¿Búfalos en la Argentina? Cuál es el origen del ejemplar que atacó al cazador mexicano
En el país existen animales de esta especie criados para producción ganadera y mejora genética, y otros cimarrones libres en algunos campos
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POSADAS.– El búfalo que atacó al cazador mexicano Mario Alberto Canales Najjar es un cimarrón y no un animal que se cría con los cuidados propios de un ejemplar destinado a la producción ganadera, explicaron a LA NACION diversos especialistas.
El cimarrón es un animal que en un primer momento fue domesticado, pero luego o bien porque se escapó o bien porque sus dueños decidieron liberarlo, terminó deambulando en libertad por grandes campos con pastizales suficientes para su alimentación.
Para casi todos los expertos en ganadería consultados por este diario, el búfalo cimarrón representa un peligro.
“Son ejemplares peligrosos que andan sueltos, lo mismo sucedió con los chanchos; en Corrientes hay muchos sueltos y su caza está permitida porque son una plaga”, advierte Gabriel Montiel.
Montiel es representante de la Sociedad Rural para el distrito 8, que aglutina a las provincias de Corrientes y Misiones, donde se crían muchos búfalos para aprovechar la carne.
En la Argentina hay un rodeo de unos 200.000 búfalos, de los cuales la mayoría están en Corrientes (50.000) y Formosa (45.000); el resto se divide entre Córdoba, Santa Fe, Misiones, Santiago del Estero y Entre Ríos.
A diferencia de las vacas, es un animal mucho más rústico que requiere menos cuidados y puede subsistir en campos con pasturas de menor calidad.
Cotos de caza
Los búfalos cimarrones pueden ser extremadamente peligrosos si sufrieron algún maltrato del hombre o son agredidos, advierten.
En campos de las provincias de Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires, así como en el sur del país, hay cotos de caza que atraen a personas de todo el mundo, con frecuencia personajes influyentes del mundo de la política y los negocios.
A fin de marzo pasado llegaron al aeropuerto de Santa Rosa, en La Pampa, tres espectaculares aviones Fairchild con 60 cazadores norteamericanos que venía por jabalíes, ciervos y búfalos.
Más allá de estas especies cuya caza está permitida, algunos buscan los llamados “trofeos de caza”, que son los ejemplares prohibidos.
Los cazadores pueden llegar a pagar 400 dólares al día en un coto de caza y la provincia de La Pampa es una de las que más cotos tiene.
Un productor ganadero prefirió no compartir públicamente sus opiniones sobre la forma en que se trata a los animales en estos cotos de caza, por temor a represalias.
Son mansos si se los sabe cuidar
Sin embargo, los especialistas advierten que los búfalos son mansos si se los cría con cuidado y las atenciones adecuadas.
Nilda Silva es un testimonio viviente de esta mansedumbre del búfalo. Hace siete años vivía en la Capital y no sabía nada de campo.
Hasta que heredó uno en su Corrientes natal, a unos 100 kilómetros de la capital provincial, cerca de los Esteros del Iberá, y decidió iniciar la aventura de vivir en medio de “la nada” y aprender de cero todo sobre estos animales, a los que decidió dedicarse.
Con gran pasión y en pocos años se convirtió en una de las mayores especialistas en búfalos del país y su campo, en lugar de dedicarse a la explotación de la carne, se dedica a la mejora genética.
Maneja un centro de reproducción, el Centro Integral de Inseminación Artificial Bubalino (Ciiab), y vende semen a otros productores de la Argentina o el exterior.
Silva reintrodujo el búfalo en la Exposición Rural de Palermo tras 20 años de ausencia, garantizando que este animal no iba a generar incidentes y sin necesidad de ninguna sedación.
En diálogo telefónico con LA NACION, explica: “Los búfalos son muy mansos si se los sabe tratar, ellos son muy inteligentes. Yo nado con los búfalos, me subo arriba de ellos, puedo estar abajo de un animal de 1200 kilos sin ningún riesgo”.
En la página de Facebook del Ciiab se puede ver a Silva y también a otros visitantes a su campo abrazando a los ejemplares. “Los búfalos entienden todo, reconocen tu voz, cómo se los llama a cada uno, son muy inteligentes”, repite.
Sin embargo, aclara Nilda, no ocurre lo mismo con los búfalos cimarrones. “Son como los perros cimarrones, que andan en manada y pueden ser peligrosos como los lobos”, señala.
Carne y leche
Los búfalos se crían en todo el mundo con el doble propósito de explotar la carne y la leche, muy buena para el queso y otros derivados.
Sin embargo, en la Argentina únicamente se explota la carne, porque la reproducción sin un cuidado genético adecuado hizo que perdiera el gen lechero, indicó Silva.
Incluso en algunas zonas del país a la carne de búfalo se la vende como “novillito”.
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