“Cada minuto cuenta”: una web facilita el diagnóstico de una enfermedad que es altamente discapacitante
Los especialistas reconocen sobre la importancia de reconocer de manera temprana las señales de alerta de la afección
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El lanzamiento de la plataforma ACV.com.ar, presentado por el reconocido neurocirujano Pedro Lylyk en el contexto del Día Mundial del ACV, es, según explicaron, un aporte importante para la prevención y detección temprana de esta afección en la Argentina. Esta web, que fue lanzada durante un evento en el Jardín Japonés de la ciudad, permite realizar un test rápido y accesible para ayudar a quienes sospechen que pueden estar cursando un posible accidente cerebrovascular a identificar signos de alerta y solicitar asistencia inmediata, algo que es fundamental para minimizar el daño neurológico y mejorar las chances de recuperación
En su intervención, Lylyk enfatizó la importancia de reconocer las señales de alarma, que incluyen dificultad para hablar y entender, problemas de visión, parálisis o entumecimiento en el rostro o las extremidades, y dolor de cabeza súbito. Estos síntomas son claves y fácilmente identificables, de ahí que el test consista en preguntas simples con respuestas de “sí” o “no” que pueden ayudar a los usuarios a decidir si deben buscar atención urgente. La plataforma ACV.com.ar no solo representa una innovación en términos de accesibilidad para el público general, sino que, como recalcó Lylyk, permite reducir los tiempos de atención, que son críticos cuando se trata de un ACV.
La incidencia de los ataques cerebrovasculares en la Argentina es alarmante. “Cada 40 segundos, un argentino sufre un ACV”, señaló Lylyk . Además, el neurocirujano destacó que la enfermedad no solo ha mostrado un aumento en su prevalencia, sino que también ha disminuido la edad promedio de los afectados, un fenómeno que atribuye al incremento de factores de riesgo entre los jóvenes, tales como el consumo de alcohol y el sedentarismo.
Durante la presentación, Lylyk hizo un repaso de la evolución del tratamiento de los ACV, desde las primeras investigaciones y las terapias endovasculares, hasta las actuales intervenciones, que permiten tratar el problema hasta 24 horas después de detectado el episodio. Explicó que los avances en imágenes cerebrales han permitido “discriminar qué partes del cerebro están afectadas y cuáles pueden ser salvadas, aumentando las probabilidades de recuperación sin secuelas graves”. Las técnicas actuales, como la aspiración del coágulo o el uso de un stent para atraparlo y retirarlo, representan una gran mejora respecto a los métodos previos.
Sin embargo, Lylyk subrayó la necesidad de mejorar la prevención del ACV, al indicar que la enfermedad es “cara al final, pero barata al principio”, refiriéndose a la accesibilidad de los recursos preventivos en comparación con los costos que implica el tratamiento de una discapacidad. Los factores de riesgo, como el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, pueden controlarse con un estilo de vida saludable y chequeos médicos regulares. Lylyk incluso propuso la realización de un screening anual para personas mayores de 65 años, como un doppler de cuello o una tomografía para detectar calcificaciones, que ayudarían a identificar a quienes tengan un riesgo más elevado de sufrir un ACV.
En su mensaje sobre la educación como pilar para cambiar esta realidad, Lylyk enfatizó el impacto que las generaciones jóvenes pueden tener en la prevención del ACV. Comparó el aprendizaje de la seguridad vial en las escuelas con lo que podría lograrse en la educación sobre la prevención de enfermedades: “Los chicos pueden cambiar la historia de muchas enfermedades, inculcando buenos hábitos en sus hogares y comunidades”. A través de la educación constante y campañas de sensibilización, Lylyk destacó que es posible reducir las cifras alarmantes de ACV, enfermedad que sigue siendo la principal causa de discapacidad en el mundo.
El especialista profundizó sobre la gravedad de la afección y sus consecuencias, al destacar que, estadísticamente, un tercio de los pacientes que sufren un ACV recuperan la salud, otro tercio queda con alguna discapacidad y el resto fallece. Este panorama resalta la importancia de intervenir a tiempo, ya que cada minuto cuenta. Si bien el avance de los tratamientos ha mejorado la calidad de vida pos-ACV, la mejor estrategia sigue siendo la prevención y la identificación precoz. “Hay factores que no podemos modificar, como la genética o el sexo, pero podemos intervenir en el sedentarismo, la obesidad, la diabetes y el colesterol, que son claves para disminuir el riesgo de ACV”, señaló.
A su vez, el especialista hizo hincapié en el impacto del ACV en los costos de salud pública y la economía familiar, ya que los tratamientos de rehabilitación y el soporte continuo para los pacientes con discapacidades permanentes representan una carga considerable. Por ello, alentó a la sociedad a tomar medidas preventivas para evitar, en la medida de lo posible, el desarrollo de esta condición. En términos de políticas de salud, sugirió que las autoridades promuevan un mayor acceso a pruebas de detección y control para quienes tienen factores de riesgo, ya que esta inversión en prevención puede resultar mucho más costo-efectiva a largo plazo.
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