Cada vez más "pacientes golondrina"
En los hospitales porteños, la presencia de pacientes extranjeros, en su mayor parte de Paraguay y Bolivia, es una realidad creciente. Jefes de áreas de dos de los principales centros públicos de salud contaron, bajo estricta reserva de sus nombres, que cada vez es más habitual recibir a personas que llegan, se operan, y cuando se les da el alta, vuelven a su país. "Por la Constitución de la ciudad estamos obligados a atenderlos, igual que si fueran argentinos. Aunque ni siquiera tengan documentos. Obviamente, gratis", dice un cirujano que ya ha operado a decenas de los que llama "pacientes golondrina".
El mes pasado, un paraguayo de 39 años que vive en Encarnación se presentó en uno de esos hospitales con una enfermedad cardíaca terminal. Entró por la guardia y, debido a su estado, fue intervenido de urgencia. Estuvo 15 días internado, pasó por terapia intensiva y unidad coronaria y se le hicieron cateterismos, electrocardiogramas, transfusiones de sangre. Al cabo de los 15 días pudo volver a su ciudad. "No estoy muy al tanto de los números -dice un médico que lo atendió-, pero eso en una clínica privada no debe costar menos de 20.000 dólares".
En el caso de una boliviana atendida el año pasado por una enfermedad crónica, el costo es muy difícil de calcular. Su internación se extendió siete meses.