La “tarea titánica” de un grupo de cirujanos para crear un registro argentino que mejorará la atención del cáncer colorrectal
Los profesionales buscan contrarrestrar la falta de datos locales; cuenta con el aval de la Sociedad Argentina de Coloproctología, la Asociación Argentina de Cirugía y el Capítulo Argentino del Colegio Estadounidense de Cirujanos
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En el país, ya funciona el primer registro nacional para el seguimiento de pacientes con cáncer colorrectal que fueron operados. Con el aval de tres sociedades científicas, esta iniciativa de un grupo de cirujanos de centros de referencia en el tratamiento de la enfermedad proporcionará información clave para mejorar la atención de acuerdo con las características de la población argentina.
Acaba de superar los 1000 casos atendidos en 26 instituciones públicas y privadas de once provincias, aunque la prueba piloto durante seis meses que incluyó a 317 pacientes operados en ocho instituciones académicas de Buenos Aires empieza a dar algunos indicios de la necesidad de disponer de datos nacionales. Más del 10% de los pacientes operados por cáncer de colon o recto en esos primeros centros participantes tenían menos de 45 años, lo que coincide con “una tendencia en el mundo al aumento de la incidencia de este tipo de tumores en jóvenes”, según definieron los coordinadores del Consortio Colaborativo de la Base Nacional del Cáncer Colorrectal en la Argentina. Esa tendencia también se mantiene en los más de 1000 pacientes cargados al registro y, de sostenerse a medida que se vayan incorporando cada vez más profesionales e instituciones, podría generar un cambio en las recomendaciones nacionales.
Por el momento, por ejemplo, respaldaría la decisión de los especialistas en algunas instituciones del país de recomendar iniciar el control preventivo de pólipos o lesiones a través de la colonoscopía antes de los 50 años. El Instituto Nacional del Cáncer (INC) aconseja a la población general –sin síntomas ni antecedentes familiares– hacer ese control entre los 50 y los 75 años.
“Como médicos, debemos estar atentos a esta información para intentar llegar a un diagnóstico precoz en estos pacientes”, destacaron desde la coordinación del registro, que cuenta con el respaldo de la Sociedad Argentina de Coloproctología, la Asociación Argentina de Cirugía y el Capítulo Argentino del Colegio Estadounidense de Cirujanos.
El equipo coordinador está integrado por los cirujanos Nicolás Avellaneda (Cemic), Romina Bianchi (Fundación Favaloro), Karina Kollia Ávila (Hospital Udaondo y Centro Privado de Proctología), Marcos González (Hospital Italiano de Buenos Aires), Carina Chwat (Hospital Austral), Camila Bras Harriott (Hospital Alemán) y María Dolores Daneri (Hospital Británico).
El seguimiento de los primeros pacientes también permitió empezar a identificar lo que los coordinadores consideran factores de riesgo de peores resultados posquirúrgicos “sobre los que se podrá trabajar en un futuro para mejorar”, como la intervención de un cirujano general en lugar de uno entrenado en cirugía colorrectal o el uso de la cirugía abierta en lugar de la mínimamente invasiva, entre otros, según detallarán en el estudio con estos datos que aceptó para su publicación la revista Colorectal Disease.
“También se identificó una marcada heterogeneidad entre la manera de estudiar a los pacientes antes de la cirugía, lo que resalta la necesidad de tener guías clínicas orientadas a estandarizar el manejo de pacientes en la Argentina”, destacó el equipo ante la consulta de LA NACIÓN. “Los registros prospectivos a nivel poblacional, como en este caso, son importantes para tomar decisiones que permitan mejorar los resultados de la atención de pacientes con determinada patología basados en información de calidad. A la vez, permiten, en un futuro, crear guías de práctica clínica, lo que es importante ya que hoy la mayoría de los países de América Latina [incluida la Argentina] sustenta su práctica en recomendaciones elaboradas en Estados Unidos o Europa, que tienen condiciones muy diferentes a las nuestras”, explicaron.
En busca de datos confiables
Con esta iniciativa, que parte de la necesidad de un grupo de profesionales de disponer de datos locales de calidad, el país ingresó desde el año pasado al grupo Icorc, por la sigla en inglés de Colaboración Internacional para el Registro de Resultados del Cáncer Colorrectal, que va incluyendo a los países con registros prospectivos nacionales de cáncer colorrectal: Inglaterra, Noruega, Suecia, Dinamarca, Australia, Nueva Zelanda y Holanda.
“No hay datos fiables de qué pasa con los pacientes tratados –explicaron los coordinadores–. Contamos con estudios pequeños, con los que no podemos tomar decisiones. Necesitamos que se sumen más profesionales que están tratando a pacientes y centros de todo el país”. Para participar, hay que enviar un correo a basenacionalccr@gmail.com. Es, según mencionaron, el primer registro prospectivo en la región sobre una enfermedad frecuente. El INC, a partir de la proyección de un observatorio mundial del cáncer, indica que se trata del segundo de los cánceres más comunes en la población. Este registro también servirá para determinarlo.
“Queremos que sea más representativo de la Argentina”, sostuvo Chwat, una de las coordinadoras del registro y cirujana del Sector de Coloproctología del Servicio de Cirugía General del Hospital Universitario Austral. “Es necesario para que la Argentina se pueda comparar con el mundo. Hoy, en la práctica diaria, basamos nuestras decisiones en las prácticas de otros países, con otras características y sistemas de atención. Queremos que el análisis de los resultados sobre cómo tratamos y evolucionan nuestros pacientes nos sirvan para adaptar las guías clínicas a nuestra población”, continuó.
“Es fundamental tener datos fidedignos de la realidad del cáncer colorrectal en la Argentina que nos permitan dirigir todas las estrategias para mejorar la salud de nuestros pacientes. El registro nos va a poder mostrar esa realidad con la incorporación cada vez de más centros en todo el país, independientemente del volumen de pacientes que traten, para saber dónde estamos parados en el cáncer de colon y la cirugía colorrectal, y cómo mejorar mediante una auditoría de calidad”, dijo Fernando Serra, presidente de la Sociedad Argentina de Coloproctología. “Tener una base de datos así significa un avance enorme para el país y llevarlo adelante es una tarea titánica de un grupo de profesionales jóvenes”, destacó.
La información relevada de cada paciente, desde la primera consulta hasta el seguimiento a 30 días de la cirugía, indaga desde cómo se hace el diagnóstico del cáncer colorrectal, cómo es la cirugía y con qué resultados en el corto plazo.
“Es más frecuente el cáncer de colon que el de recto, de acuerdo con nuestra experiencia, y el tratamiento depende del tipo, la ubicación y el estadio del tumor. Estamos viendo muchos casos y lo que nos llama la atención es que es en personas a las que antes, de acuerdo con las recomendaciones, no se le hubiese solicitado una colonoscopía. Por esto, entre otros motivos, es que queremos tener información propia –dijo Chwat–. Sin eso, no podemos tomar decisiones adecuadas”.
La realidad local
Ante la consulta, Carlos Vaccaro, consultor en coloproctología y director del Programa de Cáncer Hereditario del Hospital Italiano de Buenos Aires, coincidió en que un registro nacional brindará datos “que reflejen la realidad local”. Eso sirve, según continuó, para adecuar las recomendaciones y auditar los resultados de los tratamientos que se están administrando. “Esto permite saber si estamos cumpliendo estándares internacionales o debemos mejorar”, planteó.
En esa línea, Vaccaro consideró que “se necesita el apoyo más formal de entes oficiales para que este proyecto pueda tener continuidad y datos que sirvan para evaluar resultados y estrategias”. Y agregó: “Esta fase piloto, cuyos resultados van a ser comunicados en revistas indexadas, representa una parte minúscula de la experiencia en la Argentina, ya que está limitada a los centros públicos y privados involucrados, pero no deja de ser una muestra de lo que puedan ser los resultados finales si se expande al resto de nuestro país”.
Fabio Leiro es jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Penna, de la ciudad de Buenos Aires, y cirujano colorrectal de la Fundación Favaloro. Es referente del registro en ambos centros. “Es fundamental para tomar acciones tener un diagnóstico y, para eso, necesitamos saber qué se hace, a qué pacientes se trata, quiénes los tratan y con qué resultados. Con esta información, podemos definir desde cómo encarar decisiones para la atención de los pacientes hasta a qué destinar recursos, en qué o cuándo capacitar más, o determinar qué se está haciendo bien o mal para poder mejorar”, detalló.
Cuando se alcance a un centenar de centros o profesionales tratantes participantes, “tendremos una idea más objetiva. Los primeros son los centros con especialistas de referencia y con más volumen de atención y, por lo tanto, de experiencia, pero sabemos que esa no es la realidad del país. Es necesario que pueda serlo”, sostuvo Leiro, que es expresidente de la Asociación Argentina de Cirugía y de la Sociedad Argentina de Coloproctología.
La clave acá, como en todo registro, es la calidad de cada dato que se carga. Y eso demanda tiempo y personal, que es lo más escaso en un sistema sanitario en crisis. Bras Harriott está a cargo de esa tarea y lo hace en horas libres para que no interfiera con el trabajo. Es jefa de residentes en el Servicio de Cirugía General del Hospital Alemán, que participa del registro. La historia clínica digital con que cuenta ese centro agiliza y facilita la carga; si falta un dato, se indica en el sistema para asentarlo en el próximo control. “Los pacientes firman un consentimiento informado de que aceptan que sus datos se incluyan de manera anónima en la base de un registro que servirá para poder unificar criterios para el tratamiento del cáncer colorrectal. Hasta ahora, todos accedieron”, señaló la cirujana.
El registro, según explicó, es simple de llenar: incluye los antecedentes clínicos relevantes de un paciente, como si es hipertenso, el protocolo quirúrgico, la anatomía patológica y el control posoperatorio dentro del mes. Está dividido en tres secciones con 75 campos para completar con respuestas como sí o no, entre opciones múltiples e incluir fechas, como la de la cirugía. Si aparecen complicaciones, se suma un campo más.
“Hay una capacitación previa con un instructivo. Es información prospectiva o sea que si un profesional hace las preguntas necesarias al momento de hacer la historia clínica, estará completa. Pero esto no siempre sucede en todos lados”, comentó. En los hospitales o centros que aún no cuentan con toda la información digitalizada, el registro de internación puede no estar en el mismo lugar que el de la consulta ambulatoria, lo que se complica aún más cuando la atención involucra a distintos profesionales, como en esta enfermedad.
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