Cézanne, la víctima del primer gran robo del siglo
Desconocidos se llevaron de un museo británico el cuadro "Auvers-sur-Oise"
OXFORD (De nuestra corresponsal).- Los festejos por la llegada del 2000 en la más antigua ciudad universitaria de Inglaterra sirvieron para ocultar un hecho menos festivo: el primer gran robo del siglo XXI.
A la 1.30, un número aún no establecido de delincuentes ingresó por el techo de vidrio del primer piso del famoso museo Ashmolean y en cuestión de minutos se llevó -con marco incluido- la obra "Auvers-sur-Oise" (algunos la llaman "La cerca"), del célebre pintor francés Paul Cézanne.
El óleo, realizado entre 1879 y 1882, muestra pequeñas casas blancas en un valle repleto de árboles y vegetación con un cielo de verano tormentoso entre rosa y gris y un camino marcado por una cerca en primer plano. Mide 46 por 50 centímetros y está valuado en 3,2 millones de dólares.
Padre de la pintura moderna, Cézanne nació en Aix, Provence, en 1839. Amigo de Emilio Zola, con quien integró una orquesta, instaló su primer taller de arte a pesar de la oposición de su padre y se destacó como uno de los principales exponentes del impresionismo. Murió de diabetes en 1906.
Buscaban a Cézanne
Si bien el edificio neoclásico data de 1897, el museo forma parte de la universidad desde que fue fundada por el anticuario Elias Ashmole, en 1682, y alberga, entre otras cosas, importantes piezas de egiptología, arte grecorromano, obras de Leonado Da Vinci, Rafael y objetos históricos, como la máscara mortuoria de Oliver Cromwell y la espada de Lawrence de Arabia.
En la Sala Hindley Smith, donde se encontraba el Cézanne, también se exhiben varias obras maestras de Picasso.
La preferencia de los ladrones por el pintor posimpresionista francés ha convencido a la policía de que operaron por encargo.
"Quien se haya llevado esta pintura pensó largo y tendido sobre la mejor forma de robarla. La persona o las personas en cuestión tienen alguna razón y algún lugar dónde dejarla. Una posibilidad es que haya sido robada por encargo", sostuvo John Carr, superintendente de la policía de Oxford.
La pintura pertenece al Tesoro británico, que la recibió a cambio de una deuda impositiva de una empobrecida familia aristocrática y luego la cedió al Ashmolean para que pudiera ser disfrutada por el público.
Los ladrones sacaron probablemente provecho también de las tareas de remodelación que se vienen realizando en el museo desde 1997. Varias galerías permanecen cerradas y es posible que las alarmas allí hayan sido desconectadas accidentalmente.
Hace dos años, una banda utilizó los andamios empleados para la limpieza de la fachada para ingresar por una ventana y estuvo a punto de llevarse una joya de Alfredo el Grande, de 1100 años, de no ser porque fueron detectados por un sensor de calor humano.
Hasta 1992 las medidas de seguridad eran tan bajas que un visitante logró ocultar debajo del sobretodo varios vasos griegos, miniaturas, una pintura del siglo XVI y hasta una colección de joyas por valor de 100.000 dólares, antes de ser descubierto al caérsele en el umbral una cuchara de plata.
Desde entonces, la universidad invirtió más de un millón de dólares en la instalación de artefactos de detección y en la contratación de oficiales de seguridad durante las 24 horas.
Un golpe para el museo
Con sólo 18 meses en su cargo, la noticia cayó como un baño de agua fría al director del museo, el doctor en Historia Christopher Brown.
"Para un nuevo director, éste es un momento sumamente triste. Es mi función hacer que el museo permanezca abierto al mayor número de gente posible y lo ocurrido es un fuerte golpe tanto para mí como para mis empleados", indicó.
"Este no es un simple acto criminal, sino uno de puro egoísmo -destacó-. El Ashmolean es un establecimiento público, con entrada gratuita, al que acceden 250.000 personas de todas partes del mundo por año. Estos delincuentes le han hurtado a toda esa gente el placer de ver una gran pintura."
Brown aseguró que la falla de seguridad no se debió al efecto Y2K ni a una reducción de la vigilancia por los días festivos, pero pidió a los que pasaron la noche de Año Nuevo en las calles de Oxford que se acercaran a la policía para transmitir "hasta la más banal información" que pudieran tener sobre el incidente.
"Realmente espero equivocarme, que no hayan trabajado por encargo y que decidan devolver la pintura. Pero no puedo abrigar muchas esperanzas sobre la ética de un grupo de delincuentes", indicó.