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Sorbetes, revolvedores de café, vasitos en los dispensers de agua, cucharitas para probar un gusto de helado… La lista de plásticos absolutamente prescindibles que usamos por única vez y luego tiramos a la basura, sigue y sigue. “Los descartables duran un segundo en nuestras manos y siglos en el ambiente. Son muy difíciles de reciclar, se van desintegrando y esos microplásticos terminan en el océano y en toda la cadena trófica: se encontraron desde en placentas humanas hasta en fitoplancton”, explica Máximo Mazzocco, fundador de Eco House y miembro de la Alianza por el Clima.
Hoy es el Día Internacional sin Sorbetes, una efeméride que para Mazzocco, al igual que para otros referentes socioambientales, es la excusa perfecta para hablar de una problemática tan impostergable como difícil de dimensionar. Si bien en la Argentina ya hay más de 40 municipios que aprobaron o están tratando ordenanzas u otras reglamentaciones para prohibir el uso de sorbetes y la tendencia va en aumento, subrayan que por fundamental que sea esa medida, con eso solo no alcanza. El principal reclamo es que nuestro país sancione cuanto antes una ley nacional de presupuestos mínimos para la prohibición de plásticos de un solo uso en todo el territorio.
“El problema no lo generan solo los sorbetes. Sobre todo en un país donde el tratamiento de residuos no es muy eficiente y contamos con más de 4000 basurales a cielo abierto”, asegura el fundador de Eco House. Para él, estamos en “la era del plástico” y esa es, justamente, la principal batalla que tenemos que dar. Las cifras así lo evidencian. Desde Vida Silvestre advierten que 8.000.000 de toneladas de este material se arrojan al mar anualmente. Casi la mitad de todo el plástico producido se usa para crear productos de un solo uso o que tienen una vida útil menor a los tres años. Por otro lado, Greenpace subraya que entre el 40 y el 60% de las tortugas ingieren plásticos y que en algunas especies de aves este porcentaje se eleva incluso hasta el 93%.
Para Jerónimo Batista, el joven creador de @SoruiLAV y de la iniciativa #ArgentinaNoDescarta, entender la problemática es el primer paso para involucrarse. “Estamos ingiriendo cinco gramos de plástico por semana, el equivalente a un vaso descartable. Hay productos prescindibles como los sorbetes, pero también otros como vasos o cubiertos que pueden ser reutilizables”, señala. El desafío para Batista podría resumirse así: “Hay que repensar esa cultura del descarte que tenemos tan intrínsecamente arraigada y naturalizada”.
Camino a una ley
El 6 de noviembre pasado, la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley sobre plásticos de un solo uso que unifica varias iniciativas de diferentes fuerzas. El punto de partida fue la presentada por la diputada radical Brenda Austin, y para la redacción del texto consensuado también se tuvieron en cuenta proyectos del presidente de la Comisión, Leonardo Grosso; y del ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Juan Cabandié. El objetivo es reducir y prohibir sorbetes, bolsas no reutilizables, utensilios, varillas, hisopos y envoltorios de plástico. Para ello, se establece un cronograma de aplicación que comienza por prohibir de forma inmediata el ofrecimiento a la vista de estos productos a consumidores; que en seis meses obliga a no entregarlos, que en un año frena su importación, y que en tres impide su comercialización y distribución.
Para seguir su camino, el proyecto debía ser evaluado por la comisión de Presupuesto, paso previo a su llegada al recinto, pero luego de ser aprobado en Recursos Naturales, fue agregado un giro a la comisión de Industria y se truncó. “Como no fue agregado en el temario de las sesiones extraordinarias y se presentó hace dos años, perderá estado parlamentario. Es un proyecto que apoyan decenas de organizaciones y científicos de todo el país. La idea es volver a presentarlo en marzo”, explica Mazzocco. Esta ley, en palabras del referente, “es un símbolo que nos plantea la necesidad de un desarrollo sostenible”, ya que obligará a que un abanico de sectores de la economía tenga que adaptarse a un cambio de paradigma que está ocurriendo en otros países de la región. Por ejemplo, la ciudad de México aprobó, semanas atrás, una norma en ese sentido. “Es una tendencia global. Vamos a ver qué tan avanzados estamos como sociedad para llegar más rápido o más lento a lo que ya sabemos que tenemos que hacer”, agrega el fundador de Eco House.
De la costa bonaerense al fin del mundo se multiplican las iniciativas en ese sentido. Gastón Caminata es fundador de Big Human Wave (@yoamomiplayaok). En 2012, el movimiento que impulsó logró que en Pinamar se implementara la ordenanza municipal para que los comercios dejen de entregar bolsas plásticas en todo el partido y, en 2018, después de juntar más de 500 sorbetes en 100 metros de playa, hizo posible que esa localidad se convirtiera en la primera ciudad de la Argentina libre de sorbetes. Actualmente, todos los meses recibe llamadas de concejales de diferentes ciudades que están trabajando en proyectos similares.
Caminando por la playa mientras habla con LA NACION, el fundador Big Human Wave dice que no encuentra basura. “Hicimos que la playa de Ostende sea de la más limpias del planeta y otras van tomando fuerza. El año pasado logramos también playas libres de humo, porque la colilla es el residuo más encontrado y contiene plástico. Ya voy 100 metros caminando y recién encontré el primer pedacito de plástico, pero es viejo y lo trajo el mar”, cuenta sin ocultar su orgullo pero admitiendo que más allá de todo lo alcanzado, todavía el recorrido es largo.
El próximo objetivo de Caminata es que Pinamar sea una ciudad libre de botellas plásticas de un solo uso. Tienen una campaña en Change.org para darle un empujón y a varios concejales apalabrados. Pero hay más por hacer. “Sin duda no nos sentimos tripulantes de esta nave que se llama Tierra. Nos han metido en la cabeza que si reciclamos y cada dos años hacemos una limpiecita, con eso estamos, como si fuese lo máximo que podemos hacer por el ambiente. Pero hay que trabajar en varias cuestiones, una de ella es la educación”, asegura. Mazzocco coincide y considera que una ley de educación ambiental también es imprescindible.
En Tierra del Fuego, un movimiento apartidario trabaja incansablemente por ponerle un freno a los plásticos de un solo uso. A Limpiar Ushuaia nació en 2016 de la mano de un grupo de vecinas y vecinos impactados por la cantidad de esos materiales que cubrían las playas de ese paraíso natural donde el mar choca con las montañas. Empezaron a trabajar en una ordenanza para prohibir el uso de descartables en comercios habilitados de la ciudad. “Después de un año intenso de poner la problemática en agenda y que la sociedad se sumara, conseguimos la aprobación por unanimidad en el consejo deliberante”, cuenta Maia Muriel, referente de la agrupación.
No se quedaron ahí. En 2019 y a mediados de julio del año pasado, lograron que se sumaran las ciudades fueguinas de Río Grande y Tolhuin. “Lo que está pasando es muy importante, porque se empezaron a adherir otro tipo de instituciones de forma voluntaria, como escuelas, el hospital regional y gimnasios. Surgió un movimiento donde todo el que podía modificar sus hábitos, lo fue haciendo”, dice Muriel. A fines de 2020 lograron un hito pionero: la prohibición de la comercialización de hisopos plásticos en la provincia. “Se aprobó por unanimidad y entraría en vigencia en seis meses. Ahora están en periodo de gracia hasta terminar el stock”, señala Muriel, segura de que el cambio es posible.
Cómo involucrarte
En tu vida cotidiana
Desde Eco House proponen algunas “pequeñas grandes acciones” que marcan la diferencia. ¿Cómo lograrlo? Podés empezar por hacer una lista en tu casa de todo el plástico que generás, separarlo y buscar alternativas ecológicas cuando sea posible.
Después viene reutilizar. Por ejemplo:
- Reemplazá bolsas de plástico por otras de tela cuando vayas a hacer cualquier tipo de compra.
- Tené un kit de cubiertos y botella o vaso reutilizable siempre a mano, para evitar descartables.
- Cuando pidas comida para llevar, utilizá un tupper para evitar packaging innecesario.
- Usá cepillo de dientes de bamboo, en vez de opciones de plástico.
- Comprá a granel con envases reutilizables y optá por los retornables o recargables para productos de limpieza.
Por último, reciclá lo que queda. Para eso, es fundamental separar todo bien en casa, y charlar con el recuperador urbano de la cuadra o consultar en tu municipio para saber quién y cómo recupera los reciclables.
Sumando tu firma
Argentina No Descarta es una campaña que busca promover avances legislativos participativos para eliminar progresivamente los descartables plásticos en Argentina. En su web podés acceder a información y herramientas para llevar esta iniciativa a tu localidad. Además, tienen una petición en Change.org que busca impulsar la sanción de una ley de presupuestos mínimos de reducción progresiva de la utilización de productos plásticos de un sólo uso.
“¡Basta de Botellas Plásticas en Pinamar! Sí al uso de vidrio”, es la petición impulsada por Gastón Caminata para generar otro cambio de paradigma en esa localidad costera. ¡Sumate!
Informándote y participando
Hay varias organizaciones que proponen participar de limpiezas en distintos puntos del país. Desde Eco House y A Limpiar Ushuaia cuentan además con una variedad de programas de concientización y formación. En sus redes sociales podés seguir todas las novedades.
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