Científicos en pugna: del laboratorio al debate político
Las críticas de Paenza abrieron una polémica entre los investigadores
Algo cambió en la comunidad científica: nunca antes la discusión sobre la ciencia local estuvo tan en el candelero, aunque el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao , y el presidente del Conicet, Alejandro Ceccatto, se esmeren en asegurar que todo sigue igual.
El 27 de abril, un grupo de diez investigadores le entregaron a Barañao un petitorio firmado por 3422 integrantes del sistema científico en el que detallaban una serie de puntos que estimaban "preocupantes". Semanas más tarde, en el programa inaugural del ciclo de Adrián Paenza en la TV Pública, el periodista y divulgador de temas científicos expresó su disconformidad con el rumbo de la gestión del presidente Macri y subrayó que no estaba de acuerdo con la presencia del ex ministro kirchnerista en el nuevo gabinete: la describió como una "traición". De allí en más, se desató una tormenta de cruces profusamente repetidos por los medios de comunicación, que expusieron la inquietud de esa parte del sistema científico. Tradicional cultor del perfil bajo, en los últimos días Barañao fue entrevistado en programas radiales y televisivos.
En 48 horas, hasta estuvo en Intratables, de AméricaTV , y comió locro en A dos voces, de TN.
Diferentes posturas ideológicas se pusieron sobre el tapete. De un lado advierten que los sueldos de los becarios son irrisorios, que puede estar en peligro el ritmo de crecimiento en ciencia y tecnología, temen que se avecinen recortes en el Conicet y que los cambios en el contexto económico den origen a una nueva fuga de cerebros, entre otras inquietudes.
Del otro, lo niegan. Destacan que hasta ahora no hay nada que indique que eso vaya a suceder, que no hubo despidos en el área del Ministerio de Ciencia, que se cumplió con los ingresos a carrera aprobados el año último, que se abonaron los compromisos contraídos por la anterior gestión y que esperan que los inconvenientes derivados de los aumentos de tarifas, los retrasos en los sueldos y la devaluación de los subsidios se subsanen cuanto antes. Es más: ven un panorama alentador.
Ante la observación de que "antes se quejaban en privado y ahora lo hacen en público", la doctora Raquel Chan, laureada directora del Conicet Santa Fe, destaca que "es cierto que [con el anterior gobierno] no estaba todo resuelto y que una línea de subsidios estaba atrasada. Pero también que en los últimos tres años y medio en Rosario construimos cinco edificios. Fue un avance tan grande la creación del ministerio, agregar miles de metros cuadrados, que por ahí la gente no se quejaba del sueldo porque le daba vergüenza".
Ante la crispación que se apoderó de los protagonistas, Roberto Salvarezza, presidente saliente del Conicet y director del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas (Inifta), además de premio Konex de Platino, y premio Bunge y Born, desmiente que busquen la renuncia del ministro. "Nadie está atacando a Barañao ni a Ceccatto -dice-. Les estamos pidiendo que aclaren cómo sigue todo."
Entre los aspectos que más inquietan figuran la actualización de los montos vigentes para proyectos en el rubro insumos y bienes de capital, la compensación de la diferencia originada por la devaluación en los recursos para la adquisición de equipamiento, que se cumpla con el Plan Federal de Infraestructura y de obras menores, aumentar las partidas presupuestarias y mantener el crecimiento del personal de investigación del Conicet, entre otros.
"Percibimos dificultades crecientes y nuestra expectativa es que las autoridades actúen para corregirlas -afirma Salvarezza-. Por ejemplo, solicitamos que se actualicen los subsidios al menos un 50% y no el 17% que prometió el ministerio. Se cumplió con la jerarquización, que está muy bien, pero no hubo un aumento presupuestario. Yo tengo presupuesto en el instituto hasta agosto."
Preocupación por el futuro
Para Pedro Bekinschtein, joven investigador que ganó un subsidio PIP (para proyectos de investigación) en 2014 y todavía no cobró, "ni todo era tan maravilloso como plantea Adrián Paenza ni tampoco está todo bien como afirman el ministro y el presidente del Conicet". Bekinschtein recuerda que informalmente se informó que no habrá gran crecimiento del plantel científico. "Esto implica menos becas y menos cargos de investigador -explica-: los científicos más jóvenes no van a conseguir becarios para producir tesis doctorales, con la consecuencia de que disminuirá la producción científica. Esto favorece a los grupos más establecidos e históricos, que suelen ser los menos innovadores", dice.
Para Chan, si no se ajustan los sueldos de los becarios (que ganan entre 11.000 y 13.000 pesos, y recibirán un aumento de apenas el 7% en junio) se corre el riesgo de no encontrar postulantes para las becas de doctorado.
Un científico que pide reserva de su nombre considera que "pasó poco tiempo para decir que fue todo para atrás. Doy fe de que nunca se les dejó de pagar a los investigadores ni a los becarios, como dijo alguien, pero la jerarquización fue la mitad de lo que se había prometido y encima el impuesto a las ganancias diluyó todo. Los subsidios siempre fueron bajísimos. En 2002, un PICT (para proyectos de investigación científica) era de 50.000 dólares anuales. El último que saqué era de alrededor de 400.000 pesos por tres años. Por otra parte, se llegó a decir que los científicos hacemos ciencia para mostrarnos frente a nuestros colegas, para sacar chapa, que somos curiosos, pero egoístas."
Y enseguida agrega: "La comunidad científica se polarizó mucho, como la sociedad. Todo el mundo está tan seguro de que las cosas van a salir mal que es probable que salgan mal. Yo quiero que le vaya bien a este gobierno como quería que le fuera bien al de Cristina, pero estoy muy preocupado".
El Conicet, en números
Hoy la mayoría de los investigadores de la institución son mujeres
En el exterior
La misma preocupación tienen algunos investigadores que están haciendo su posdoctorado en el extranjero. Como Adrián Jacobo, que trabaja en la Universidad Rockefeller, de Nueva York: "Tanto yo como mi esposa estamos tomando la decisión de si volver o no -escribe por mail-. Como se ve la situación desde afuera, el panorama es un poco desalentador, porque no hay señales claras de cómo van a seguir las cosas, entonces te jugás a regresar y en un año o dos tener que irte de nuevo porque se corta el apoyo".
Ceccatto pone paños fríos y subraya que "con todo lo bueno hecho en ciencia por el gobierno anterior, en los últimos años se percibían algunos problemas".
Según el funcionario, ya se gestionaron y obtuvieron 815 millones de pesos adicionales que permiten cubrir los aumentos por jerarquización y proporcionan fondos para garantizar los ingresos a carrera y las becas previstos para este año. Están viendo cómo obtener las partidas necesarias para cumplir lo más rápido posible con los subsidios y definirán una política sobre la convocatoria que debería llamarse en el segundo semestre.
Solicitaron un presupuesto para 2017 que permitiría mantener el número de becarios actuales (es decir, cubrir el 20% de becarios doctorales que terminan su beca de cinco años y el 50% de los posdoctorales). Y están gestionando presupuesto para entre 740 y 780 nuevos cargos. También sigue en pie el plan federal de infraestructura.
Concluye Ceccatto: "No quiero seguir discutiendo hechos que deben estar claramente aceptados por todos como datos de la realidad. Después, las interpretaciones corren por cuenta de cada uno de acuerdo con su postura política, y es libre de decir lo que quiera. Flaco favor le haríamos al país si desde una comunidad de ciencia no pudiéramos acordar esa racionalidad en el análisis de la coyuntura".
Aunque el fragor de la discusión (que el espectáculo montado en la arena pública no contribuyó a apaciguar) impresione a los no habituados a las turbulencias de la ciencia, no es nada nuevo en un sistema que no se rige por el principio de autoridad y en el que vale tanto la afirmación de un becario como la del presidente del Conicet, siempre que tenga evidencias concluyentes. Los próximos meses permitirán demostrar cuál de los bandos tiene razón.
Una amistad de larga data
Tal vez la vehemencia que atraviesa la controversia entre varios de los más destacados integrantes del sistema científico local surja de una circunstancia particular. Se trata de un enfrentamiento entre viejos amigos y compañeros de ruta que defendieron juntos la supervivencia de la ciencia local durante décadas en las que ocupaba el último lugar en la lista de preocupaciones de los gobernantes. Como mencionó el ministro Barañao, fue Paenza el que sugirió su nombre para que ocupara la dirección del flamante ministerio. Investigadores de los más diversos ámbitos hicieron conocer su apoyo al ganador del premio Leelavati. "No es científico, sino divulgador, y tiene derecho a expresarse políticamente", destacó Salvarezza
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