Cada vez se ven más: cuál es la legislación vigente para conducir monopatines en la ciudad y qué modelos se ofrecen
No están registrados a nombre del dueño, es decir, no llevan ningún tipo de patente, aunque deben cumplir con algunas normas de tránsito
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Gonzalo Lavín, de 30 años, vive en el barrio porteño de Palermo y trabaja en Belgrano. Los casi cinco kilómetros que lo separan de la oficina los recorre con un monopatín que se compró el año pasado a 160.000 pesos. Ese modelo tiene una autonomía de 30 kilómetros y alcanza una velocidad de 40 km/h. “Yo voy por la bicisenda, con este monopatín no me queda otra, pero vi por la calle otros modelos más grandes que el mío y andan junto a los autos. Estuve averiguando y esos son monopatines de varios miles de dólares”, cuenta Lavín.
En la ciudad, aproximadamente a partir de 2018, aunque su uso creció notoriamente luego de la pandemia de Covid, se empezaron a ver nuevos actores en el tránsito: los monopatines eléctricos. Miles de porteños los usan para hacer trayectos cortos y muchos, sobre todo los automovilistas, se preguntan si están regulados de algún modo y cuáles son las normas que deben cumplir.
Según información recopilada por LA NACION, los monopatines no están registrados a nombre del dueño, es decir, no llevan ningún tipo de patente, aunque sí deben cumplir con algunas normas de tránsito, entre ellas, no sobrepasar los 25 kilómetros por hora; sin embargo, hay modelos capaces de superar los 100 kilómetros por hora. Si bien existe esa legislación, aún hay una zona gris en cuanto a las sanciones que se les aplican a los infractores.
Tomás Orfali, representante Whats Motors, hace pocos meses abrió su concesionaria en Avenida del Libertador. Explica que tienen “la Ferrari de los monopatines”: se trata del Nami Burn-e Viper y el Dualtron Storm, dos monopatines de marcas coreanas muy reconocidas. Ambos modelos llegan a los 100 kilómetros por hora. Es decir, tienen un enorme poder para empujar un vehículo que ronda los 50 kilos de peso. Valen cerca de 5000 dólares cada uno.
“Estos monopatines se los compran personas que son fanáticas de la marca y ahorran peso por peso para poder comprarlo, como también gente de mayor poder adquisitivo que lo usa solo para ir a trabajar y quiere un monopatín con mucha autonomía y potencia. Muchos, además de emplearlos en la ciudad, los usan para circuitos o caminos off road donde pueden aprovechar toda la potencia. También se arman grupos que hacen viajes más largos los fines de semana, como ir de la Capital a San Isidro, por ejemplo”, describe Orfali.
Detalles
Según la Secretaría de Transporte y Obras Públicas porteña, los monopatines o “dispositivos de micromovilidad” fueron regulados en mayo de 2019 (ley N° 6164), que estableció distintos parámetros para su uso. Por ejemplo, tener una potencia máxima de 500 watts, no superar los 25 kilómetros por hora y contar con luces y bocina o timbre. Solo podrán pilotear esos vehículos mayores de 16 años, con casco, entre otras exigencias fijadas en la ley. Además, voceros de esa dependencia señalaron que en los tramos donde haya una ciclovía deberán circular a través de ella. Si no la hubiera, podrán transitar por la calzada, pero tienen prohibido hacerlo por las autopistas, así como por las avenidas General Paz, Cantilo, Lugones y 9 de Julio.
En caso de cometer una infracción, se le podrá labrar una multa a la persona a través de su DNI, pero las fuentes remarcaron que una multa es la última opción y que, sobre todo, los agentes primero buscarán generar consciencia a través de la palabra.
Según indicaron los voceros, entre 2020 y lo que va de este año se registraron 34 ingresos en los hospitales porteños por accidentes de personas que manejaban un monopatín.
El uso de estos vehículos en la ciudad se empezó a popularizar con la llegada de Grin, la empresa que los alquilaba a través de una aplicación. Desembarcaron en Buenos Aires en 2019, pero dos años después cerraron sus operaciones. El costo por kilómetro resultó ser muy caro para los usuarios y la parálisis que generó la pandemia terminó de expulsar a la empresa. Luego, esos monopatines empezaron a venderse por Mercado Libre. Grin no funcionó, pero plantó la semilla de lo que actualmente se ve en las calles, que es un sinfín de monopatines circulando.
Eduardo Viñolo es el gerente del centro de capacitación y de la red de ventas de Sunra, una de las marcas que lidera el mercado local de vehículos eléctricos. El monopatín más caro que ofrece es el llamado X9 plus, que sale 209.000 pesos, tiene 35 kilómetros de autonomía y alcanza unos 40 kilómetros por hora.
Viñolo señala que, luego de la pandemia, la venta de vehículos eléctricos, entre motos y monopatines, creció un 400%. “Creo que luego de la pandemia creció la consciencia sobre la necesidad de cuidar el ambiente. Además, los vehículos eléctricos casi no requieren mantenimiento porque tienen un 80% menos piezas que los vehículos a combustión”, destaca Viñolo.
En cuanto a las motos, explica Viñolo, deben estar patentadas y para conducirlas es necesario contar con un seguro y la licencia de conducir. Pero, como se mencionó, para los monopatines no rigen esas exigencias.
“Para que sea seguro circular con los monopatines, siempre que capacitamos a los emprendedores que abren nuestras franquicias les decimos que lo importante es preguntar quién va a usar el vehículo. Según el peso del conductor, se le va a recomendar un monopatín u otro. Es importante explicar bien cómo se deben usar, porque para el 50% de nuestros clientes esta es la primera vez que se compran un vehículo de dos ruedas”, concluye Viñolo.
Cómo cuidar las baterías de litio
Además de cómo usarlos, los usuarios deben conocer ciertos aspectos de su cuidado. Por ejemplo, el mantenimiento de las baterías de litio. Si bien recientemente las baterías de un monopatín estuvieron involucradas, según el peritaje preliminar, en el dramático incendio de un departamento en Recoleta, los incidentes con las baterías de litio no son frecuentes. Se calcula que una en un millón de baterías puede sufrir una falla, pero la estadística muestra solo una dimensión del problema. En general, la calidad de los componentes es importante. Por eso es relevante investigar cuáles son las marcas más confiables.
- La principal medida de precaución es no dejar cargando un dispositivo con baterías de iones de litio sin supervisión. Además de esto, hay una serie de factores que afectan a las baterías y pueden, dado un número de circunstancias, derivar en una fuga térmica.
- No es recomendable tenerlas cargadas siempre al 100% o enchufarlas cuando están totalmente descargadas. Conviene mantener a la batería en valores medios de carga.
- Cargarla a temperaturas muy altas (dentro del auto, al sol) o muy bajas (por debajo de cero) también puede contribuir a que fallen. Por eso es malo usar un equipo y, a la vez, cargarlo. Además, con la repetición de este proceso, se degrada la batería.
- Las baterías son perecederas. Las que están vencidas, sobre todo si han sido muy maltratadas (golpes, vibraciones, calor, frío), tienen más posibilidades de recalentarse.
- Someter el equipo a constantes sacudidas y golpes también puede contribuir a un accidente.
- Dejarlas mucho tiempo sin usar y después de eso ponerlas a cargar también es una mala idea. Las baterías son como un músculo, no puede simplemente dejárselas sin usar mucho tiempo y luego someterlas al esfuerzo de la carga.
- Si hay algún cambio físico en la batería, como cierta hinchazón, no hay que volver a cargar la batería y deberá ser reemplazada.