Calles y trenes colapsados: el centro porteño, copado por la marcha multitudinaria en defensa de la educación pública
Miles de personas se movilizan desde el Congreso hacia Plaza de Mayo; se espera que a las 18 se lea un documento
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La calle estaba totalmente copada y desde temprano. Estaban los que vinieron con sus hijos y los llevaban a upa. Estaban los que saludaban a sus excompañeros. Estaban los que vinieron con sus ambos, o con guardapolvos firmados del día que se recibieron. Estaban los que vinieron con camisetas de la Argentina, o los que llevaban libros en la mano, porque una de las propuestas es levantar un ejemplar para dejar una postal contundente.
Para casi las 16, la marcha federal universitaria en la ciudad ya era masiva y el Congreso y sus alrededores estaban repletos de manifestantes. Se cruzaban en las intersecciones diferentes columnas: la del Conicet, la de la Universidad de las Artes, la de una biblioteca de José C. Paz, la del centro de estudios de la Universidad Nacional de San Martín (Usam). A medida que se acercaban al Congreso se multiplicaban las banderas.
La convocatoria era amplia. La columna que avanzó por Riobamba estaba copada de jóvenes que venían de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, una institución que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Cortaban la avenida Córdoba varios policías en moto que amenazaban con arrancar. Decidieron armar un cordón humano para que todos terminaran de cruzar.
En tanto, la columna de la UBA que concentró desde el mediodía en Plaza Houssay, empezó a marchar pasadas las 14.30. Al grito de “la UBA no se vende, la UBA se defiende”, un mensaje que estaba escrito en la bandera que cargaban los que la encabezaban la manifestación, comenzaron a caminar por avenida Córdoba que estaba totalmente cortada. Minutos más tarde, se sumó Ricardo Gelpi y Emiliano Yacobitti, rector y vicerrector de la casa de estudios, respectivamente. Rodearon la columna con sogas y organizaban el avance los encargados de gremios con handies.
Reclamos
“No seremos la generación que dejó morir a la universidad pública”. Esa era la frase plasmada en el cartel que llevaba Victoria Chiachio. Ella y sus amigas tenían bandanas azules con la leyenda: “Yo defiendo a la universidad pública”. Están en último año de la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA). “A fin de año, nos recibiríamos”, contó. Caminaban en la columna en la que iban los alumnos, docentes, no docentes y directivos de esa casa de altos estudios que avanzaba por la avenida Callao rumbo a la Plaza del Congreso, para desde allí marchar hacia Plaza de Mayo, donde, en un acto, alrededor de las 18, se leerá un documento en defensa de la educación pública.
“Es raro estar acá. Es la primera vez que marcho. Nunca pensás que puede llegar a cerrar la facultad o que puede haber un problema”, detalló Chiachio. Una de sus amigas sumó que su hermana cursa el Ciclo Básico Común (CBC) y, en vez de cuatro ayudantes, este año hay dos. “Es lindo salir a marchar, pero es feo porque tu facultad corre peligro. Y tenés que defender tu derecho”, cerró.
Carla Caruso marchaba con su hija de 16 años que va al Pellegrini. Ella estudió en la Facultad de Ciencias Exactas y es docente en la Facultad de Medicina e investigadora del Conicet, y se especializa en enfermedades neurodegenerativas.
“Yo quiero mucho a la UBA. Muchas veces te preguntan por qué no te vas a las privadas. Y yo me quedo porque quiero devolverle a la UBA lo que me dio”, dijo. Y agregó: “A pesar de que tiene montones de cosas que se pueden mejorar es muy buena. Mejorarla sí, cerrarla no”.
Más cerca del Congreso se empezaban a escuchar los cantos partidarios: “Y ya lo ve y ya lo ve, el que no salta votó a Milei”
En tanto, se vieron postales de trenes saturados por pasajeros que concurrían a la marcha, como los del ramal Tigre de la línea Mitre, que reportó demoras.