Claves para el diagnóstico: los chicos impulsivos e hiperactivos no siempre tienen TDAH (tampoco los adultos)
Los especialistas aclaran que hay muchos otros trastornos que presentan síntomas similares, también en adultos; sugieren no sacar conclusiones apresuradas
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NUEVA YORK.– El niño de 6 años sentado frente al doctor Douglas Tynan, psicólogo infantil y de adolescentes de la ciudad de Delaware, claramente no tenía trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Tynan estaba totalmente convencido, pero la maestra de primer grado del chico no estaba de acuerdo.
En clase le costaba prestar atención, pero en su casa el comportamiento era el habitual para un niño de esa edad. Como le gustaba mucho leer, le dijo a Tynan, se llevaba libros a la escuela porque los que leían en clase le resultaban demasiado fáciles.
Lo que la docente no había considerado era que muy probablemente el chico tenía mayores dotes académicas que sus compañeros, como le había pasado a su madre a la misma edad, dice Tynan.
Las pruebas posteriores revelaron que el psicólogo tenía razón: el alumno no se distraía en la escuela porque tenía TDAH, sino porque se aburría.
El TDAH es un trastorno del desarrollo neurológico que comienza en la infancia y generalmente implica falta de atención, desorganización, hiperactividad e impulsividad que generan problemas en dos o más entornos, como el hogar y la escuela.
Pero esos síntomas, tanto en niños como en adultos, pueden coincidir con los de una multitud de otros rasgos y trastornos. De hecho, según un estudio publicado en abril, la dificultad para concentrarse es uno de los síntomas más comunes enumerados en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, donde figura asociado con 17 diagnósticos distintos.
Para evitar un diagnóstico erróneo de TDAH o para evitar lo contrario, que el trastorno sea pasado por alto, es necesaria una evaluación cuidadosa. A continuación se enumeran algunos problemas comunes que pueden confundirse con TDAH sin serlo.
Trastornos del comportamiento y del estado de ánimo
Los trastornos de salud mental como la ansiedad, la depresión o el trastorno negativista desafiante pueden manifestarse con síntomas similares a los del TDAH.
Esos síntomas pueden incluir falta de concentración o de motivación, reacciones emocionales impulsivas o dificultad para planificar y llevar a cabo tareas, señala Max Wiznitzer, neurólogo pediátrico del Hospital Rainbow Babies and Children’s de Cleveland y experto en TDAH.
Y eso es cierto tanto para los adultos como para los niños. Entre los pacientes del doctor Wiznitzer, lo que con mayor frecuencia se confunde con el TDAH es la ansiedad.
“¿Una persona con ansiedad puede concentrarse?”, dijo. “Bueno, no. La razón de la falta de concentración no es la misma que cuando hay TDAH, pero el resultado final sí”.
Y para complicar aún más las cosas, es común que quienes padecen TDAH también tengan un trastorno del comportamiento o del estado de ánimo.
Consumo de sustancias
El consumo excesivo de sustancias puede provocar falta de concentración e hiperactividad, entre otros problemas. Si alguien ha consumido drogas durante años y luego se queja con su médico porque nota una disminución de su capacidad cognitiva –como dificultad para prestar atención, retener información o recordar cosas–, es fundamental observar desde cuándo presenta esos síntomas, apunta el doctor David W. Goodman, profesor adjunto de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
Si los síntomas no estaban presentes antes de los 12 años, entonces el paciente no cumple con los criterios de diagnóstico para el TDAH, agrega Goodman.
Un estudio de 2017 reveló que alrededor del 95% de los participantes que a partir de los 12 años mostraban síntomas similares al TDAH en realidad no tenían ese trastorno, a pesar de cumplir con la lista de verificación de síntomas. De los que tenían síntomas incapacitantes, la causa más común resultó ser en realidad el abuso de sustancias, seguida en segundo lugar por otros trastornos, como la depresión y la ansiedad.
Problemas de sueño
Los adultos necesitan dormir entre siete y nueve horas por noche. Los adolescentes y los niños pequeños necesitan bastante más. Pero según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), más de un tercio de los adultos norteamericanos –y alrededor del 77% de los estudiantes de secundaria– no duermen lo suficiente.
Los estudios indican que la falta de sueño disminuye la capacidad de una persona para pensar con claridad y realizar ciertas tareas, y también puede afectar negativamente el estado de ánimo.
Un estudio a gran escala reveló que las personas que normalmente duermen entre tres y seis horas tienen un peor desempeño en pruebas cognitivas que miden la capacidad del cerebro para retener información y el tiempo que tarda en terminar una tarea mental. Estos impedimentos imitan los síntomas comunes más del TDAH, como la lentitud mental, los olvidos o el hábito de dejar tareas sin terminar.
Distracción digital
Cualquiera que tenga celular sabe que estamos continuamente inundados de mensajes de texto, notificaciones y oportunidades para navegar. Eso puede generar la sensación de que nuestra atención se desvía constantemente o de que nuestra capacidad de concentración disminuyó. Pero eso no significa que todos tengamos TDAH.
Si eliminamos las pantallas, una persona neurotípica puede concentrarse mejor, mientras que alguien con TDAH seguirá teniendo problemas de concentración incluso cuando se hayan eliminado las distracciones externas, aclara Goodman.
Las investigaciones sugieren que quienes se consideran usuarios intensivos de tecnología digital tienen más probabilidades de presentar síntomas de TDAH, pero no todos los usuarios intensivos padecen el trastorno.
Condiciones físicas y estrés
Los terapeutas e investigadores especializados en TDAH dicen que antes de dar un diagnóstico es importante realizar una evaluación médica, porque existe una amplia variedad de enfermedades que pueden generar síntomas similares al TDAH, como falta de atención, problemas de memoria o niebla mental, que hacen que las personas se sientan lentas, se distraigan fácilmente o se olviden de las cosas.
Entre esos otros cuadros clínicos que pueden presentar síntomas similares al TDAH se encuentran las lesiones cerebrales, enfermedades crónicas como la fibromialgia o el síndrome de taquicardia ortostática postural, la diabetes, las cardiopatías o trastornos endocrinos, como el hipotiroidismo. El estrés, tanto crónico como agudo, también puede imitar el TDAH, generando dificultades de planificación, organización y autocontrol.
Cómo saber si es realmente TDAH
Para un diagnóstico adecuado del TDAH se requieren varios pasos: una entrevista con el paciente, su historia clínica y de desarrollo, un cuestionario sobre los síntomas que presenta y, si es posible, una charla con otras personas que forman parte de su vida, como el cónyuge o los docentes.
Con los cuestionarios solos no alcanza. Un estudio descubrió que cuando a los adultos completan un cuestionario para medir el TDAH, el resultado suele dar que tienen TDAH, aunque no sea así.
Diagnosticar el TDAH en adultos puede ser más complicado, porque tienen una historia de vida más larga y por lo tanto más factores que complican la situación, señala Margaret Sibley, profesora de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en Seattle.
Eso empuja a algunos pacientes a buscar un diagnóstico rápido en internet y conseguir una receta. Otros intentan desentrañar el significado de sus síntomas investigando el trastorno en las redes sociales.
“Hay una tendencia al autodiagnóstico y a dudar de la necesidad de un diagnóstico médico”, afirma Sibley. “Pero hay que tener cuidado, por un mal diagnóstico podemos estar perdiéndonos la solución correcta”, agrega.
En definitiva, el mejor camino es hacerse una evaluación integral. Sibley sugiere arrancar con una visita al médico clínico y luego buscar un profesional en salud mental.
Tynan revela que generalmente arranca dando por sentado que el paciente no tiene TDAH y analiza todos los otros factores que podrían estar causando los síntomas. “Si encuentro evidencias sólidas de ansiedad, depresión y TDAH, entonces ahí me tengo que preguntar qué está pasando”, concluye.
Por Christina Caron
Traducción de Jaime Arrambide
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