Censo 2022: tras 12 años sin estadísticas, cuál es la proyección estimada de habitantes en la Argentina
En el operativo de 2010 hubo poco más de 40 millones de personas relevadas
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El despliegue territorial de 600.000 censistas por todo el país complementa hoy el operativo virtual que fue lanzado hace dos meses en todo el país y que hasta a las 8 había respondido casi el 50% de la población. Esto ocurre 12 años después del último relevamiento poblacional y postergado dos años por los efectos de la pandemia. La combinación de las plataformas para completar los formularios es la principal novedad, aunque no la única del censo que tendrá como objetivo determinar cuántos habitantes residen en la Argentina y trazar un mapa demográfico para establecer políticas públicas.
La campaña en el territorio terminará de confirmar si la tendencia de los últimos censos se mantiene o si habrá un aumento mayor en la cantidad de habitantes de la Argentina. La progresión histórica marca que la población fue aumentado en cuatro millones cada diez años, aunque en este caso al período de tiempo analizado habrá que sumarle dos años.
Tal como fue diagramado, y por las preguntas que son parte del cuestionario, el censo 2022 promueve la idea de volver a reconocer la pertenencia como país y obtener una visión general sobre el nivel educativo en cada región, generar información importante sobre temáticas particulares —como discapacidad o identidad de género—, y reconocer las problemáticas habitacionales de las personas, entre otras necesidades básicas insatisfechas, como el acceso a la salud.
“El censo es el único operativo nacional que te da una foto exacta de distintas temáticas y llega a todos los rincones del país. Nos permite reencontrarnos con nuestras riquezas étnicas, económicas y culturales. Es volver a reconocernos cómo somos y quiénes somos, las corrientes migratorias desde el exterior y las internas”, le contó a LA NACION el titular del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), Marco Lavagna, que tiene a su cargo la organización del censo. “Con los resultados no solo tendremos la cantidad de habitantes sino también un marco general para abarcar cada temática en particular con encuestas específicas. Este censo nos permitirá hacer estudios y muestras a lo largo de los próximos 10 años”, agregó.
En 1869, cuando se realizó el primer censo bajo la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, se censaron 1.877.490 personas. Cien años después, en 1970 y en pleno gobierno de facto, se registraron 23.364.431 personas dando comienzo a la tendencia de crecimiento de cuatro millones de habitantes, aproximadamente, y cada diez años que se mantuvo hasta 2010 cuando se censaron 40.117.096 personas.
Según la proyección del último relevamiento y del crecimiento de acuerdo con los nacimientos y defunciones, los habitantes actuales de la Argentina son 46.800.000. Si se tomase en cuenta el período 2010-2020, el año que debería haberse realizado el censo, la cantidad de habitantes se ubicaría en torno a los 45 millones, pero al sumar dos años, la cifra aumenta. El operativo del próximo miércoles revelará esa duda con unas 725.000 personas en total abocadas al despliegue desde los coordinadores provinciales hasta los censistas divididos en rurales, urbanos, encargados de personas en situación de calle, y los responsables de viviendas colectivas como cárceles, hospitales, geriátricos, entre otras.
Crecimiento limitado
Para Victoria Mazzeo, docente de la cátedra Demografía Social de la carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la tendencia se mantendrá en esos números porque el crecimiento vegetativo (la diferencia entre nacimientos y muertes anuales) no fue grande. “Por el contrario, la fecundidad ha ido decreciendo, las tasas de natalidad están descendiendo desde 2015″, explica.
“Las estadísticas de 2020 para todo el país indican que la tasa de natalidad fue de 11,8 nacimientos cada 1000 habitantes y la tasa de mortalidad de 8,3 casos cada 1000, o sea, el crecimiento fue de tres personas cada 1000 habitantes, un número muy bajo”, agrega Mazzeo. “Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidad (Cepal) la Argentina tenía una tasa de natalidad de 25 cada 1000 personas entre los años 1950 y 1955, y de 17 cada 1000 entre 2015 y 2020; en esos mismos períodos el promedio en la región fue de 43 y 17, respectivamente, salvo en Bolivia y Paraguay, con una tasa mayor de natalidad”, detalla la experta.
Con esta idea coincide Alicia Maguid, socióloga y demógrafa, investigadora principal del Conicet con sede en el Centro de Estudios de Población, basándose en un análisis sobre la inmigración durante la última década. “No hubo grandes movimientos, salvo el de los venezolanos que siguen radicándose en Buenos Aires, la mayoría de ellos profesionales universitarios que se insertan en trabajos por debajo de su calificación”, analiza. “La pandemia pudo haber afectado el crecimiento, aunque eso no está comprobado. Donde sí hay un problema es en el envejecimiento de la población: tenemos cada vez personas mayores de 60 o 65 años, un grupo que debe ser sostenido por los más jóvenes, no solo argentinos sino también, los extranjeros”, apunta.
A diferencia del censo 2010, que había retomado la técnica de muestreo utilizada en 1980 y 1991 con la aplicación de un cuestionario básico y otro ampliado de 35 y 67 preguntas, respectivamente, el relevamiento actual tiene 61 preguntas, 24 relacionadas con las características de la vivienda y el hogar, y 37 con la población. Hay tres tópicos que fueron incorporados: la autopercepción de la identidad de género (las opciones son mujer, mujer trans/travesti, varón, varón trans/masculinidad trans, no binario, otra identidad/ninguna de las anteriores), el reconocimiento étnico (se incluyeron 69 pueblos originarios) y las dificultades o limitaciones que puedan tener los integrantes del hogar para realizar diferentes actividades dentro de la vivienda (por ejemplo, caminar o subir escaleras; recordar o concentrarse; comunicarse, entender o ser entendidas por otras personas; oír, aún con el uso de audífonos; ver, aun con anteojos; y comer, bañarse o vestirse solas).
También se modificó la forma de fijar el lugar de residencia. “Se tomó la decisión de hacer un censo de derecho, es decir, censar a la población donde reside habitualmente y no donde pasó la noche anterior. Es una ventaja porque la metodología permite dar con una foto de algo más permanente, la habitualidad de donde la gente reside, que permite tener una mejor información para orientar ciertas políticas públicas, sociales y económicas”, explica Martín Moreno, sociólogo e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Los primeros resultados estimados de cuántas personas habitan en el país y cuántas viviendas se conocerán hoy mismo miércoles o mañana, según adelantó Lavagna. Los resultados básicos preliminares se difundirán un mes después del relevamiento censal y los básicos definitivos, ocho meses después. La información ampliada se tendrá 13 meses después.
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