El éxodo masivo ya lleva más de diez años, pero el resultado de las elecciones amenaza con profundizar el fenómeno; las cifras de una escalada sin procedentes en el continente y su injerencia en el país
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El triunfo que la Justicia Electoral de Venezuela le adjudicó al régimen de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del domingo pasado sembró una pregunta que resuena tanto entre los venezolanos que viven en su tierra natal, como también entre los 7,7 millones que emigraron en los últimos 10 años: ¿Habrá un nuevo éxodo?
Desilusionados por el resultado electoral, compatriotas asentados en la Argentina aseguran que sí. “Cada vez vamos a ser más los jóvenes venezolanos en el exterior”, se lamentaba ayer, en la puerta de la Embajada de Venezuela en Argentina, Oswel Luna, de 33 años, quien desde hace nueve vive en Buenos Aires, donde se desempeña como masajista terapéutico.
“Hay mucha gente que no se quiere ir de Venezuela, hay mucha gente que ha emigrado y luego ha vuelto. La vida del migrante es difícil, pero creo que con esto la gente va a tomar la decisión de irse sí o sí”, enfatizó, también desde afuera del edificio diplomático, el ingeniero venezolano Juan Castillo, que emigró hace ocho años. Aunque su principal deseo es volver a su país, asegura que no lo hará mientras se mantenga el gobierno actual.
Luna y Castillo son dos de los más de 161.495 venezolanos que, según datos del Censo 2022, residen en la Argentina. Especialistas destacan que la inmigración venezolana en nuestro país es muy particular, no solo por la buena recepción que tuvo y sigue teniendo, sino también por cualidades específicas de los migrantes, como su edad y su perfil socioeconómico y educativo.
Se trata, además, de una inmigración que surgió de manera abrupta y que en poco menos de una década se impuso con fuerza en el territorio, sobre todo en la ciudad de Buenos Aires. Actualmente, el 53% de los venezolanos radicados en la Argentina (84.834) residen en Capital Federal. Allí, el flujo de inmigrantes venezolanos fue tan intenso desde 2014 hasta hoy que este grupo de extranjeros se volvió el más grande de todos. Actualmente representan el 20,2% del total de la población extranjera de esta ciudad.
En tanto, a nivel nacional son el tercer grupo de mayor proporción, solo superados por los paraguayos (522.598) y los bolivianos (338.299). Debajo de los venezolanos se encuentran los peruanos, que son en total 156.250.
“En la primera migración de venezolanos a la Argentina llegaron muchas personas calificadas o altamente calificadas, la mayoría en avión: muchos médicos e ingenieros que pudieron insertarse bien laboralmente. A otros profesionales les costó más, pero el venezolano en la Argentina trabaja de cualquier cosa, no tiene problema, y es muy bien recibido. Con el tiempo, el perfil de los venezolanos que llegaron fue cambiando”, afirma Roberto Aruj, director ejecutivo del Instituto de Políticas de Migraciones y Asilo de la Untref.
La primera ola inmigratoria comenzó a tomar forma a mediados de 2015 y, en solo dos años, se quintuplicó. Para 2017 las radicaciones de venezolanos en la Argentina habían pasado de un aproximado de 5000 al año, a más de 31.000, según información de la Dirección Nacional de Migraciones a la que accedió LN Data.
Pero ese era solo el comienzo: en 2018 los números de año anterior se duplicaron -ese año se instalaron en la Argentina más de 70.000 venezolanos-, y el fenómeno pasó a estar en boca de todos: en la mesa del domingo, en los medios locales y nacionales. Incluso se escribieron libros que retrataban las historias de vida detrás de este fenómeno inmigratorio.
Si bien en los años siguientes el tema dejó de estar en agenda, el número de venezolanos que llegaba a la Argentina para buscar suerte no dejó de crecer: tras una caída abrupta durante la pandemia, en 2021 las cifras migratorias superaron el pico histórico de 2018: solo ese año llegaron al país 102.058 nuevos pobladores venezolanos. Si bien aún no hay cifras de 2023 y 2024, otros organismos afirman que la cantidad de habitantes venezolanos en la Argentina se mantiene similar a la de 2022 y que actualmente esta población ronda los 170.000.
“Después de la pandemia volvió a haber movimiento migratorio y la situación en Venezuela no mejoró. A diferencia de los migrantes anteriores, que salían en aviones, hubo una salida por frontera muy importante, y esa gente se siguió trasladando. Muchos fueron a probar suerte a Ecuador, a Perú e incluso a Brasil, y después se trasladaron a Uruguay y la Argentina. Entonces muchos llegaron acá como segunda o tercera opción”, sigue Aruj.
En el Río de la Plata, afirma el especialista en migraciones, los venezolanos gozaron de una recepción muy diferente a la que tuvieron en otros países de la región. “En la Argentina, en Uruguay y en Brasil, los venezolanos tienen un muy buen recibimiento, a tal punto que, para un artículo que escribimos para las Naciones Unidas, el director de legales de la Cámara de Comercio de Uruguay me dijo: ‘Los venezolanos vienen a refrescar nuestra sociedad’”, cuenta Aruj, quien también destaca que en la Argentina se crearon muchas asociaciones mutuales venezolanas que ayudaron a que sus compatriotas pudieran acomodarse social y profesionalmente.
Este panorama dista enormemente de la recepción que tuvieron los venezolanos radicados en países más cercanos, como Perú, Colombia y Panamá, donde su llegada masiva a pie y de manera ilegal es motivo de conflictos y ha generado diferentes grados de repudio social a lo largo de los años.
En Panamá, en particular, esta semana, el presidente recientemente electo, José Raúl Mulino, anticipó en una conferencia de prensa previa a las elecciones venezolanas: “Si la situación mejora [en Venezuela], es de deducir que mucha menos gente va a querer aventurarse en ese riesgo de tránsito por la selva. Si la situación política empeora, que es otro escenario, preparémonos porque yo sí creo que eso va a aumentar”, había advertido el político, quien entre sus planes de gobierno incluyó el cierre del paso fronterizo de la provincia del Darién para impedir la posible entrada masiva de desplazados.
De hecho, otra venezolana que reside en la Argentina, y que prefirió no dar su nombre —muchos de ellos, con familiares aún viviendo allá, temen las posibles represalias del régimen de Nicolás Maduro—, se refirió a la recepeción que tuvo cuando migró primero a Panamá, en donde se radicó dos años, antes de decidir cambiar el rumbo. Tiene 30 años y hace diez que se fue de su país natal, en donde estudió Ingeniería en Sistemas. En diálogo con LA NACION, también frente a la embajada de la calle Luis María Campos, contó que está agradecida con la Argentina: “Lo pasé muy mal en Panamá. Sufrí mucho. La gente es xenófoba, y el maltrato es muy fuerte”.
Cuando llegó acá, aseguró, lo primero que notó es que todos la recibieron bien, y que esa actitud hacia sus coterráneos es una constante. “La mayoría de nosotros somos profesionales. La gente estudia para poder trabajar, y eso los argentinos lo recibieron bien. Otros países no lo reciben de la misma manera, porque creen que les estamos quitando el trabajo. Yo me dediqué mucho a estudiar y trabajar. Aquí conseguí desempeñarme en mi profesión. Ahí están los frutos de prepararse tanto”, remarcó.
Una migración sin precedentes en la región
El éxodo de venezolanos ya es el mayor de la historia reciente de América Latina, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Estiman que, desde 2014, más de 7,7 millones venezolanos han dejado su tierra natal en busca de nuevas oportunidades.
Actualmente, la Argentina se posiciona como el quinto país de la región en el flujo migratorio de venezolanos. Desde 2018, el número de venezolanos que se instalan año a año en el país supera el de paraguayos y bolivianos, las dos poblaciones de inmigrantes más grandes de la Argentina.
Otra particularidad de los migrantes venezolanos frente a otros extranjeros radicados en el territorio argentino es su edad. Según el Censo 2022, casi la mitad (47%) tiene entre 25 y 39 años, un número alto si se lo compara con el total de extranjeros que residen en la Argentina, entre los que solo el 28% se encuentra dentro de este grupo etario.
Según el último censo nacional, el 52,5% de los venezolanos reside en Capital Federal, el 32,5% (52.439) vive en la provincia de Buenos Aires. Le siguen, Córdoba con el 4,5% (7235), Neuquén con el 2,5% (4.104), Santa Fe con el 1,8% (2.906) y Mendoza con el 1,7% (2.703). En el resto de las provincias reside menos del 1% de los venezolanos.
El lunes, tras conocer los resultados electorales, Oswal Luna lloraba mientras le decía a LA NACION: “Hay mucha gente que está muy mal en Venezuela, y hay que ayudarla, no se puede esperar más. Toda mi familia está allá. Muchísimas personas no pueden volver por persecución política, porque realmente hay amenazas muy serias, y ellos [los chavistas] son capaces de todo”.
Al igual que Luna, Castillo se fue de Venezuela cuando notó que su nivel de vida era cada vez peor. “Nos fuimos en 2016, dos años después de que nació mi hija, porque no había futuro allá”, contó. Como en la mayoría de los casos de los venezolanos entrevistados por este medio, su mamá, su papá y otros familiares se quedaron en Venezuela. Actualmente algunos de sus seres queridos que continúan en su tierra natal contemplan la idea de migrar.
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