Cambió de vida a los 46 años: de director de una empresa a ultramaratonista solidario
Transformar pasos en solidaridad. De eso se trata la vida de Sebastián Armenault, quien a sus 46 años decidió cambiar la vida que llevaba como director de una empresa para emprender el desafío de correr maratones extremas por todo el mundo y de esa forma ayudar a quienes más lo necesitan.
Armenault corrió sus primeros 2 kilómetros cuando tenía 40 años y terminó extenuado. Pero seis años más tarde participó de los 170K del Desierto de Emiratos de Omán y encontró su "para qué en la vida" en las ultramaratones. Y de ahí en más no paró: 170K en el Desierto de Uyuni (Bolivia), 50K en el Polo Sur, 250K en el Desierto del Sahara (Marruecos), 150K en Madagascar.
También corrió en el Desierto de Gobi (China), en Amazonas (Brasil), en el Cañón del Colorado (Estados Unidos), en el Himalaya (India/Nepal), y en Vietnam, entre otros lugares.
Ahora se prepara para un próximo desafío de superación en el Desierto de Marruecos. Junto a su amigo y mano derecha, Enrique Pochat, participarán de una carrera de 3000 kilómetros al volante de un Fiat Panda modelo 1998, una 4x4 básica.
Tarea solidaria
Desde sus inicios, y para dejar en claro sus dos pasiones -correr y ayudar-, Armenault construyó una organización no gubernamental a la que llamó "un kilómetro, una sonrisa" que le permitió llevar solidaridad al conurbano bonaerense. Renovó el comedor Jardín de Dios, en José C. Paz; construyó de cero el merendero La Unión hace la Fuerza en Tristán Suárez y, hoy, su meta es montar un tercer merendero, llamado "Mi Sueño", en Tortuguitas.
Entre los tres centros, la ONG asiste a más de 200 chicos y chicas que reciben alimentos y contención familiar y escolar.
Con más de 23 mil kilómetros recorridos y más 26 millones de pesos donados para su causa, el ultramaratonista explica que "lo esencial no es llegar primero en las carreras, sino transmitir la idea de que cada paso cuenta y así sentirse el campeón del mundo de tu proyecto, más allá del resultado, por el simple hecho de hacer lo que te apasiona".
"Cuando corrí la ultramaratón en el Desierto del Sahara, el que llegó primero ganó 5000 dólares de premio. Yo llegué 793, entre los últimos, y doné 3 desfibriladores, tres electrocardiógrafos, 3 respiradores artificiales, 7500 kg de cemento, zapatillas, leche en polvo, cereales, kits escolares y toda esa donación que hice en la Argentina representaron unos 50 mil dólares", resume Armenault.
"Superarse es ganar", es el lema que sintetiza sus ideas: las de creer que cumplir un sueño es como ganar una carrera. "Nos sentimos campeones del mundo cuando concretamos nuestro propio proyecto", explicó en las más de 300 charlas de 20 países a las que fue invitado para contar su experiencia y contagiar sus sueños.
Sebastián no está solo en este proyecto que entraña tanto esfuerzo y trabajo. "Por cada kilómetro que yo hago, tanto empresas como personas particulares pueden hacer donaciones para hospitales, merenderos, geriátricos y escuelas", dice orgulloso el deportista que logró el apoyo de empresas como Weber Saint Gobain, Assist Card, Gatorade, Shimano, Rialzi 4x4, Ziarelli y SoloEmbragues para mejorar la calidad de vida de las personas, familias e instituciones. Ahora busca extender esa red para cumplir su próximo sueño: el merendero de Tortuguitas.
Hitos de Sebastián Armenault
- Primer sudamericano en correr maratones en los seis continentes.
- Embajador de la Bandera de la Paz - Fundación Mil Milenios.
- Recibió la medalla de Oro, Premio René Favaloro, al Deportista Solidario Argentino, entregado por el Senado de la Nación Argentina.
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