Chicos que aprenden a caballo
Alumnos con diferentes discapacidades mejoran su vida al interactuar con los animales y el aire
Verónica Collinet, fundadora de la Asociación Equinoterapia La Catalina, llegó a una conclusión reveladora luego de un recorrido por varias escuelas públicas especiales de Tigre, donde ejerció como maestra: "Un chico con discapacidad montando un caballo conseguía en tres días lo mismo que podía adquirir en tres meses dentro de un aula". Este fue el motivo que la llevó a mudar su pasión por enseñar a los chicos desde las aulas hacia los espacios abiertos donde se pudiese cabalgar.
La mayor lección se la dio Catalina, una de sus alumnas de la escuela donde ejercía y quien inspiraría más tarde el nombre de la organización. Catalina -que estaba en silla de ruedas y tenía hipersensibilidad en la piel- le comentó a Collinet que en su casa montaba a caballo. Después de verla en acción, la docente no dudó de los beneficios que ejercía esta actividad en su alumna: "No podía creerlo, ahí Catalina era otra, se dejaba abrazar, y no paraba de sonreír".
Actualmente son once los alumnos con discapacidad que asisten a las clases de equinoterapia de la Asociación La Catalina -fundada en 2008- para mejorar su calidad de vida. Los niños que asisten tienen síndrome de Down, Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), parálisis cerebral, Prader Willi, trastornos emocionales o déficit de atención, entre otros. El espíritu de la asociación -que comparten los once voluntarios que llevan adelante el proyecto- es que el precio del tratamiento de la equinoterapia no debe ser un impedimento para las personas de escasos recursos que necesiten realizarlo.
Por eso, la asociación se sostiene a través de un programa de padrinazgo y los aportes de todos los que forman parte de la asociación: voluntarios, padres y alumnos.
"Lo increíble es que los chicos vienen a jugar y a divertirse a las clases, sin darse cuenta de que en realidad están haciendo terapia", dice Collinet. Además, el equipo de la ONG destaca la importancia del protagonismo de los padres en el tratamiento. "Los padres encuentran un lugar donde relajarse, tomar mate al aire libre, y donde pueden charlar y ser escuchados por los voluntarios y otros padres que transitan su misma situación", indica Collinet.
Para la entidad, el sostenimiento de la obra no es tarea fácil. Incluso, están a la espera de una donación o cesión de un predio en Benavídez para poder dar las clases.
En este momento, la institución necesita donaciones de alimento para caballo, riendas, bozales, sogas, mantas, cepillos, material didáctico para las clases, chapas u otros materiales de construcción en general; caballos, entre otras cosas. También invitan a todos los interesados a sumarse como voluntarios. Los datos de contacto de la entidad son (011) 155-976-3791, contactocatalina@gmail.com o www.equinoterapialacatalina.blogspot.com.ar.
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