Capilla del Monte: la asamblea popular que niega el coronavirus, el uso de barbijos y las vacunas
Llevan meses realizando reuniones semanales y tienen un programa de radio; cruzaron cartas documentos con el intendente
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CÓRDOBA.- “No necesitábamos las mascarillas, ¿nos están cuidando o nos quieren idiotas?”, “La estafa de los hisopados; es la punta del ovillo de la gran farsa que nos están imponiendo”, “bozales para esclavos” y “no a la deshumanización de la escuela”. Los conceptos son parte de los panfletos que integrantes de la Asamblea del Pueblo de Capilla del Monte, en el norte del departamento cordobés de Punilla, entregan en la ruta o en las calles de la ciudad.
Con unos 16.000 habitantes (en la pandemia muchos de quienes tienen allí casas de fin de semana se instalaron), la ciudad es una meca de creyentes en fenómenos de ovnis y energías espirituales. El Cerro Uritorco, con sus 2000 metros, es el imán místico desde hace décadas y décadas.
Desde el comienzo de la irrupción del coronavirus, Capilla del Monte suma 2220 contagios y 32 muertes. El intendente Fabricio Díaz (Unión por Córdoba) cuenta a LA NACION que es “muy difícil” gestionar la pandemia con la posición de esta asamblea de la que participan un centenar de personas, pero que es muy activa. Todos los miércoles se reúnen en la plaza y, además, tienen un programa los domingos al mediodía en Radio Astral.
LA NACION, que recibió los volantes con la posición de la asamblea en la ruta 38, se contactó con ellos para una entrevista. La respuesta, vía mail, fue que necesitaban más tiempo ya que uno de los miembros “desencarnó hoy” (“desencarnar” es “despojarse”, en alusión presuntamente a un fallecimiento) y, por su organización, “hay que plantearlo y votarlo”.
“Nuestra posición desde el 25 de mayo fue en contra de toda la plandemia, bozales y armas biológicas incluidas (vacunas) –agrega la fuente en otro correo electrónico–. Tenemos un programa de radio en la FM Astral donde está todo grabado como prueba de que, desde hace mas de un año y medio, hablando con médicos, abogados, y haciendo extrapolación de lo que pasaba en otros países, pudimos hacer de ‘profetas’ y casi todas las noticias y las conclusiones que se presentaban en la radio se cumplían al poco tiempo. Seguimos con la misma línea. Nuestra posición es la de antivacunas, antiplandemia. Pro debate, pro tratamientos, pro democracia directa, y más”.
En la asamblea usan la palabra “plandemia” que fue acuñada por la escritora sevillana Cristina Martín Jiménez, al sostener que “la Covid-19 no es una pandemia, es una ‘plandemia’, una coacción y una extorsión”. Publicó un libro respecto del uso del miedo para que la gente aceptara las disposiciones sanitarias de los gobiernos.
Capilla del Monte triplicó su población en la última década por la cantidad de gente de diferentes ciudades que se radicó allí para avanzar en sus búsquedas. Hay seguidores de autodenominados gurúes espirituales, fieles de la alimentación sana, constructores sustentables, destinados a encontrar señales de otros planetas, terapistas de variadas escuelas y otros que, simplemente, quieren la tranquilidad de las sierras. La asamblea no responde a una sola corriente.
“Delitos de lesa humanidad”
En nombre de la asamblea, el intendente Díaz recibió una carta documento en junio adjudicándole ser “responsable por delitos de lesa humanidad” junto a su equipo de salud. Allí le reclamaron no haber aplicado el “protocolo de la ivermectina o CDS” (dióxido de cloro) y le reprocharon “restringir nuestras libertades, utilizando la fuerza pública contra nuestra integridad física, moral y espiritual, desconociendo el artículo 14 de la Constitución”.
La respuesta de Díaz, por la misma vía, fue negar y rechazar por “improcedente, falaz, maliciosa y temeraria” la acusación y fundamentar la decisión en las disposiciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en las normas dictadas a nivel nacional y provincial.
“Renegamos con este tipo de manifestaciones –señala Díaz–. Dimos parte a la policía, hubo pintadas con sus proclamas en lugares públicos, como el cementerio y la municipalidad. En el momento más duro de los contagios intentamos desalentar las reuniones, fue difícil. Una sola vez los escuché, pero en medio de la crisis sanitaria no cambié de accionar. Había una mezcla de libertarios y negacionistas”. En el buzón de su casa, varias veces encontró decenas de cartas pidiéndole que reconsiderara su posición.
Mariano Arriaga, el oftalmólogo líder de Médicos por la Verdad Argentina, un grupo de profesionales que niega la pandemia, y la médica Chinda Brandolino, también militante de la “falsedad” del coronavirus, estuvieron en el pueblo y fueron bienvenidos por la asamblea, que compartió en sus redes sociales y con LA NACION material de ambos.
Arriaga fue imputado en mayo pasado en Rosario por instigación al delito junto a un concejal chaqueño y a otro médico, quienes convocaron a un encuentro anticuarentena; incluso estuvieron detenidos por unas horas. A comienzos de febrero, él y Brandolino explicaron a un adolescente –hay un video que los muestra– cómo tomar “correctamente” dióxido de cloro.
El secretario de Salud municipal, Gerardo Guerra, ratificó que trabajaron “intensamente” y lograron que “una gran parte de la población” se pusiera a su favor, pero no desconoce que algunas de las características de Capilla del Monte favorecieron “cuestionamientos y resistencias”.
Cómo gestionar
“No entramos en la confrontación directa –continúa–. Optamos por la promoción de la salud y las acciones concretas; la ciudad recién tuvo el 13 de septiembre [de 2020] el primer caso de contagio”. Repasa que, cuando comenzó la vacunación, la resistencia reapareció. Incluso menciona que en el hospital una cardióloga que rechazó la inmunización murió por coronavirus y una médica pediatra lo transitó “muy mal, lleva ya tres meses de rehabilitación”.
“Poco a poco, la gente fue tomando conciencia de cómo evolucionaba la situación; el personal de salud realmente se comportó muy bien, dedicó todo a sortear la crisis, siempre al pie del cañón”, apunta.
Para el epidemiólogo Hugo Pizzi la existencia de grupos con estos discursos “complejiza” las decisiones en materia sanitaria; admite que siempre se estiman en alrededor del 10% de una población, aunque no necesariamente organizados. “Lo peor es que cuando ellos o alguien de su familia están enfermos acuden presurosos a buscar la asistencia de lo que rechazaban, eso lo tenemos visto”, sostiene en diálogo con LA NACION.
Subraya que tanto el barbijo como la vacuna como el aislamiento son herramientas “con pruebas evidentes de su eficacia, están corroboradas científicamente. Son, junto a la higiene, lo que está salvando a la humanidad”. A su entender, estos grupos no tienen un impacto considerable en el resto de la sociedad.
En el material que la asamblea publica en sus redes y difunde en sus espacios, hay mucha crítica a las decisiones de los gobiernos en la Argentina, testimonios contrarios a decisiones similares en otros países y de distintas provincias con oposición al “pasaporte Covid”, la vacunación o el uso de barbijos.
Qué los mueve
Para el filósofo Héctor Ghiretti, este tipo de grupos son parte de un “fenómeno muy de nuestra época, nacidos en los ‘60, con mentalidad conspirativa”. Sostiene que se pueden comprender sobre la base de las causas contextuales, las sociedades de masa, globalizadas, en las que los centros de decisión “no son visibles, son lejanos”.
“Muchas veces somos objetos de decisiones que se toman de manera remota –añade–. Antes el poder político era más cercano y los intereses económicos se manejaban más a nivel regional o local. Estos grupos tienen una tendencia al escepticismo y se preguntan si estas decisiones o condicionantes están respondiendo a un plan general que tiene que ver con explotación. Es un problema de la modernidad”.
Ghiretti describe que se manejan tomando datos de la realidad y “le dan una sistematicidad, una organicidad que tiene que ver con elementos de ficción. No entienden que los fenómenos colectivos no son personales”. Grafica con casos como el Club Bilderberg, “el poder del Vaticano” o expresiones de ese tipo.
“Combinan datos con conjeturas; si eso se vincula con creencias religiosas o místicas, también tiene una dimensión de luchas de fuerzas del mal con las del bien”, aporta. La organización en asamblea es una forma muy antigua, relacionada con “el mundo cristiano, el milenarismo, con cierta visión redentorista”.
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