Los precios, en muchos casos dolarizados dentro del país, condicionan a los argentinos como pocas veces antes; los riesgos de financiarse con tarjeta de crédito y el alcance del Previaje 3; testimonios de familias a las que, por primera vez, no les cierran los números para tomarse un descanso
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El verano 2023 se anticipa atípico, marcado fuertemente por una inflación que obliga a buscar nuevas estrategias para disfrutar del descanso sin vaciar el bolsillo. Aunque se prevé una temporada récord en los principales destinos turísticos de nuestro país, sobre todo en la costa, los precios condicionan a los argentinos como pocas veces antes. Muchos de los que salían todos los años y ni siquiera evaluaban costos, ahora estudian modos de ahorro o de financiamiento de sus vacaciones. Otros, directamente deciden bajarse del plan por esta vez.
En los casos más extremos, familias que nunca se lo habían planteado antes, resignan las vacaciones. Y aunque haya sido un año de enorme esfuerzo y trabajo intenso, la calculadora muestra que los números no cierran.
“Soy separada y siempre viajo con mi hija de 14 años. Para las vacaciones de invierno queríamos ir al sur, pero me fue imposible comprar los pasajes para dos personas, me salía muchísima plata”, cuenta Valeria Crowder, de 46 años, del barrio de Caballito, que trabaja en una empresa de ambulancias privadas. También tenía planes para salir de vacaciones en el verano, pero nuevamente desistió por los precios que se manejan para esta temporada en la costa. “El alojamiento es muy caro. Por más que quiera, no puedo. La plata ya no alcanza en el día a día...decidí quedarme”, relata. Su idea es ir los fines de semana a la pileta del club y armar la propia, de lona, en su casa para hacer frente al calor.
Algo similar le sucede a Martín, de 45 años, que trabaja en el rubro de eventos sociales, y optó por usar el presupuesto del veraneo para arreglar el fondo de su casa en CABA. En tiempos de crisis todo no se puede y hay que poner en la balanza cada proyecto. “Hicimos las cuentas y salir de vacaciones tanto a Brasil, como queríamos con mi mujer y mis hijos, o a la costa me representa mucho dinero. Entonces decidimos quedarnos y usar esa plata para poner lindo el jardín y disfrutar también acá sin tener que endeudarnos”, explica.
Sandra González, presidenta de la Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de la Argentina (Adecua), logra tomar el pulso de los cambios de hábitos a través de las consultas y comentarios que recibe. “Hay mucha gente que nos dice que este año no se toma vacaciones, cuando generalmente se iba, porque no le alcanza. Estamos en un momento complicado, en líneas generales, la gente tiene que decidir entre pagar las expensas y los impuestos o irse de viaje”, asegura. Este panorama trazado por la especialista tiene su correlato en números: según un relevamiento del estudio Moiguer, la clase media dejó de abonar cuentas y servicios en un 20% durante el último mes.
Por otra parte, González considera que el movimiento turístico a nivel local se ve incrementado por la cantidad de argentinos que no aterrizarán en el exterior esta temporada: “Obviamente, se trata de un sector que no pasa por la disyuntiva de vacacionar o no, pero son aquellos que quizás se iban habitualmente fuera del país y ahora vacacionan acá por los valores que se manejan”. Sin embargo, advierte que en la costa y en otros destinos locales también se dispusieron precios en dólares.
Recurrir a la tarjeta...¿conviene?
También están aquellos que se niegan a resignar las vacaciones, deciden pagarlas aunque estén fuera de presupuesto y recurren a la financiación. Nicolás Litvinoff, economista y director de Estudinero.org, anticipa que se va a incrementar este verano el uso de la tarjeta de crédito en cuotas, al tiempo que avisa: “Es algo que no recomiendo”.
En este sentido, el especialista subraya que es muy importante saber administrar el dinero para las vacaciones, lo que supone realizar un análisis exhaustivo del costo total. “El gasto vacacional no debería superar el 10% o 15% de los ingresos anuales de la persona o de la familia, pero hay gente que con tal de irse se endeuda con la tarjeta de crédito y luego está un año para pagar esas vacaciones de 15 días”, explica.
El economista sostiene que esta decisión tiene luego un impacto negativo en el flujo financiero para el futuro inmediato. “La persona tendrá que resignar muchos gastos necesarios durante el año para pagar unas vacaciones que se consumieron rápidamente”, sentencia.
Sin embargo, para la presidenta de Adecua, este tipo de financiación no es posible en todos los casos porque, hoy por hoy, muchas personas tienen “explotada” la tarjeta. “Cada vez nos llegan más reclamos por refinanciación, porque no pueden pagarla”, señala.
Los números de la clase media
Al hacer las cuentas para salir de vacaciones este verano con su marido y sus tres hijos, Analía Rocha advirtió que iba a ser difícil o imposible. Es cocinera y prepara viandas para una nutricionista. También su esposo trabaja, y mucho. Sin embargo, nada resulta suficiente. “Planeábamos ir a la costa, pero desistimos porque no nos alcanza, averiguamos y los alquileres están muy altos”, indica. Y admite que no poder veranear le genera sentimientos como impotencia, bronca e indignación. “Estamos cansados, estresados y consideramos que merecemos poder descansar unos días en la playa”, plantea desde su casa en San Martín.
Distinto es el caso de Beatriz Ballesteros, empleada administrativa de 65 años, del barrio de Almagro, que rechazó la idea casi por una cuestión de principios. Una de sus hijas le dio a elegir entre varios destinos: Mendoza, Córdoba, la costa atlántica o el norte de Brasil. “Cuando me habló de los valores me quedé boquiabierta. Agradecí su preocupación por pensar en mí, pero me bajé de su propuesta, a pesar que era una invitación”, comenta.
Su plan es postergar el descanso para un período de temporada media o baja, con precios más razonables. “Estoy siempre en actividad, pertenezco a un grupo de deporte con el que entreno unas tres o cuatro veces por semana y, por otro lado, tengo una amiga que tiene una chacra en San Andrés de Giles y, cada tanto, vamos y nos quedamos unos cuatro o cinco días en el campo. En este momento, el hecho de no salir de vacaciones no representa ningún daño psicológico para mí. Esperaré”, expresa.
La presidenta de Adecua pone la lupa en la clase media y en cómo la crisis no le da respiro a este segmento. “Este sector de la sociedad pasa por una situación complicada porque le aumenta todo. Sin mencionar al que alquila que está en una condición más que difícil con unos montos terribles a los que se suman todos los otros gastos, desde la comida, la obra social hasta los colegios, uniformes, útiles…”, describe. El informe de Moiguer plantea que el recorte de gastos del presupuesto habitual fue del 61% para la clase media y la alta, y del 81% para la clase baja.
Modo ahorro y precios por las nubes
El modo ahorro será una constante, según los especialistas, incluso para familias que jamás tuvieron que hacer números finos para concretar proyectos. “Decidí irme igual, porque realmente con mi familia esperamos todo el año poder tomarnos unos días. Pero esta vez va a ser con los gastos controlados, lo principal que voy a recortar son las salidas a comer afuera”, dice Vanesa, de 47 años, de Villa Devoto.
Gabriela G, que vive en zona norte, redujo la estadía. “Siempre alquilamos un mes en Pinamar, pero este año vamos por 15 días. Además vamos a llevar sombrillas y reposeras...la idea es evitar gastos de alquiler de carpa”, cuenta esta diseñadora de 48 años.
No son pocas las familias que, en primer lugar, resignaron viajar al exterior. Y cuando destinos como el caribe, Brasil o Uruguay ya habían sido descartados, se alertaron con los precios dentro del país. En la costa argentina, la suba en alquileres puede llegar al 80% respecto al año pasado. Una casa de tres ambientes en Cariló para una quincena de enero tiene un piso de 3000 dólares. En Mar del Plata, un departamento de solo dos ambientes puede salir $15.000 por día. Todo depende de los metros cuadrados, la calidad del hospedaje y la zona.
El alza de precios siempre va de la mano de eventuales abusos o subas sin justificación. Lo sabe muy bien González, que recibe denuncias a diario. “Me parece una barbaridad, por ejemplo, el alquiler de una carpa en Mar del Plata por el que llegan a pedir $500.000 para todo el mes”, ejemplifica.
En este contexto, el Gobierno volvió a poner en marcha el programa Previaje, en vigencia desde el 10 de octubre hasta el 5 de diciembre. Mediante esta iniciativa ejecutada por el Ministerio de Turismo se puede obtener la devolución en créditos de hasta el 50% de los gastos realizados en traslados, alojamiento y otros servicios vinculados a las vacaciones. En esta tercera edición, el crédito devuelto a través de una tarjeta precargada puede utilizarse solamente hasta el 31 de diciembre de 2022 y, de no ser usado, luego de esa fecha el saldo se pierde.
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