Cáncer y desinformación: “¿Tengo que vacunar a mi hijo contra el VPH?” Una pregunta cada vez más frecuente a los pediatras
En mujeres, el virus del papiloma humano causa cáncer de útero; los varones no solo contagian, sino que pueden contraer la enfermedad en otros órganos; advierten que las tasas de vacunación en la Argentina están muy por debajo de lo óptimo
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Hace dos años, cuando el pediatra de Santino, de 11 años, le indicó vacunarse contra el virus del papiloma humano (VPH, o HPV por sus siglas en inglés), Sofía Urquiza, la madre, se sorprendió. “Pensé que era solo para mujeres”, le dijo, primero. Y después remató: “Me parece bien, porque ellos también transmiten”. El médico le explicó que estaba equivocada. Que los hombres no solo pueden contagiar a las mujeres este virus que causa el 95% de los cánceres de útero, sino que también ellos puede contraer la enfermedad: ya sea cáncer en la zona genital, como en la garganta. Y no solo eso. El VPH figura entre las principales causas de cánceres de cuello y cabeza que se desarrollan en los hombres cerca de los 60 años. “No es solidaridad, es prevención”, le aclaró.
La vacuna fue incorporada al Calendario Nacional de Vacunación en 2011, primero solo para niñas de 11 años nacidas a partir de 2000. Posteriormente se fue ampliando la población objetivo: hoy se vacuna de forma gratuita a todas las adolescentes entre 11 años y 12 años. Y, a partir de 2017, se incorporó a los varones de ese mismo rango de edad. A nivel global, la incorporación de una vacuna que previene una enfermedad de transmisión sexual al calendario infantil causó algunos cuestionamientos de grupos conservadores. ¿Para qué vacunar a mi hija o hijo si todavía no inició una vida sexualmente activa? Los especialistas argumentaron que, cuanto antes se recibieran las dos dosis, más anticuerpos generarían, de forma de tener mayores niveles de cobertura cuando efectivamente comenzara a tener relaciones sexuales. Las dosis se aplican con seis meses de intervalo.
Los estudios demostraron que la incidencia del cáncer de útero bajó más de un 70% en la población vacunada (a nivel mundial la campaña comenzó en 2006). De todas formas, las tasas de vacunación contra el VPH en la Argentina son muy bajas: el pediatra Eduardo López, infectólogo del hospital de niños Ricardo Gutiérrez, afirma que es baja entre las mujeres y mucho más baja entre los varones de la población objetivo, pese a ser obligatorias. “La primera dosis de mujeres está alrededor del 80%, pero la segunda cae por debajo del 60%. En varones es más crítico, porque la primera dosis está alrededor del 70% y la segunda, por debajo del 50%. Esto revela que en la adolescencia tenemos una incidencia de coberturas bajas, no óptimas. Esta estadística significa que nos queda un grupo grande sin adecuada protección: para tener protección para la enfermedad cancerosa, tanto para varones como para mujeres, uno pretende una cobertura de la población alrededor del 90%”, detalla.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que se trata de un virus silencioso, presente en la mayoría de las personas a partir del inicio de la vida sexual, y que en ambos sexos se activará con muchos años de diferencia desde el contagio. Entre las mujeres, unos 15 a 20 años después de la infección; en los hombres, de 35 a 40 años después. Casi todas las personas en el mundo se infectan con el VPH al menos una vez durante su vida, según datos de la OMS. Existen más de 200 tipos de este mismo virus, algunos con bajo riesgo oncogénico pero que producen verrugas genitales y otros de alto riesgo que provocan cáncer. Sin embargo, es un misterio para los investigadores por qué algunas personas van a desarrollar la enfermedad y otras no.
Aunque la infección por el VPH es una de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes, el preservativo no es una herramienta muy eficaz para prevenirla, a diferencia de otras enfermedades. Si bien en la mayoría de los casos la transmisión ocurre durante una relación o contacto sexual, el vehículo de transmisión es la piel. “Alcanza el contacto piel con piel”, sentencia Cintia Parellada, directora para América Latina del Centro de Observación y Evidencias del laboratorio MSD, que fue quien patentó la primera vacuna. Parellada dirigió diversos estudios de monitoreo a largo plazo en pacientes. Actualmente existen tres vacunas contra el VPH; dos las produce ese laboratorio y la tercera, GlaxoSmithKline.
Respecto del contacto piel con piel, la investigadora se refiere a la piel húmeda que se encuentra en los genitales tanto femeninos como masculinos, dentro del útero, en la región anal y en la boca. A diferencia del virus del VIH, no se requiere el contacto con fluidos corporales. Puede transmitirse incluso por relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. El virus sobrevive sobre las superficies y puede transmitirse de forma indirecta también.
“Una vez que la persona toma contacto con el virus, este se aloja en el interior de las células de la piel húmeda y puede permanecer allí por años. En algunos casos, las personas lo eliminan entre 6 meses y dos años después. En el caso de las mujeres, el primer contacto con el virus genera una suerte de protección inmunológica temporal, que después se perderá, pero en el caso de los varones, no. A medida que la persona sigue teniendo encuentros sexuales, sigue contagiando y contagiándose”, describe Parellada. Muchos años después, determinadas personas –no se sabe por qué– desarrollarán algún tipo de cáncer.
“Las bajas tasas de vacunación en la Argentina significan que queda una población susceptible de enfermedad, tanto para el cáncer de cuello uterino, el adenocarcinoma anal, el carcinoma orofaríngeo, como para el cáncer de cabeza, de cuello, el carcinoma de vulva, el cáncer de vagina y el cáncer de pene, entre otros”, enumera López. ¿Por qué es importante que los niños también se vacunen? “Los varones, en primer lugar, pueden tener cáncer por el VPH, además de las verrugas genitales. Vacunarse también es una cuestión de equidad de género”, dice el infectólogo.
¿Los mayores de 11 años se pueden vacunar?
La vacuna está aprobada en la Argentina para mayores de 11 años y recomendada su aplicación entre los 11 y los 12 años, el especialista del hospital Gutiérrez explica: “Las personas mayores de 20 años se la pueden aplicar, por supuesto. Hay países en los que se vacuna hasta los 40 años. Sin embargo, está comprobado que una vez instalado el virus, la vacuna ya no es tan eficaz”, agrega. “Una persona adulta podría dársela, pero solo la va a proteger para infecciones que contraiga con posterioridad; la vacuna no consigue sacar el virus de la célula, pero sí neutraliza los nuevos virus cuando ingresan al cuerpo”, agrega Parellada.
“El virus puede ser transmitido incluso con el uso de condones y también entre quienes solo tienen relaciones monogámicas”, recuerda la página de la OMS. “Todas las personas sexualmente activas tienen riesgo de infectarse por el VPH. Las mujeres con infección persistente por los tipos carcinogénicos tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer cervical. Hombres que han tenido más tres parejas sexuales en su vida tienen 4,5 veces más posibilidades de infectarse que los que solo tuvieron una o dos”, apunta el informe de la OMS. Y el aumento a medida que avanza el número de parejas es exponencial.
“Ya no podemos hablar de población de riesgo, porque la gran mayoría de la población tiene el virus y no lo sabe, incluso entre quienes practican la monogamia. Alcanza con haber tenido alguna pareja anterior para aumentar las chances. Por eso es tan importante la estrategia de prevención”, explica.
Como la investigación sobre el cáncer cervical lleva más años, al definirse la incorporación de la vacuna al calendario oficial –y por ende su gratuidad– muchos de los países definieron que vacunarían primero a las mujeres mayores de 11 años. Sin embargo, esto contribuyó a crear cierta confusión. “Alguno de los mitos que existen en torno de esto es que los varones no necesitan vacunarse. O que si lo hacen es solo con un fin solidario, pero no es así. Este es un tema importante que no se toma muy en cuenta. Las tasas de cobertura son muy bajas. Hay cánceres en varones por el VPH que se podrían evitar, pero hay mucho desconocimiento al respecto”, insiste López.
Parellada aporta que, a nivel global, las tasas de vacunación muestran una brecha de género importante: “En la mayoría de los países, la vacunación de los varones es la mitad que la de las mujeres. Y tanto para unos como para otras, la segunda dosis se vuelve a reducir a la mitad, bajando así enormemente la efectividad”.
Con ese foco, durante la pandemia, en el Instituto Butantán, que es el instituto de vacunas de Brasil, se desarrolló una campaña de información para combatir las falsas informaciones y mitos que circulaban en redes sociales; muchas de ellas, promovidas por grupos antivacunas. Armaron una redacción de 30 periodistas que se encargaban de monitorear, detectar y buscar la ruta de esas informaciones para después compartir en sus redes publicaciones científicas que las confirmaran o desmintieran. Cristina Montovani, coordinadora de redes sociales del Instituto Butantán, fue la responsable. No fue una tarea sencilla, ya que el instituto pertenece al Estado de San Pablo y durante la pandemia, bajo la presidencia de Jair Bolsonaro, muchas de las divulgaciones antivacunas llegaban desde el mismo gobierno.
“Uno entiende que es una guerra de narrativas. Pero no hay nada más efectivo que difundir información verdadera. En plena pandemia, contratamos especialistas en redes sociales para identificar cuál era la mejor manera de comunicarlo: en TikTok, Instagram, Facebook, hacer un video o info escrita. Cada red tuvo su estrategia y nos encargamos de poner a disposición de las personas que escribían información científica de primera mano. Así logramos tener más de 2 millones de seguidores”, declara.