Próvolo: Las dificultades de llevar adelante un juicio donde las víctimas son sordas
Se trata de un juicio histórico e inédito para Mendoza, no sólo por la gravedad y cantidad de los abusos eclesiásticos a niños sordos del instituto Antonio Próvolo, sino por las dobles dificultades de las víctimas para hacerse entender acerca del horror vivido. Es más, algunas no manejan adecuadamente la lengua de señas, y fue una de las duras críticas de padres al establecimiento a donde enviaban a sus hijos, considerando que se trató de una "vil estrategia" para mantener "oculto un mecanismo sistemático de violaciones", contaron a LA NACION.
En el medio, las ironías en la sala judicial: uno de los sacerdotes imputados por vejar a los chicos hipoacúsicos está a punto de perder la audición, lo que complica aún más que se pueda avanzar con el debate, por lo que van surgiendo planteos y trabas de la defensa.
Lo que sí dejaron en limpio hasta ahora las primeras jornadas del juicio es que los alumnos afectados no deberán volver a declarar. El tribunal determinó que se utilizarán los videos de las cámaras Gesell con el fin de no "revictimizarlos". Esto, sin dudas, no solo es una situación traumática para quienes sufrieron los ataques sexuales sino que representa una verdadera complicación para volver a comunicar lo que ya se contó.
De acuerdo a datos suministrados a LA NACION por la Justicia provincial, en el proceso de Instrucción de la causa, que se inició en noviembre del 2016, se han realizado más de 30 entrevistas especiales a las víctimas del Próvolo en este sitio clave del Poder Judicial.
La Cámara Gesell es una sala dividida por un vidrio: del lado de la víctima es espejado mientras que del otro permite ver las reacciones. Así, el espacio, que además está acondicionado y equipado de manera amena, hasta con juegos para niños, facilita el diálogo con los psicólogos y psiquiatras, y, en este caso particular, con los intérpretes de lengua de seña, lo que hizo más difícil la misión.
De hecho, durante el proceso en estas instancias testimoniales, hubo un duro planteo de la defensa de la monja imputada por abusos, Kumiko Kosaka, que ponía en tela de juicio las interpretaciones de los profesionales de lengua de señas, aduciendo que se tergiversaban los hechos. Pero este reclamo fue desestimado por la Justicia, por lo que ningún especialista quedó comprometido en la causa.
Dificultades
"Las cámaras Gesell fueron más complejas de lo que son por la situación de ser sordos y mudos las víctimas. Sumado que el relato de los hechos de tal magnitud hace que las víctimas se quiebren y se tengan que estirar los minutos de realización. De hecho, se llega a hacer hasta tres o cuatros veces para lograr información sustancial", explicaron a este diario fuentes judiciales.
Actualmente, hay 26 mendocinos que son titulados por la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) como Intérpretes de LSA (Lengua de Señas Argentina). En diálogo con LA NACION, Ana Paula Olguín, miembro de la Asociación Sordos Mendoza y representante en Cuyo de la LSA-CSA (Confederación Argentina de Sordos), parte activa durante el proceso judicial, con tres profesionales durante las jornadas de debate, dio su visión de la importancia de la actividad y de la función del mediador sordo.
"Es un trabajo de puente de comunicación con las víctimas, entre las personas oyentes y las personas sordas que se comunican entre lengua de señas y hablada en español. Los profesionales pueden aprender LSA pero es importante el intérprete para que no haya barreras", dijo la especialista, que además es persona sorda.
"También la persona sorda puede actuar como mediador porque hay veces que los intérpretes pueden no entender a las víctimas de Próvolo, por lo que es mejor llamar a una persona sorda adulta y que sea mediador y que pueda hablar con sus abogados, fiscal o el juez; esta ha sido la mejor función", destacó.
Así, a la espera de que se avance en el entendimiento y la comprensión entre los diversos actores del juicio, teniendo en cuenta los planteos y estrategias que van surgiendo sobre la marcha del debate, resta esperar al 14 de agosto, cuando se retome el proceso, a raíz de otro pedido de la defensa para que se realice una pericia psicológica a otro de los acusados, el jardinero sordomudo, Armando Gómez, porque considera que es "inimputable", ya que asegura no "comprender" lo que se manifiesta en el juicio.
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