Vicente López: problemas con la app y confusiones con las preguntas, los obstáculos que enfrentaron los censistas
En la fracción 22 del municipio, una gran cantidad de vecinos habían completado el cuestionario digital
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Hoy es un feriado atípico en la Argentina, uno que ocurre cada diez años con motivo del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas. En esta edición 2022, es un miércoles de sol que arrancó con temperaturas bajas en todo el país.
A las 7.45, en la Escuela de Educación Especial N°502, situada en el partido de Vicente López, comenzaron a reunirse los censistas que relevarían la fracción 22 del municipio.
Algo somnolientos, pero entusiasmados, cada uno retiró una bolsa que incluía las fichas de trabajo, lápiz, goma, sacapuntas, stickers para pegar en los hogares censados, pecheras blancas con el logo en azul del Censo 2022 y credenciales para completar con nombre, apellido y DNI para poder ser identificados por la población.
La bolsa también incluía una botella de alcohol en gel y los censistas podían pedir barbijos descartables, como prevención contra el coronavirus, en momentos en que el país atraviesa la cuarta ola de Covid-19. Este relevamiento será recordado, entre otros motivos, por ser el censo de la pandemia: debió realizarse en 2020, pero fue suspendido por el aislamiento social preventivo y obligatorio que regía por entonces para intentar contener la propagación del SARS-CoV-2.
A partir de las 8 y media, los censistas, sentados en el suelo, llenaron los formularios en grupo mientras se hacían preguntas entre ellos. La mayoría llevaba zapatillas, gorros de lana y camperas.
“Me anoté voluntariamente porque me interesa saber cuántos somos y, sobre todo, cómo estamos viviendo los argentinos”, dijo Silvina Mego, que tiene 56 años y es vecina del partido de Vicente López.
Daiana Aseguín, de 35 años, también se inscribió para censar de manera voluntaria. “Como estudio trabajo social me parecía que esta experiencia es buena para mi formación. Además, es una forma de colaborar y formar parte de la ciudadanía”, comentó.
Apenas pasadas las 9, LA NACION salió desde la escuela junto a Martina Piotti, una joven de 19 años, a relevar el radio N°5, entre las calles Rosetti y Díaz Vélez, en Olivos. Piotti reside en el municipio, estudia Nutrición y, aprovechando que sería feriado, le pareció una buena idea anotarse para participar del censo.
Problemas con la app
Sin embargo, hacia las 9.30 el relevamiento todavía no se había iniciado en algunos segmentos de la fracción 22 porque el código de apertura de tarea que debe usar el censista para comenzar el censo en la app CensAr no funcionaba.
Varios censistas de la zona, parados en sus esquinas correspondientes, se debatían entre empezar o no el censo, dado que sin el código no se les hace un seguimiento y acompañamiento digital.
Finalmente, a las 9.45, el jefe de radio les indicó que iniciaran las entrevistas a pesar de no registrar el comienzo en la aplicación. Esto significó que los censistas no estuvieran siendo monitoreados con geolocalización.
“Además del tema de la seguridad, no podemos chequear que no nos estemos salteando direcciones. Es una pena porque la aplicación te mostraba cada hogar a censar y nuestro jefe podía ir viendo el progreso”, dijo Piotti.
En esa zona, la enorme mayoría de las familias había completado el censo de manera online, por lo que la joven solo anotaba manualmente el código y les preguntaba un nombre y la cantidad de varones y mujeres en el hogar. Varios vecinos evitaron abrir la puerta y mostraron el código en el celular a través de las rejas. Incluso, un vecino solo pasó un papel sobre el portón sin mostrar su rostro. Otros pocos ofrecieron agua o invitaron a Piotti a ingresar a la vivienda. Como esto era opcional, Piotti prefirió permanecer fuera de los domicilios por recomendación de sus superiores. En estos casos, la interacción entre el referente de hogar y el censista era de apenas unos pocos minutos
Barrio La Loma
Alrededor de las 11, LA NACION se dirigió hacia el Centro de Estudios Complementarios La Lomita, en la zona de Vicente López conocida como Barrio La Loma. Este lugar funcionó como otro de los puntos de encuentro para los censistas del área.
El barrio La Loma se caracteriza por tener distintos enclaves precarios en una zona residencial, pasillos y construcciones irregulares al lado de casas urbanizadas. Aquí, a diferencia del territorio censado por Piotti, la gran mayoría no realizó el censo de manera digital y los censistas relevaron la información de manera presencial.
Lorenzo Romero, correntino de 59 años que vive en Buenos Aires desde hace más de 30, comentó: “Me parece muy bien el censo. La chica que vino me preguntó todo muy bien y muy amable. Por algo tienen estudios quienes lo realizan”.
“El censo me parece bien para no ir a trabajar”, dijo Giselle Castillo, de 36 años, entre risas. “No, mentira. Me parece bien para saber cuántos somos”, aclaró esta vecina, que reside en un hogar del barrio junto a ocho personas.
Una de las censistas a cargo de entrevistar a los hogares de La Loma sostuvo que a algunas personas les incomodó la pregunta respecto del tema de la propiedad de la casa y el trabajo registrado, más que nada por miedo. La joven, que prefirió no brindar su identidad, también consideró que la gente estaba muy receptiva. “Muchos nos estaban esperando y sabían las preguntas de antemano. Varios nos invitaron a pasar a sus hogares y nos ofrecieron comida”, comentó.
El cuestionario, que incluyó 24 preguntas sobre las características de la vivienda y 37 sobre la población en general, trajo algunas dudas entre los encuestados. Por ejemplo, un hombre manifestó no saber qué era la membrana interior del techo y varios tuvieron dudas a la hora de responder si se reconocen indígenas o descendientes de pueblos indígenas u originarios.
“A mi lo que me sorprendió fue que con la pregunta sobre identidad de género había muchas risas y pensé que había más conciencia en este tema”, contó otro de los censistas. Y agregó: “Lo que no me gustó es que con algunas de las preguntas le hacés ver a las personas todas sus falencias juntas en 20 minutos”.
En general, la gente se mostró receptiva ante las preguntas del censo. ”Me pareció que estuvo todo bien. Las preguntas no me molestaron y fue rápido”, dijo el vecino Iván Olivera, de 30 años.
Por su parte, Silvana Quevedo, de 31, señaló: “Sabía que podía hacerlo de forma digital y quise completarlo ayer a las 3 de la tarde desde el celular, pero no me tomaba la dirección. Se trababa y preferí esperarlos hoy”.
Fuentes del municipio confirmaron que hasta el lunes pasado el 61,7% de los vecinos de Vicente López habían completado el censo online.
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