Caso Pérez Volpin: cruces por el estado del endoscopio
Roberto Martingano, director médico del Sanatorio de la Trinidad de Palermo, fue uno de los testigos que ayer declararon en el juicio oral por la muerte de la periodista Débora Pérez Volpin. El directivo del centro, donde murió la legisladora durante un procedimiento, dijo que no sabía el motivo por el que el endoscopio secuestrado en el marco de la investigación tiene el número de serie limado y, en consecuencia, no se puede identificar.
Verborrágico, se explayó tanto en cada respuesta que el juez del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº8, Javier Anzoátegui, le tuvo que pedir que acotara sus contestaciones y se atuviera a lo que le preguntaban. Sin embargo, se quedó sin palabras cuando le mostraron el procesador (una especie de pequeño CPU que es fuente de aire) del endoscopio."¿Sabe por qué no está legible el número de serie?", le preguntó Diego Pirota, abogado querellante. "No tengo idea", replicó. Cuando lo interrogó sobre el modo en el que se puede controlar el mantenimiento de un aparato que no tiene una identificación visible, replicó: "No es lo mío". Luego, explicó : "Una cosa son los elementos sensibles que entran en contacto con el paciente, como un respirador, y luego otros que no entrañan riesgo".
Martingano se refirió a un service reciente que se le había hecho a la caña del endoscopio -que afirmó que se usó sin problemas en más de 20 pacientes antes de hacerlo en la periodista-, pero no pudo dar certezas del último control de calidad del procesador.
Para la querella, conocer el estado de mantenimiento del procesador es vital porque, según la autopsia, el ingreso masivo de aire por todos los órganos colaboró en la muerte.
El endoscopio secuestrado -el que se entiende que se usó en el procedimiento en el que murió la legisladora- era el único del área de quirófanos de la Trinidad. A diferencia de los que se usan en los boxes de estudios de rutina, este no grababa imágenes.
"Dentro del quirófano no se toman imágenes. El médico observa y luego vuelca la información en la historia clínica", explicó Martingano. Entonces, el juez le consultó por qué en procedimientos complicados de quirófano no se toman imágenes y se confía en la información oral del médico. Según el director, "muchas veces las fotos son ilustrativas, lo que importa es el informe" y agregó que de todas formas cualquier hallazgo importante siempre se puede fotografiar con un celular.
Anteayer, Claudia Balceda, jefa de Quirófanos del sanatorio, afirmó en su declaración que el aparato volvió a ser usado al día siguiente en otra endoscopía. Fue secuestrado por la Policía de la Ciudad tres días después de la muerte y ante la insistencia de la querella, que desde el comienzo sospechó que podría haber sido cambiado.
Al comienzo de su declaración y sin que nadie se lo preguntara, Martingano dio una extensa explicación sobre dos internaciones previas que tuvo Pérez Volpin al estudio y por causas no relacionadas. Aludió a "la enfermedad" que tenía la periodista, pero no supo describir cuál era. Cuando Pirota, visiblemente molesto, le preguntó a cuál se refería dijo: "Hay enfermedades sin diagnóstico".
La autopsia del Cuerpo Médico Forense determinó que no se detectaron "patologías preexistentes [...] para producir o contribuir con la muerte". Y que la periodista falleció por una lesión instrumental seguida de insuflación.
Martingano dijo que no leyó el informe de la autopsia y aludió en varias oportunidades a un paro cardíaco como causa de la muerte. "Uno se pregunta por qué se produjo el paro y no lo supimos ni lo sabemos hoy", afirmó. También dijo que sigue reinando incertidumbre respecto de "su enfermedad y de las maniobras de reanimación", en alusión a la responsabilidad de la anestesióloga.
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