Cáncer: solo en 12 de cada 100 casos se detecta en forma precoz
Un baldazo de agua fría. Así definen los pacientes qué es recibir un diagnóstico de cáncer. Claro que el agua puede estar más o menos fría, o volverse helada según la cobertura de salud de cada persona: quienes dependen de los servicios públicos enfrentan muchas más dificultades para acceder a un tratamiento que los que tienen una cobertura privada.
Es más: uno de cada cuatro tumores son detectados precozmente entre los afiliados a la medicina prepaga, en tanto eso ocurre en apenas uno de cada diez beneficiarios del sistema público de salud, que también sufren más demoras y escollos para acceder a la medicación.
Estos son algunos resultados de una encuesta representativa sobre 400 pacientes con cáncer del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que reveló que el promedio desde el inicio de los síntomas hasta la llegada al diagnóstico es de 6,2 meses, con una diferencia de dos meses menos entre prepagas y sistema público. El proceso del diagnóstico es cuando los pacientes perciben más fallas: el 20% detectó errores en esa etapa. "Estuvieron un año y medio tratándome por hemorroides", reveló una encuestada.
De los 400 casos de la encuesta, el 54% tenía entre 45 y 65 años; el promedio de edad fue 55. En cuanto a cobertura, el 84% dependía de la salud pública, obras sociales nacionales y del PAMI, mientras el 16% tenía prepaga. La investigación es una iniciativa de la ONG All. Can, que implementa acciones en el abordaje del paciente con cáncer, y fue realizada por la consultora IPSOS Healthcare Cono Sur, dirigida por Andrey Mendez Fandiño.
Aun cuando el cáncer –eso está bien demostrado– ofrece mucho mejor pronóstico si es detectado antes de producir síntomas, apenas 12 de cada 100 casos fueron detectados en estadíos asintomáticos en personas aparentemente sanas que se realizaron algún control preventivo.
En los casos en que el cáncer ya se había confirmado, (es decir, cuando habían aparecido síntomas que motivaron la consulta), el 68% de los tumores se diagnosticó en estadío inicial, el 2,7% en estadío I o II y el 29% en etapa avanzada o tardía, especialmente entre pacientes del sector público.
La encuesta también evaluó cómo repercute tener un cáncer en la economía. La mitad manifestó haber perdido parcial o totalmente su trabajo, y la incapacidad para trabajar aumentó del 3% al 35% al cabo del tratamiento. También hay enfermos que no tienen dinero ni siquiera para tomar transporte público e ir al médico o a sus sesiones terapéuticas. Por eso, buena parte dijo que un subsidio de su tarjeta SUBE, para viajar sin costos, los ayudaría.
Tiempos y demoras
Los screenings, tamizajes o barridos son pruebas de detección de cáncer en personas aparentemente sanas y mejoran el diagnóstico porque lo encuentran cuando no ha dado síntomas. "En el país hay programas de tamizaje de cáncer de cuello de útero, de colon y de mama. Los hospitales deben ofrecerlos", responde Julia Ismael, exdirectora del Instituto Nacional del Cáncer, miembro del Comité Ejecutivo de All. Can Argentina y de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC).
Ismael enfatiza que mientras es más sencillo acceder a un test para cáncer de cuello o a una mamografía –aunque no en todos los hospitales hay mamógrafos-, el mayor problema aparece con el cáncer de colon y recto (colorectal), que produce 20 muertes diarias en el país. La gente le tiene miedo a la colonoscopía.
"Pero el procedimiento primario de detección es la prueba de sangre oculta en materia fecal anualmente, entre los 50 y 74 años, un test no invasivo, que no requiere preparación y se provee de forma gratuita en los hospitales –dice Ismael-. Solo entre un 7% y un 15% da positivo y son esos únicamente quienes pasan a colonoscopía, que sí requiere de una preparación especial y se realiza bajo sedación".
Desde Nueva York, Leandro Cerchietti, profesor del servicio de Hematología y Oncología del New York Presbiterian Hospital, coincide en que la prueba de sangre oculta permite la detección del cáncer de colon en estadíos tempranos, pero que la colonoscopía "detecta lesiones precancerosas. Y hay diferencia entre detectar cáncer cuando es asintomático pero ya es cáncer que hacerlo cuando es ‘pre’, cuando todavía no lo es. Cambian el abordaje terapéutico y la tasa de curación".
Ismael recalca que los encargados de indicar tamizajes son los médicos de atención primaria, de familia, de cabecera o los agentes sanitarios en localidades lejanas de centros poblados. "Por eso, es importante que las campañas no solo le hablen al público en general, sino también a los médicos: que sepan cuándo sospechar, que indiquen los screenings correspondientes. Cada consulta es una ventana de oportunidad", afirma.
Claudio Martín, oncólogo especialista en cáncer de pulmón del hospital María Ferrer (público) y del Instituto Alexander Fleming (privado), agrega que "si bien el cáncer de pulmón –principal causa de muerte en varones en nuestro país– no tiene programa de tamizaje, puede detectarse aun en estadíos quirúrgicos. Una tomografía de pulmón por año durante 3 años en pacientes fumadores de más de 55 años reduce la mortalidad. Así que hay que hacerla", indica.
En promedio, las personas encuestadas debieron esperar dos meses y medio más después del diagnóstico hasta comenzar el tratamiento. Los de pulmón tienden a acceder más rápido: el 44% lo hace en menos de un mes. Pero 1 de cada 10 pacientes con cáncer colorrectal tarda de 6 meses a un año en comenzar a ser tratado.
"En tumores sólidos –enfatiza Ismael– lo recomendado es que no pasen más de 45 días, y en hematológicos, si son agudos, conviene empezar en los siguientes días porque pone en riesgo la vida. Tardar 6 meses a un año hace que se pueda perder la ventana de curación".
Toxicidad financiera y emocional
La mayoría de los pacientes dijo sentirse cansado, sin energía y con sentimientos negativos. Un tercio además manifestó que le hubiera gustado tener una conversación más profunda con su oncólogo antes del diagnóstico.
"El oncólogo está preparado para abordar a un paciente con cáncer, pero el sistema de atención no es el adecuado –dice Claudio Martín–. Muchas veces el diagnóstico es un martillazo y por eso hacen falta psicooncólogos, que casi no existen en el sistema público. También es muy importante contar con servicio social, para que ayuden al paciente en todos los pasos que debe dar para conseguir sus drogas".
"A veces el enfermo hace muchos trámites para acceder a un medicamento, pero cuando va al hospital la droga no está y tiene que volver a ir, y eso para alguien que trabaja en el sistema informal significa no cobrar el día –se lamenta Ismael-. Hemos pensado en una ley integral de cáncer que garantice derechos reales: un subsidio temporario para alimentarse y no tener que estar cortando clavos cada día que va al hospital."
Orientar en todo momento del tratamiento es un aspecto crucial. "Los cuidados paliativos se asocian habitualmente con el acompañamiento del paciente terminal, pero en realidad dan respuesta en todo momento a los síntomas que produce la enfermedad y su tratamiento, tanto físicos como emocionales –afirma Cerchiett–. Deberían ser incluidos desde el inicio, independientemente del pronóstico de cada caso".
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