda pop inglesa, con miles de seguidoras en el país; quienes verán el recital desde el campo de juego quieren asegurarse la mejor ubicación
El estadio de Vélez Sarsfield, en Liniers, amaneció ayer sitiado por lo que parecía, desde lejos, un campamento gitano. A lo largo del día, unas doscientas carpas de tipo iglú fueron brotando como hongos sobre la vereda, hasta cubrir unas quince cuadras alrededor del club. Dentro de las carpas se refugiaban cientos de chicas adolescentes que esperan, en la mayoría de los casos acompañadas por sus padres, para asistir al show de la banda de pop inglés One Direction, quienes tocarán mañana y pasado para el público argentino.
"Llegamos hoy [por el jueves] a las 11 de la mañana, y nos instalamos acá hasta el recital, que es el sábado. Tenemos entradas para el campo y queremos estar lo más adelante posible, no nos importa lo que haya que esperar" explicó a LA NACION Geraldine, de 13 años.
"Vine a acompañarla y asegurarme de que está bien. Se moría de ganas de venir, y a mí me pone feliz verla contenta, así que no me molesta", señaló su madre, Andrea, quien también tendrá que pasar dos días y medio en la vereda haciendo fila.
La estrategia y el éxito del acampe dependen en gran medida de hacerse amigo de las personas en las carpas vecinas. De esta manera, mientras unos guardan el lugar, otros pueden volver a sus casas un rato a bañarse y dormir unas horas. "Nos conocimos acá y arreglamos para ir turnándonos para ir y venir, y que las chicas no pierdan su lugar y nunca estén acá solas. Nos ayudamos entre todos y así se hace un poco más fácil. Por suerte, todos parecen tener muy buena onda", explicó Silvia Cuesta, quien se había instalado por la mañana de ayer, junto con sus hijas Julia y Martina, de 15 años.
Pero aun con el sistema de postas bien organizado, la espera por delante es larga y tres días de vida nómade tiene sus desafíos. En el campamento, los chicos y los adultos juegan al truco y toman mate mientras sacan sándwiches y galletitas de sus heladeras portátiles. Muchos llevaron reposeras, bancos y lonas para sentarse, y unos diez chicos aprovecharon el vallado perimetral para armar una chanchita y jugar un partido de vóley sobre la calle.
Sobre Juan B. Justo había un grupo de diez chicas que se acababan de conocer allí en la fila, sentadas en un círculo de reposeras charlando animadamente. "Yo vine desde Córdoba, y tengo entradas para los dos días -explicó Micaela, de 17-. El sábado cuando entre, otras amigas que vinieron me van a guardar el lugar para el domingo, así que tengo todo planeado. Hace un año que tengo las entradas. ¡Y hace 365 días que estoy en cuenta regresiva!"
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