Caso Próvolo: un juez debió apartarse por burlarse de una de las imputadas
El magistrado Horacio Cadile decidió inhibirse de la causa luego de que se filtraran mensajes compartidos en un grupo donde indicaba: “Kumiko y yo somos amantes”; fuerte crítica de la defensa de la monja Kosaka, aludida en el chat; el debate se retomará el 31 de mayo
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MENDOZA. En medio del segundo juicio histórico por los abusos cometidos en el instituto Antonio Próvolo en la provincia cuyana, el juez que preside el tribunal, Horacio Cadile, se vio obligado a apartarse del caso por burlarse, en chats internos con fiscales, de una de las principales imputadas: la monja Kumiko Kosaka.
La decisión la tomó hoy y el magistrado será remplazado por la jueza Gabriela Urciolo. De esta manera, luego de la inhibición de Cadile, el proceso se retomará el 31 de mayo, según explicaron a LA NACION desde la Justicia provincial.
“Kumiko y yo somos amantes”, dice uno de los mensajes que compartió Cadile en el grupo llamado “Es corta la bocha”, integrado por varios fiscales. Anteriormente, la defensa, comandada por el reconocido letrado Carlos Varela Álvarez, había solicitado la nulidad del debate con el argumento de que el juez había preopinado en la causa y por considerarlo “parcial”. Esa solicitud fue denegada, pero ahora, el reclamo de los letrados causó el efecto y obtuvo la respuesta que esperaban.
“Estimo que sí puede ponerse en crisis la credibilidad del Tribunal si continúo integrándolo, por lo que resulta prudente inhibirme en los presentes obrados y que la causa continúe con una nueva integración, según su estado”, indicó Cadile al comunicar la decisión. “Las expresiones contenidas en el mencionado grupo de WhatsApp corresponden a un ámbito absolutamente privado y conformado por un grupo de personas consideradas amigas, y en ese contexto tales expresiones deben ser interpretadas. Estimo que corresponde pedir disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos por tales expresiones, en particular a la encartada Kumiko Kosaka y a las demás imputadas en autos, pero deseo dejar bien claro que nunca he pretendido ofender a nadie y que simplemente tales expresiones -se reitera- han sido exteriorizadas en un ámbito de confianza”, explicó el magistrado. Luego afirmó que ha sido ”absolutamente objetivo e imparcial” en la adopción de las distintas resoluciones, “encontrándose las mismas debidamente fundadas en derecho”.
Desde el Tribunal Penal Colegiado N°2, luego de conocida la inhibición presentada por Cadile, se procedió a suspender las audiencias en el segundo juicio del caso de los abusos en el Instituto Próvolo hasta el 31 de mayo, para poder realizar la conformación del tribunal.
El lunes, tras filtrarse las conversaciones en el grupo de WhatsApp, los abogados defensores de la religiosa acusada de los vejámenes en el colegio, junto a otras 8 imputadas, decidieron dar a conocer de qué se trataban los mensajes. Así, se pudo advertir el proceder del magistrado, que realizó varios comentarios en clave de humor, burla e ironía contra la imputada, lo que activó una investigación interna del Ministerio Público Fiscal y la Suprema Corte.
“Lo más llamativo es que el juez Horacio Cadile, que integra ese grupo de fiscales, presuntamente hace una referencia a Kumiko Kosaka ante el también presunto comentario del fiscal Tomás Guevara, quien dice ‘Me han dicho que la Kumiko está practicando karate y lo único que quiere es un rato a solas con el juez’, a lo que Horacio Cadile habría escrito ‘Kumiko y yo somos amantes’”, manifestaron los abogados defensores de la monja en un comunicado dado a conocer este lunes, lo que motivó el inicio de un sumario en el seno de la Procuración, que comanda Alejandro Gullé, quien considera que Cadile tuvo un comportamiento alejado de la ética, aunque respaldó su tarea en la causa.
“La vergüenza nos invade, más que como abogados, como ciudadanos que creemos que las personas que juzgan e investigan no hacen esas referencias sobre los que están bajo su mirada. Alguien nos ha hecho llegar estas conversaciones de ese grupo para que, como abogados, conozcamos lo que dicen de nosotros y sobre Kosaka”, indicaron los abogados en la misiva, preguntándose “¿cómo confiar en un juez que está al mismo tiempo con fiscales y haciendo esa referencia hacia la persona que juzga?”.
La monja, de 46 años, está imputada por los delitos de abuso sexual agravado, corrupción de menores y como partícipe primaria de comisión, por omisión, de abuso sexual. En este segundo debate, que arrancó a mediados de abril, la religiosa espera la decisión de la Justicia en prisión domiciliaria.
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