Cambios en el secundario bonaerense. Un “parche” de gestión compleja, la escéptica visión de los expertos en educación
Consultados por LA NACION, pusieron el foco en la importancia de la “evaluación continua”, aunque consideran que el núcleo del problema es “cambiar lo que se enseña” y la forma de hacerlo
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El Consejo General de Educación de la provincia de Buenos Aires aprobó ayer por unanimidad cambios en la enseñanza de las escuelas secundarias a partir de marzo de 2025. Eliminación de la repitencia, materias cuatrimestrales, la posibilidad de deber hasta cuatro materias del ciclo previo y la implementación de ciclos intensivos de 15 días para profundización de las materias adeudadas, son los cambios principales. A nueves meses de su implementación, los especialistas manifestaron sus opiniones al respecto. De la mano de expresiones como “parches” y “no son los cambios requeridos”, muchos de ellos manifestaron escepticismo: dudan de que sea ese el cambio que requería la enseñanza de los adolescentes.
“Las modificaciones que la provincia realiza de la escuela secundaria son retenes para evitar que el edificio se caiga”, señaló Guillermina Tiramonti, magíster en Educación egresada de Flacso y licenciada en Ciencia Política de la Universidad del Salvador. Según señaló, el problema del nivel medio no está en su organización sino en su concepción enciclopedista del conocimiento y en una práctica que está basada en la mera transmisión. “El supuesto que subyace es que el problema es meramente organizativo. Lo que hay que cambiar es lo que se enseña y cómo se enseña”.
Para la doctora en psicopedagogía e investigadora de la Universidad Católica Argentina (UCA) Rufina Pearson, la nueva dinámica del secundario también deja mucho que desear. “Pienso que es un parche que no garantiza ningún cambio: 15 días en diciembre y en febrero no van a cambiar la trayectoria de aprendizaje del alumno. Se necesita un cambio más profundo, en la manera de enseñar los 180 días que el estudiante va al colegio”. Para la psicopedagoga, no debería tratarse solamente de bajar los índices de repitencia: “Deberían elevarse los índices de calidad de enseñanza. Eso es lo que realmente hará que los estudiantes sean más exitosos en sus aprendizajes”.
Ante la consulta de LA NACION, fuentes de la Secretaría de Educación de la Nación, liderada por Carlos Torrendell, solamente pusieron el foco en una de las cuestiones: el sistema de evaluación. Según manifestaron, a su entender, para saber si el esquema de repitencia o de las materias cuatrimestrales impacta en los aprendizajes, es importante evaluar al final de cada ciclo lectivo.
De bondades y reservas
Algunos especialistas, reconocen algunas bondades de la iniciativa, pero manifiestan algunas reservas. “Estoy de acuerdo en que no se recursen las materias aprobadas, pero estoy en desacuerdo con que se cursen las correlativas de las no aprobadas. Es una incoherencia de la propuesta”, señaló Gustavo Zorzoli, exrector del Colegio Nacional de Buenos Aires y presidente de la Fundación Educar en Ciencias. Y sumó: “Establecer cuatro períodos de 15 días para la recuperación es quitarle tiempo de enseñanza a los que más esfuerzo hacen para aprender”.
Para Zorzoli, la modificación de régimen académico es lo más simple de implementar: “Deberían transformar la estructura misma del sistema educativo secundario, pero no lo hacen porque no se quieren meter con los puestos de trabajo docentes. Es una pena que se vuelva siempre a lo mismo”.
Florencia Salvarezza es especialista en alfabetización, profesora de la Universidad de la Ciudad e investigadora del Haskins Laboratories. Para ella, en términos teóricos la propuesta es lógica. “Suena coherente y razonable que un alumno que se lleva algunas materias no tenga que repetir todo el año”, señaló. Pero agregó: “Entre lo que se resuelve teóricamente y lo que se puede hacer en la práctica, hay mucha diferencia y el diablo está en el detalle”. Para la especialista se siguen “haciendo parches” que no apuntan en ningún caso a mejorar la enseñanza, que es el punto fundamental.
Para Sandra Ziegler, investigadora y directora de la Maestría en Ciencias Sociales con Orientación en Educación en Flacso, la iniciativa de cambio hacia un modelo de aprobación por materias es una alternativa muy estudiada y que está en implementación en diferentes provincias del país en este momento. “Sin embargo, la escuela secundaria requiere no solo un cambio en sus sistemas de evaluación. Se requiere que cambie el tipo de trabajo con los contenidos, el modelo de las clases, las formas de convivencia, el tiempo de trabajo docente, la asistencia regular a la escuela y por supuesto también las formas de evaluación”.
Manuel Álvarez Trongé, presidente de la fundación Educar 2050, señaló que el sistema de acreditación por materia es un sistema empleado en diversas secundarias del mundo. “Algunas jurisdicciones de Estados Unidos y del Reino Unido lo tienen. El eje de los cursos de refuerzo por materia es alcanzar la calidad del aprendizaje de la materia que se adeuda”. Tal como expresó, la reformulación de la provincia de Buenos Aires deberá tener una adecuada gestión para elevar la calidad de la enseñanza. Álvarez Trongé señaló, además, el punto de partida: “Más del 80% de los estudiantes que llegan al último año no tiene el nivel mínimo en matemática y más del 40% no lo tiene en lengua. Además, más del 50% no termina este nivel obligatorio”.
Los institutos privados de enseñanza, a través de Martín Zurita, secretario ejecutivo de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de la Provincia de Buenos Aires (Aiepba), se expresaron al respecto: hablaron de un “cambio significativo en la estructura educativa provincial” y que “es una excelente noticia contar con un régimen académico unificado”.
Aiepba destacó la derogación de la repitencia, la acreditación de saberes y la cursada por materias. “Estos tres componentes transformarán la estructura rígida de la escuela secundaria tal y como la conocemos. Es imperativo encontrar nuevos factores, fuera del miedo a la repitencia, que motiven a los alumnos a estudiar, ya que el concepto de recursar un año ha perdido efectividad en la actualidad”, señaló Zurita.
Para la asociación, la acreditación de saberes implica el establecimiento definitivo del concepto de evaluación continua. “Cada materia será un proceso que finalizará una vez se logren los aprendizajes necesarios. Este enfoque refuerza la importancia del aprendizaje continuo y personalizado, adaptado a las necesidades individuales de cada estudiante”, sostuvo Zurita.
Para Aiepba, uno de los desafíos serán las instancias de intensificación de las materias pendientes de otros años en simultáneo con las cursadas actuales. “Será esencial encontrar soluciones para que tanto docentes como alumnos puedan administrar ambos procesos de manera eficiente”. Tal como señaló, cada escuela deberá gestionar los espacios y el tiempo necesarios para implementar estas instancias adicionales de aprendizaje.
Ante los nuevos desafíos, los directivos de las escuelas también expresaron a LA NACION su opinión. “Lo que nos tiene que importar es que avancen en las asignaturas que tienen problemas, ya que en la actualidad los chicos del secundario cuando repiten, la mayoría abandona”, indicó Patricia Tagliapietra, directora de una escuela primaria pública de Berazategui. Para la directora, uno de los problemas actuales es que los estudiantes no encuentran en el secundario un horizonte claro. Ante ello, y al igual que la mayoría de los especialistas, sería vital poner la mirada en cambiar los contenidos curriculares y las estrategias de enseñanza del docente.
A María Gabriela Gómez, vicedirectora de la escuela secundaria N°6 de Berazategui, la iniciativa de la provincia le trajo recuerdos tristes: “Una propuesta parecida de cursada por materias ya estuvo en vigencia a fines de los ‘80 y principios de los ‘90. En su momento no dio buen resultado. El ausentismo se incrementó sustancialmente”. Según Gómez, una propuesta de estas características requiere de un cambio radical de paradigma y mucha responsabilidad de toda la comunidad educativa: docentes, familias y sobre todo de los estudiantes. Sin embargo, trata de ver con esperanzas el nuevo sistema: “Podría ser un programa interesante para los últimos años de secundaria, para una mejor articulación con el mundo de los estudios superiores”.
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