“Cara de Ozempic”: por qué podemos parecer diez años mayor tras inyectarnos la droga para adelgazar
El furor por la semaglutida es un fenómeno global, pero tiene efectos no deseados; quedó expuesto en la ceremonia de entrega de los premios Oscar
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MADRID.– Ya lo dijo Catherine Deneuve allá por los años 60: “A cierta edad, tienes que elegir entre tu cara o tu trasero”. Medio siglo después, si miramos las últimas alfombras rojas, es fácil concluir que Hollywood elegió lo segundo. En la gala de los premios Oscar celebrados este mes de marzo el presentador Jimmy Kimmel hizo de esto la bofetada de la noche: “Todo el mundo tiene un aspecto genial. Cuando miro alrededor de esta sala, no puedo evitar preguntarme: ‘¿Será Ozempic adecuado para mí?’”
El cómico se refería al furor por la semaglutida, ese medicamento diseñado para tratar la diabetes tipo 2 o la obesidad que debería ser prescripto por un médico y que, sin embargo, muchas personas (no solo celebridades) están utilizando para beneficiarse de su efecto secundario más famoso: la pérdida de apetito y un consecuente adelgazamiento exprés. La cobertura mediática de la alfombra roja reflejó el asunto en todo tipo de publicaciones: “¿Qué estrellas de los Oscar 2024 pudieron o no usar Ozempic para perder peso para la noche más importante de Hollywood?” tituló, por ejemplo, The New York Post, señalando directamente a America Ferrera, Brendan Fraser, Emily Blunt o Jesse Plemons, entre otros. El tema fue también muy comentado en redes sociales.
Días antes de la gala, Eli Lilly, que efectivamente fabrica dos medicamentos –Zepbound para la obesidad y Mounjaro para la diabetes– que hacen competencia al Ozempic de Novo Nordisk publicó un anuncio avanzando el asunto: “Algunas personas estuvieron usando medicamentos que nunca fueron destinados a ellas para [entrar en] un vestido o esmoquin más pequeño, para una gran noche, para la vanidad. Pero ese no es el objetivo: las personas cuya salud se ve afectada por la obesidad son la razón por la que trabajamos con estos medicamentos. Importa quién los recibe”.
Pero Hollywood eligió trasero exprés y al hacerlo, como en la frase de Deneuve, se enfrenta a algo que todo el mundo sabe: cuando adelgazamos el cuerpo demasiado rápido, perdemos la juventud de la cara. Ozempic tiene su mejor escaparate en las alfombras rojas, pero en realidad es un fenómeno global y el negocio va como un tiro: las cifras de ventas confirman que las ganancias operativas de Novo Nordisk aumentaron un 58% desde 2017, el año en que introdujo Ozempic. Y no solo crece exponencialmente entre personas sin antecedentes de diabetes, sino que cada vez es más popular entre sectores más jóvenes: según Komodo Health, una empresa que rastrea datos de atención médica de 330 millones de expedientes de pacientes estadounidenses, de todos los pacientes no diabéticos a quienes se les recetó Ozempic o Mounjaro, casi el 40% tienen entre 25 y 44 años.
Tal y como explica Novo Nordisk, la farmacéutica creadora de Ozempic, esta es “una solución inyectable en pluma precargada”. Contiene el principio activo semaglutida y “ayuda a su cuerpo a reducir el nivel de azúcar en sangre únicamente cuando este nivel de azúcar está demasiado elevado y puede ayudar a prevenir una enfermedad cardíaca. Ozempic se usa para tratar a adultos (a partir de los 18 años de edad) con diabetes tipo 2, cuando la dieta y el ejercicio no son suficientes”.
Para los diabéticos, reduce los niveles de azúcar en sangre. Pero también domina el apetito, así que al comenzar a inyectarlo los kilos comienzan a desaparecer. Es por eso que muchas personas que no son diabéticas y que no necesariamente tienen obesidad están utilizándolo como método de adelgazamiento.
Y esto no solo está cambiando la figura de muchas personas, sino también su rostro, el modo en que enfocamos la belleza y el futuro de la medicina estética.
Descolgamiento y flacidez
El efecto más buscado por quienes utilizan la semaglutida con fines estéticos es el de la pérdida de apetito: Ozempic te da la sensación de estar siempre lleno, así que desaparece el picoteo y las raciones de comida se vuelven más pequeñas. Sin embargo, pronto aparecen también náuseas, vómitos, diarrea y estreñimiento. A los pocos meses, llega la “cara de Ozempic”, o lo que es lo mismo, un rostro prematuramente envejecido.
En un interesante artículo sobre las tendencias de cirugía estética de 2024 la revista estadounidense Allure analiza cómo la “cara de Ozempic” está cambiando los procedimientos de cirugía plástica que los pacientes piden y la forma en que los realizan los médicos. También afirma que pacientes que nunca se habrían sometido a un lifting facial lo están considerando seriamente, que muchos más veinteañeros están demandando procedimientos diseñados para personas de más de 50 porque presentan síntomas de flacidez, descolgamiento y pérdida de volúmenes faciales.
Hablamos con cinco médicos sobre cómo Ozempic está cambiando los rostros de muchas personas y su manera de enfocar la belleza.
En realidad, Ozempic solo puso un nombre atractivo a lo que sucede tras un adelgazamiento brusco. “Es un término que se ha usado en varios artículos para referirse a la esqueletización facial que se produce tras una pérdida de peso importante, de unos 8 o 10 kilos al menos”, explica la médica esteticista Mar Mira, codirectora de la Clínica Mira+Cueto en Madrid. Detalla que en el rostro existen distintas estructuras faciales, entre las que se encuentran los paquetes grasos profundos y superficiales, que merman su tamaño con la pérdida de peso global, no solo en el caso de pérdidas de peso relacionadas con el uso de fármacos, sino cuando se adelgaza en general.
“Es siempre más evidente en el caso de rostros delgados de base que tienen una pérdida ponderal importante, ya que, en pacientes con sobrepeso u obesidad, la pérdida de peso no suele repercutir en una esqueletización facial importante. Sin embargo, sí se pueden acentuar sombras a nivel de la mejilla por reabsorción de los paquetes grasos a este nivel, o acentuarse la flacidez facial en papada y línea mandibular por pérdida de los paquetes grasos temporales y preauriculares, que suelen ser los primeros en reabsorberse con el proceso de envejecimiento”, sostiene. Y agrega que los pacientes que acuden a su consulta con esta preocupación ven que su aspecto “empieza a ser de cansancio o que se acentúa el descolgamiento”.
El problema: hacerlo exprés
La denominación hace referencia a la repercusión de la pérdida de peso en la cara. Según explica Celia Gonzalo, médica especialista en endocrinología y nutrición en Neolife Medical Group, “la disminución de la grasa facial de forma brusca e importante puede acentuar las líneas de expresión, los pómulos y también provocar un hundimiento en las mejillas. En definitiva, en algunos casos, puede dar un aspecto más envejecido”.
“La pérdida de volúmenes en el rostro suele ser uno de los signos de envejecimiento puesto que, conforme nos hacemos mayores, hay una menor capacidad de capacidad de regeneración celular, el sistema musculoesquelético cambia, se reduce la masa muscular y densidad ósea, y hay una menor capacidad de generación de colágeno y elastina lo que provoca cambios en nuestra piel, que pierde tersura y, en consecuencia, capacidad de sujeción de los tejidos internos, así como aparición de arrugas”, añade Gema Pérez Sevilla, cirujana maxilofacial y experta en medicina estética facial, con clínica propia en Madrid. “Una pérdida grande de peso afecta a todo el cuerpo, también al rostro, y por supuesto afecta a los volúmenes de la papada, mejillas o carrillos, y otros”.
A esto se refería Deneuve cuando hablaba de elegir: cuando perdemos demasiados volúmenes en el cuerpo, ergo también en el rostro, avejentamos nuestro aspecto. “Efectivamente, con los déficits volumétricos marcados pasamos de un rostro de aspecto jovial y saludable a un rostro esqueletizado. En el rostro esqueletizado se ha atrofiado la grasa facial (que conforma el almohadillado de la cara) y se ven acentuado los rebordes óseos. Esto transmite aspecto de cansancio por hundimiento de la mejilla a nivel anterior; a veces, de tristeza. Las sienes se ven hundidas y también favorece la progresión de la flacidez y la rotación de estructuras faciales que aportan un mayor grado de descolgamiento. Todo ello nos hace parecer mayores y nos vemos menos favorecidos”, apunta Mar Mira.
A partir de cierta edad, tiene este efecto: “Perder peso de manera rápida y en edades avanzadas hace que la dermis no se recupere de las nuevas condiciones físicas. Es muy importante perder grasa saludablemente y acompañarla de dieta saludable, ejercicios, y ponerte en manos de un profesional”, recomienda Irene Cruz, médica cirujana especialista en medicina estética avanzada y nutrición, y miembro del equipo médico del Instituto De Benito con sedes en Madrid y Barcelona.
Las fluctuaciones de peso son un tema recurrente para muchos pacientes de medicina estética que buscan rejuvenecer su aspecto. “La pérdida de volumen hace que haya menos sustento y por eso, las estructuras adyacentes descuelgan con más intensidad. Todo ello conlleva un envejecimiento acelerado por los pliegues y arrugas que se ocasionan y por la pérdida de luminosidad en el rostro. A este respecto, sí que nos piden tratamientos, personas jóvenes que sufrieron este problema a edades más tempranas y que en condiciones normales hubieran comenzado 10 o 15 años después”, comenta Moisés Amselem, médico estético especialista en rejuvenecimiento facial con clínica propia en Madrid.
Por Amaia Odriozola
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