La "huella de carbono" permite medir el impacto en el medio ambiente de los alimentos que consumimos; chocolates y vegetales bajo la lupa
A medida que la humanidad se enfrenta a la amenaza del calentamiento global, somos más conscientes de que cada indulgencia dejará su huella en el medio ambiente. Esto es particularmente cierto respecto a la comida que nos metemos a la boca.
La agricultura, la producción en las fábricas y el transporte de mercancías son en gran medida impulsados por la quema de combustibles fósiles, generando gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera.
Los científicos miden este impacto como una "huella de carbono", comúnmente identificada como el volumen de dióxido de carbono producido por cada porción de 100 gramos de alimento.
Con esto, es posible crear una pirámide alimentaria basada en el daño que cada bocado y manjar infligen al medio ambiente.
La pirámide clásica
La carne y los productos lácteos se encuentran en la parte inferior, causando el mayor daño, mientras que las frutas y verduras son los más respetuosos del medio ambiente y se ubican en la parte superior.
Alimentos a base de cereales como el pan y las pastas y la confitería están aproximadamente en la mitad.
Sin embargo, este enfoque no considera la cantidad de energía que nuestros cuerpos reciben de esos alimentos.
Necesitas comer una cantidad mucho mayor de lechuga para obtener el mismo número de calorías que obtienes de una feta de panceta, por ejemplo. De acuerdo con un estudio, para proporcionar la misma energía nutricional, se terminarían liberando tres veces más gases de efecto invernadero.
Y en esta escala los vegetales procesados, o los importados desde granjas distantes, pueden ser mucho peores.
En un artículo publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, Adam Drewnowski, de la Universidad de Washington en Seattle, y sus colegas trataron de tener esto en cuenta estimando las emisiones de carbono por cada 100 calorías de diferentes alimentos.
Visto de esta manera, la pirámide se voltea.
De cabeza
En esta medición, el pastel o el chocolate tienen una huella de carbono que es aproximadamente una décima parte del impacto ambiental que generan los vegetales enlatados o congelados, por ejemplo.
La carne tiende a producir aproximadamente la mitad de las emisiones de carbono que los huevos.
Esto no debe ser visto como una luz verde para complacer tu gusto por los dulces, pues la evidencia abrumadora muestra que el consumo excesivo de azúcar conduce a todo tipo de problemas de salud, incluyendo diabetes y enfermedades del corazón.
Y las verduras frescas, obtenidas localmente, seguirán siendo la mejor opción para el medio ambiente y su salud.
Sin embargo, los datos a continuación pueden ayudarte a tomar una decisión más informada al considerar cómo crear una dieta equilibrada y sostenible.
- El pan produce 50 g de CO2 por cada 100 calorías que ingieres.
- Los pasteles producen 81 g de CO2 por 100 calorías consumidas.
- El chocolate produce 58 g de CO2 por cada 100 calorías.
- Los huevos producen 440 g de CO2 por cada 100 calorías.
- La leche produce 351 g de CO2 por cada 100 calorías.
- La carne produce 248 g de CO2 por cada 100 calorías.
- Los vegetales enlatados producen 787 g de CO" por 100 calorías.
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