Vivir experiencias enriquecedoras y lograr estabilidad económica son algunas de las razones que impulsan a las nuevas generaciones a inclinarse por profesiones que se pueden ejercer en otros países; de Diseño a Negocios Digitales, se amplía el abanico de opciones para “estudiantes globales”
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Las chances de ejercer una profesión fuera del país y conseguir trabajo en el extranjero aparecen hoy como factores a evaluar entre los jóvenes que deben elegir una carrera y planifican emigrar después de terminar la universidad. Variables que antes no eran habituales en el análisis vocacional se presentan en el radar con mayor frecuencia, y a la pregunta qué quiero hacer el día de mañana se suma la de dónde lo quiero hacer. Negocios Digitales, Informática y Ciencias de Datos están entre las más demandadas desde esta perspectiva.
“Tener un diploma internacional significa dejar de ver las grandes oportunidades laborales como sueños lejanos y poder finalmente aprovecharlas”, dice Pedro Joaquín Suárez Anzorena, de 23 años, quien desde hace dos vive en Londres.
Joaquín estudió Gerenciamiento Económico Intercultural en la Universidad del Salvador (USAL) y actualmente trabaja en una multinacional en Reino Unido. “En la Argentina, en mi experiencia, un gran obstáculo al buscar oportunidades de desarrollo es que las empresas buscan gente ya capacitada. No buscan encontrar jóvenes con potencial para su desarrollo, sino aquellos con experiencia que puedan aportar valor inmediato”, sostiene. Y asegura que en Europa, por el contrario, se encontró con compañías dispuestas a apostar por el crecimiento de jóvenes profesionales. “Invierten en capacitarnos”, añade.
Por su parte, Tomás Berreta, de 22 años y alumno de cuarto año de la carrera de Ingeniería en Informática de la Universidad Austral (UA), subraya el aspecto económico como uno de los condicionantes que lo llevarían a ejercer afuera.
“Me iría por el hecho de que la economía está en un estado muy volátil. Se hace muy difícil mantener a una familia, además del estrés que genera el hecho de tener que estar viendo cómo se llega a fin de mes”, señala. Y agrega: “Se suman las trabas económicas para exportar productos desde la Argentina, existen muchos obstáculos que impiden que llegue al bolsillo del trabajador el verdadero valor de lo que produjo, lo que desmotiva y genera la necesidad de moverse a un lugar donde sí se respete esto”.
Tomás afirma que, de tener la oportunidad, le gustaría instalarse en Canadá, “tanto por su oferta laboral en el campo del desarrollo de software, como por el ambiente más seguro para sostener una familia”.
En esta línea, Alejandro Melamed, consultor y especialista en el mercado laboral, plantea que la mayoría de los jóvenes talentosos contemplan una oportunidad en el exterior fundamentalmente porque perciben que los salarios en la Argentina están mucho más deprimidos que los que ellos podrían recibir afuera.
“Tener un título habilitante que te permita ejercer tu profesión en cualquier lugar, sin mayores complicaciones, es algo que se valora mucho. Hay que tener en cuenta que, a veces, para revalidar el título en el exterior hay que cursar muchas materias, entonces buscan aquellas carreras que te den la posibilidad más cercana a poder ejercer tu profesión en cualquier parte del mundo”, explica.
Sin embargo, asegura que tampoco es todo color de rosa para quienes emigran porque, si bien ganan mejor, los gastos para vivir son mayores. “Lo que también está ocurriendo es que muchos trabajan desde la Argentina para el exterior, con lo que tienen ingresos en dólares y egresos en pesos argentinos. Entonces ahí sí están en el mejor de los mundos”, sostiene Melamed.
No se trata de olvidar las raíces, de hecho la posibilidad de ayudar al país el día de mañana aparece como el sueño máximo. Es el caso de Nahuel Roza, un marplatense de 22 años que se inclinó por una carrera con proyección internacional y que ya vive en el exterior.
Después de cursar la Licenciatura en Gerenciamiento Económico Intercultural en la USAL, se instaló en Alemania, donde trabaja y continúa con sus estudios. “Seguir formándome y sumar nuevas perspectivas desde el exterior fue el motivo por el cual decidí irme a vivir a otro país. Considero que estudiar fuera de la Argentina permite aprender y explorar tópicos tanto nacionales como internacionales desde otros puntos de vista. No obstante, un propósito personal que persigo es poder contribuir al desarrollo del país con todo lo adquirido durante mi estada y formación en el exterior”, indica.
Según Ignacio García Costa, director de Admisiones de Grado de la UA, los jóvenes de hoy consultan más que de costumbre por carreras que les permitan desplegar su profesión en otros países o bien desde la Argentina hacia el exterior.
“Lo que nos manifiestan es que quieren tener experiencias enriquecedoras de vivencias atípicas y buscar su lugar en el mundo. A ello también puede sumarse el contexto económico de nuestro país, que también influye para que los jóvenes vean como una oportunidad trabajar en el exterior, donde las condiciones laborales y económicas han demostrado más estabilidad”, señala.
Para ejercer en el mundo
No son pocas las profesiones que se pueden ejercer en el mundo sin necesidad de revalidar materias, pero para no llevarse sorpresas, los especialistas aconsejan que, si la intención es trabajar en el exterior, se indague en la facilidad de hacer valer el título en otros países.
En la UA, una de las carreras más elegidas por su amplia proyección internacional es Ingeniería Informática, que se cursa en cinco años y permite trabajar en empresas de cualquier lugar del mundo.
Otras que atraen a los jóvenes por este motivo son Negocios Digitales y Diseño, ambas de 4 años de duración. “Las demandas de estas carreras han crecido mucho en estos últimos años. Ingeniería Informática genera una solicitud del doble de alumnos de lo que habitualmente recibíamos. Mientras que, en las otras dos, el crecimiento fue superior al 50%, y entendemos que esta tendencia de alta demanda seguirá por los próximos años”, analiza Costa.
También en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) se percibe un marcado interés por estas carreras, específicamente en las áreas de Ciencias Económicas, Comunicación, Diseño, Ingeniería y Ciencias Exactas, Negocios y Ciencias Jurídicas y Sociales. Pero, además, se dicta una serie de carreras con un plan de estudios 50% en español y 50% en inglés, tales como Negocios Globales, Finanzas Globales y Comunicación Global.
“En el caso de las vinculadas a Ciencias Económicas y Negocios Globales, se trata de carreras que vienen creciendo sostenidamente en torno del 60% y alrededor del 40% las vinculadas a Comunicación”, explica Federico Iñíguez, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y vicerrector de la UADE.
Destaca que, además, los alumnos de todos los programas tienen la alternativa de realizar intercambios en universidades con convenio en el exterior, desarrollando así un perfil internacional.
“Los jóvenes priorizan la oportunidad de conocer un nuevo país y nuevas culturas mientras trabajan. También, la posibilidad de trabajar en distintos países o de estar siempre a la vanguardia”, señala Iñíguez.
Por su parte, Guadalupe Sanz, directora de admisiones de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), considera que “la pandemia potenció el fenómeno de la globalización, acortando distancias y permitiendo una nueva flexibilidad laboral”.
En ese sentido, las alianzas con casas de estudios del exterior ganan relevancia. “Hemos desarrollado más de 140 convenios de intercambio internacional con algunas de las universidades más prestigiosas del mundo, y tenemos acuerdos de doble titulación con Francia y Canadá”, precisa. La respuesta de los estudiantes es contundente. “En el último año observamos un crecimiento del 35% en los alumnos que viajan al exterior a realizar un intercambio o doble diplomatura mientras cursan su carrera de grado”, dice.
Para Eduardo Diez, director del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano (UB), la posibilidad de alcanzar un trabajo estable es clave. “Al elegir carreras con proyección internacional, complementando muchas veces esos estudios con una experiencia en el exterior, buscan desarrollar nuevas habilidades personales y profesionales e incrementar las posibilidades de inserción laboral”, asegura. También la UB incorporó convenios internacionales de doble diplomatura con universidades europeas.
Particularmente, la USAL tiene distintas carreras que promueven la internacionalización, entre las que se destaca el Programa Integrado Franco-Argentino de Abogacía de la Facultad de Ciencias Jurídicas, que funciona desde 2005.
Según Martina Rojo, directora del programa, el interés por parte de los ingresantes aumentó a partir de 2019, se mantuvo durante los años de pandemia e incluso en 2022. “El Derecho interconecta nuestra realidad con otras regiones del mundo. Por ello, la internacionalización en la formación académica de los profesionales del Derecho es esencial. Los estudiantes de Abogacía, deben tener acceso a herramientas que contribuyan a facilitar su inserción profesional futura, en el contexto de la globalización”, plantea Rojo.
Además de elegir carreras con las que puedan desarrollarse profesionalmente en otros países, cada vez son más los jóvenes que deciden anotarse en algún programa de intercambio mientras estudian para embeberse de todas las experiencias que puedan enriquecer su formación antes de graduarse.
“Un punto que no es menor, y que incluso sucede en las universidades públicas, es que los alumnos deciden cursar algún período de intercambio para estudiar en alguna universidad del exterior”, observa Melamed. “La mayoría de las universidades están teniendo este tipo de convenios con casas de estudios europeas, que son las que más seducen a los jóvenes”, agrega.
Estudiantes globales, el futuro
Melamed augura que a futuro la forma de estudiar va a ser muy diferente. Y pone como ejemplo el caso de Minerva University, la universidad global que se considera uno de los mejores lugares en el mundo para formarse. Con un programa de selección muy riguroso, la novedad es que sus alumnos estudian cada cuatrimestre en un lugar del mundo diferente.
“Ellos educan a las personas para ser globales en serio, y una de las ciudades a la que van es Buenos Aires. Creo que tienen una educación totalmente diferente y disruptiva, porque la propia universidad va moviéndose con los alumnos por distintas partes del mundo”, describe.
El experto considera que, si bien el tema de la crisis económica pesa sobre las decisiones de los jóvenes al momento de proyectar su vida, también hay un aspecto de visualización de oportunidades presentes y futuras.
“En los últimos años se da un fenómeno particular en el que los jóvenes ven que en el exterior las oportunidades son mucho más amplias que las que podemos tener acá, por eso crece la demanda de carreras que puedan ejercer afuera”, concluye.
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