“Cabían en mi mano”. Quién es la rescatista que salvó del abandono a crías de una especie temida
Agustina Volpato acogió a zarigüeyas bebés que estaban en la calle en Santa Fe; de las 10, solo sobrevivieron 3 y las prepara para volver a su hábitat natural
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SANTA FE.- Agustina Volpato es una joven rescatista de animales que por diversas razones necesitan cuidado. Tiene 26 años y reside en San Jerónimo Norte, departamento Las Colonias, a 39 kilómetros al oeste de la capital provincial. Se hizo conocida (y reconocida) en las redes sociales porque rescató las crías recién nacidas de una zarigüeya, comúnmente conocida en los pueblos como comadreja overa, tan temida en los gallineros. Pero además, porque las está cuidando y criando para luego devolverlas al campo, su hábitat natural.
Ocurrió semanas atrás cuando la joven, que se dirigía a su trabajo, escuchó un comentario de lo que había sucedido en una calle de la ciudad, donde se observaba que un animal hembra de la especie y embarazada, quedó malherida. La joven no dudó en hacer un paréntesis en su actividad. “Había algunas crías en la calle y otras que salían de su marsupio; así que fuimos a buscarlas porque dijeron que estaban vivas. Cuando llegamos, la madre murió minutos después y juntamos a sus bebés. Eran 10, dos murieron antes del rescate. Con el correr de los días se iban muriendo y eso era muy frustrante para mí, además que tenía que darles la triste noticia a los seguidores de X”, reconoció la joven en diálogo con LA NACION.
Sobrevivieron solo tres, a pesar de los cuidados. Las más grandes son Crash y Eddie. Pero las miradas se centraron en Sia. “Pesaba 13 gramos cuando la trajimos a casa. Lo primero que dijimos fue que era inviable que sobreviviera. Pero lo logró. Entonces, Sia cabía en mi mano; así que a los primeros días lo pasó con esa contención. A partir de ese momento, comenzó el proceso de cuidarlas y alimentarlas hasta que pudieran subsistir por su propia cuenta. Nunca me imaginé tener que asumir un desafío complicado, diría muy complicado, por el estado de las crías era así, ya que presentaban un cuadro de debilidad manifiesto”, apuntó.
Según se sabe, la zarigüeya o comadreja es un marsupial que puede encontrarse en diferentes ecosistemas de Sudamérica. Tiene hábitos solitarios y prefiere desplazarse de noche y dormir de día, especialmente en nidos de aves o huecos en los árboles.
Hermanas al rescate
Agustina, una de las cuatro hermanas Volpato, contó con la colaboración de Angela, una de las dos veterinarias de la familia (la otra es Verónica) para organizar el dispositivo de asistencia. Después comunicó a sus seguidores que alimentaba a las crías de zarigüeya con una jeringa de alimentos procesados cada dos horas y brindándoles el calor y la atención necesarios. “Créanme que se convirtió en una tarea que demandaba más de 7 horas diarias”, explicó.
Luego las consultas pasaron sobre la tarea específica con los animales, entonces la hija del exintendente de San Jerónimo Norte Carlos Volpatto, sostuvo: “Hoy, las tres tienen su espacio en el patio de la casa. Ahora están en la última etapa antes de su liberación. Sia es pequeña, pero Crash y Eddie son dos zarigüeyitas un poco más grandes. Eso significa que están en un recinto exterior en el fondo del patio de mi casa, alejadas lo más posible de los sonidos humanos. Ahí tienen troncos, pastos, distintos niveles, cuevas y sogas, para que practiquen habilidades motrices y la búsqueda de su alimento. Yo solo las veo para alimentarlas y limpiarles el recinto 1 o 2 veces al día”, añadió.
Sobre qué estima que ocurrirá con Sia, Agustina subrayó: “Ella ahora está aprendiendo a buscar su comida por todo el recinto y a desapegarse de mí. También aprendió a trepar, a usar su cola para colgarse y comer insectos vivos. A medida que pasan los días ella me mira con más cautela y no busca subirse a mi mano. Su liberación, estimo, será en aproximadamente un mes”.
¿”Por qué el nombre Sia de la zarigueyita?” se le consultó a Agustina. “Es por la canción “Unstoppable” (Imparable) de la cantante australiana. Precisamente, el tema habla de ser imparable. Y ella lo es. Pesaba 13 gramos cuando la mostré por primera vez. Este fin de semana ya pesó 186 gramos. He visto a muchos seguidores conmovidos y otros tantos que me dijeron haber cambiado la forma de ver a las diferentes especies. Ojalá todo esto ayude a generar más conciencia sobre la preservación”, auguró.
La veterinaria que no fue
Agustina también aceptó hablar de las razones que la impulsan a ser rescatista de animales. “Rescato todo tipo de animales que necesiten mi ayuda y pueda tener los recursos e información para dársela, principalmente perros y gatos de todas las edades y condiciones, pero también algunas aves, zarigüeyas, tortugas, liebres, y hasta una vez cuidamos tres crías de gato montés hasta que pudimos entregarlas a (la Guardia Rural) Los Pumas”.
Y explicó: “Me especializo más en perros cachorros lactantes o de cualquier edad, pero muy deteriorados y zarigüeyas. Pero no se puede elegir. Aunque estudié algunos años de medicina veterinaria no terminé, soy peluquera canina y trabajo en la veterinaria de mi hermana (con quien hago la mayoría de los rescates)”, comentó.
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