Cámara de Ámbar: el gran misterio de la Segunda Guerra Mundial que podría estar a punto de resolverse
La sala fue realizada en el siglo XVIII, los nazis la robaron a Rusia en la conflagración mundial y, al finalizar la contienda, desapareció; ahora estarían cerca de encontrarla
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La Cámara de Ámbar era considerada la octava maravilla del mundo. Se trataba del salón más deslumbrante del palacio de Catalina en la Villa de los Zares, cerca de San Petesburgo, en Rusia. Construida en el siglo XVIII con paneles de ámbar exquisitamente trabajados, panes de oro, piedras preciosas y fastuosos espejos, fue robada por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Al finalizar el conflicto bélico, cuando los soviéticos derrotaron a los alemanes, la sala completa desapareció misteriosamente y nunca más se supo de ella. Hasta ahora. Sucede que un grupo de buzos especialistas en naufragios encontró en el fondo del mar báltico una nave hundida que podría tener en su interior los preciados paneles de aquel tesoro perdido.
La Cámara de Ámbar fue realizada por el escultor barroco y arquitecto alemán Andreas Schülter en 1701, para ornamentar una sala del palacio de Berlín del monarca Federico I de Prusia. El trabajo, en total, les llevó unos 10 años.
Una vez terminada, la estancia contenía paneles delicadamente tallados y mosaicos hechos de ámbar color miel, complementados con panes de oro, ostentosos espejos e incrustaciones de piedras preciosas. La superficie total del habitáculo era de 55 metros cuadrados, para lo que se requirió utilizar unas seis toneladas de ámbar, una de las pocas gemas orgánicas que existen.
Un regalo, un saqueo y una desaparición
El hijo de Federico I, Federico Guillermo I de Prusia, le regaló la habitación al zar Pedro I el Grande en el año 1716. El fastuoso obsequio, que recorrió 1700 kilómetros hasta llegar a su nueva locación, era una muestra de buena voluntad entre los mandatarios de ambas naciones -Prusia (actual Alemania) y Rusia-, que habían sellado una alianza en contra de Suecia.
La Cámara de Ámbar permaneció durante años en el Palacio de Catalina hasta que, en la Segunda Guerra Mundial, en medio de la operación Barbarroja -la invasión de Alemania a Rusia-, los nazis dieron con la habitación, la desmantelaron y se la llevaron. Tardaron 36 horas en desmontar los paneles y los distribuyeron en 37 cajas.
Así, la cámara de Ámbar fue trasladada a la ciudad de Königsberg, en ese entonces, capital de Prusia Oriental (hoy es la ciudad rusa Kaliningrado). En 1945, los rusos ya habían triunfado sobre los alemanes y comenzaban a avanzar sobre sus posiciones, el ejército nazi huyó de esa ciudad y la preciada habitación desapareció.
Aunque en un principio se supuso que la llamada octava maravilla del mundo había sido montada en el castillo de Konigsberg, que fue destruido por los bombardeos aliados, luego se acrecentó la teoría de que los alemanes se habían llevado los revestimientos en barco, en el contexto de la Operación Hannibal, una de las evacuaciones de hombres y bienes por mar más grandes de toda la historia.
Se cree que los alemanes con su carga se subieron al vapor alemán Karlsruhe como parte de la Operación Hannibal. Pero el 13 de abril de 1945, aviones soviéticos hundieron esa embarcación en el Mar Báltico.
¿Misterio resuelto?
Ahora, unos 76 años más tarde, un grupo de buzos de naufragios aseguran haber dado con el Karlsruhe en su sepultura marítima y tienen todo listo para investigar si en su interior viajaban también los paneles de la Cámara de Ámbar.
El líder de la expedición, el buzo y fotógrafo polaco Tomek Stachura, dijo que no estaba seguro de que los paneles de ámbar estuvieran en el naufragio, pero aclaró que los drones submarinos que utilizaron para inspeccionar la bodega de carga de la nave tomaron imágenes de varias cajas cerradas, según consigna el medio británico Daily Star.
El buzo polaco describe el destino final de la Cámara de Ámbar como “uno de los últimos misterios sin resolver de la Segunda Guerra Mundial”.
Los hombres que estuvieron cerca del barco hundido encontraron los restos de una pintura en una caja rota, lo que sugiere que podría haber en la bodega tesoros similares que permanecen intactos en lo profundo del Báltico en la costa norte polaca.
Por su parte, Klass Wayj, propietario del barco en el que viaja la expedición de Stachura, dijo al medio británico que hay un “90 por ciento de posibilidades de encontrar la habitación”. “De lo contrario, no se haría tal esfuerzo aquí. Ellos saben lo que están haciendo”, concluyó el hombre.
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