Cesáreas sin freno: alertan que el 40% de los partos son por esa vía en la Argentina
Si sigue esta tendencia, calculan que en 2025 el 50% de los bebes nacerían por medio de esta práctica; en los países con mejores resultados tienen más participación las parteras
Aunque la anatomía y la fisiología femeninas no cambiaron, sí parece estar mutando la forma en que nacen los chicos: en la Argentina, alrededor del 40% de los partos ya son por cesárea. Aunque el crecimiento de estas intervenciones viene registrándose desde hace más de una década, sanitaristas y epidemiólogos advierten que la tendencia parece no tener techo y que podría llevar a que en menos de una década el 50% de los bebes nazcan por esta vía. Dos trabajos que acaban de publicarse en Paediatric and Perinatal Epidemiology agregan evidencias sobre este escenario.
Realizados en 259 hospitales de 20 países de ingresos medios y bajos, muestran que entre 2004 y 2011 esta modalidad aumentó, en promedio, un 4% anual.
Una de las regiones con mayor tasa de cesáreas es, precisamente, América latina, con alrededor del 40,5%. "En el país, se calcula que en los hospitales públicos las cesáreas oscilan entre el 30 y el 35% de los partos, y en los privados sin fines de lucro rondan el 50%", detalla Fernando Althabe, obstetra y profesor de salud pública en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y director del Departamento de Investigación en la Salud de la Madre y el Niño del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) de Buenos Aires.
Junto con el doctor José M. Belizán, también del IECS, Althabe firma un comentario en el mismo número de la revista científica. "Si se accediera a la información de las clínicas que trabajan con sistemas prepagos -agrega-, se podría constatar que allí entre el 65 y el 70% de los partos se hacen por cesárea." Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este procedimiento no debería exceder el 15% de los partos.
Puestos a tratar de desentrañar (y de revertir) esta situación, los especialistas sugieren que responde a un entramado de causas entre las cuales no figura la voluntad de las mujeres. "A lo largo de un amplio rango de países, la evidencia disponible muestra que aproximadamente el 16% de las mujeres expresa una preferencia por el parto por cesárea -escriben Althabe y Belizán-. En un reciente estudio en la Argentina, sólo entre el 6 y el 8% de quienes llegan a término en hospitales públicos y privados, respectivamente, prefieren una cesárea. De las que expresaron su preferencia por un parto vaginal, entre el 34 y el 40% habían tenido cesáreas en hospitales públicos y privados, respectivamente."
Un delicado equilibrio
La preocupación surge porque distintas investigaciones muestran que, en lugar de ser más seguras, las cesáreas realizadas en ausencia de indicaciones médicas aumentan riesgos. Después de analizar casi 300.000 partos, un trabajo publicado en 2010 en el British Medica Journal y firmado por J. P. Souza y colegas, del programa de reproducción humana de la OMS, concluyó que este procedimiento estaba asociado con hasta tres veces más complicaciones maternas (transfusiones de sangre, admisión en unidades de tratamiento intensivo e histerectomía, entre otros).
"La cesárea disminuye algunos riesgos, pero aumenta otros -explica Althabe-. Para la mujer, no tiene ningún tipo de beneficio. Para el bebe, debería evitar los peligros del trabajo de parto, pero ningún estudio mostró que en países que tienen tasas [de cesáreas] por encima del 10% esto se asocie con descenso de la mortalidad neonatal. Cuando la cesárea es baja (menos del 15%), soluciona; de ahí para arriba previene algo que tiene tan bajas chances de ocurrir que es insignificante, y entonces aumenta otros riesgos."
Cuando estas cirugías se realizan antes del trabajo de parto pueden equivocarse las fechas y aumentar las chances de que el bebe nazca con "inmadurez respiratoria" o se ponga amarillo, subraya Althabe. "Lo otro que se está evaluando son los riesgos para el futuro -explica-. Cuando las mujeres pasan por una cesárea en el primer parto, tienen un 80% de probabilidades de reincidir. En ese caso, las placentas se insertan con mayor avidez en las cicatrices y luego no se desprenden del útero, con un mayor riesgo de hemorragia, histerectomía y muerte para la mujer."
Zulma Ortiz, ex ministra de Salud bonaerense y especialista en salud materno-infantil, coincide con este diagnóstico. "Se observan cada vez más cesáreas -afirma-. Hace unos seis años un trabajo del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) mostraba que superaban el 35%. Las causas no necesariamente tienen que ver con la seguridad de la mujer. Se combinan una actitud defensiva en la gestión del riesgo clínico y jurídico que muchas veces termina determinando una desviación de la práctica. El parto normal es un riesgo hasta el final, entonces van a la cirugía y pueden complicar más las cosas."
Según Althabe, las indicaciones para las que están recomendadas la intervención del obstetra y una eventual cirugía son claras: cuando el trabajo de parto es extremadamente prolongado y cuando no hay seguridad sobre la salud del bebe. ¿Qué consecuencias tendrá esta nueva realidad epidemiológica? "La verdad es que no se sabe -afirma el especialista-. Se está viendo más riesgo de alergias en niños nacidos por esta vía, porque el nacimiento vaginal pone al bebe en contacto con una comunidad bacteriana que lo ayuda a madurar su sistema inmunológico."
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