Los vehículos particulares y los de transportes contratados por apps reciben o dejan a los usuarios entre los autos; desde la empresa que administra la terminal Jorge Newbery indican que en julio estarán listas las obras de readecuación de tránsito terrestre
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Con un fluir permanente, con picos de actividad que se dan con el arribo o partida de vuelos, y con personas que repentinamente se adentran en la tarea de conseguir un vehículo para trasladarse, el Aeroparque Internacional Jorge Newbery funciona hoy con una parte de su traza de vialidad en reparación. Las obras, que se prevé que finalicen para principios de julio, provocan embotellamientos y demoras, y generan quejas de los viajeros.
“¡Lo mandaron para allá!”, exclamó Marcelo Zerbino, que volaba hoy para comenzar sus vacaciones con sus hijos, nietos y hermanos. Por la cantidad de equipaje que traían consigo, trataban de descargar sus pertenencias en una zona cercana a la puerta de salidas nacionales. “A mi cuñado lo mandaron al fondo [hacia el sur]. Acá [por la zona de partidas nacionales] no te dejan parar. El tema es que tenemos que caminar entre los autos, con el carrito de bebé y cargados con el equipaje hasta ingresar al aeropuerto”, sumó.
La ampliación de la traza vehicular supuso cancelar algunos de los carriles. La calle adyacente a la entrada del aeropuerto está destinada a la circulación exclusiva de taxis autorizados por la ciudad de Buenos Aires, autos oficiales y vehículos con pasajeros con movilidad reducida. Los autos particulares, así como los vehículos que trabajan con aplicaciones de transporte, pueden circular del otro lado de la cerca de obra. Un vallado provisorio delimita el espacio peatonal.
Al cruzar la zona en reparación, una masa de vehículos se desplaza lentamente por los carriles que se dirigen hacia el sur. Allí, las personas esperan al sol con su equipaje por la llegada de un familiar que los recibe o por algún vehículo solicitado por las aplicaciones de transporte. La falta de semáforos dificulta el desplazamiento. Por eso, agentes de tránsito dispuestos por Aeropuertos Argentina 2000 (AA2000), encargada de la administración de la terminal aérea, trabajan con carteles en los que se lee “pare” y “siga”, con el objetivo de ordenarlo. No obstante, los vehículos frenados en doble fila son parte del paisaje. Bocinazos, silbatazos y balizas, son los recursos que acompañan el tumulto.
A las 15, Alejandro, recién llegado de un vuelo nacional, esperaba un auto al sol con 30°C de sensación térmica en el pasaje peatonal improvisado para el descenso y ascenso de personas. “Hace alrededor de 5 minutos que estoy acá, pero lo que más me costó fue conseguir que me acepten el viaje. Los autos pedidos por aplicaciones de transporte no quieren entrar a aeroparque porque es un lío y hay mucha demora para salir”, comentó.
“Se controla que los vehículos se frenen solo tres o cinco minutos de manera que el tráfico pueda fluir. Asimismo, verificamos que no estacionen y que no paren en doble fila”, comentó Cristian Martínez, empleado de la empresa de seguridad contratada para ordenar el tránsito por AA2000, encargada de la administración de la terminal aérea.
Ocho agentes de tránsito de la Ciudad, además, dan soporte para controlar el flujo vehicular, especialmente durante el fin de semana. “Es la primera vez que me toca venir acá”, dijo a este medio uno de ellos, quien precisó que reciben órdenes de los agentes de seguridad que trabajan para AA2000.
“Hay mucho control porque las obras están en marcha, pero es momentáneo. Los autos pueden parar en los carriles que están dentro del aeropuerto [después de la cerca de obra], solo que no lo pueden hacer permanentemente, sino por unos minutos”, comentó una fuente de AA200 a LA NACIÓN.
En el caso de los taxis, una fila de alrededor de unas 25 personas espera pacientemente subirse a un vehículo que los traslade. Esta tarde, cerca de las 15.45, la demora se aproximaba a los 10 minutos. Son taxis habilitados por la Ciudad de Buenos Aires que funcionan con tarifa fija. A partir del escaneo de un código QR, y luego de que la persona indique la cantidad de pasajeros, el número de valijas y el destino, la aplicación arroja una tarifa que se acepta o se rechaza. Luego, toca hacer la fila y esperar que los taxis habilitados suban a los pasajeros.
Gabriela, de 45, se encontraba parada esperando un vehículo en la zona de arribos internacionales. En diálogo con LA NACIÓN, opinó sobre el ordenamiento vehicular: “Si o si te obligan a tomarte un taxi. Yo quiero decidir cómo viajar. Quiero pedir un auto por medio de una aplicación de transporte y no te lo permiten porque no pueden pasar, los taxistas no los dejan frenar en esta zona. Tengo que ir hasta el final de la terminal aérea para poder hacerlo”.
“Nos es positivo venir a buscar pasajeros acá ahora que pusieron los carriles exclusivos para taxis. Antes también podían entrar autos particulares y había mucho lío, pero eso ya no pasa”, señaló Daniel a LA NACIÓN, un taxista con 25 años de servicio que ingresaba a buscar a los pasajeros formados. Respecto de la tarifa fija comentó que “es muy conveniente”.
Los detalles
A fines del año pasado se terminó de construir el estacionamiento Río, justo enfrente del aeropuerto. Ello permitió mover la traza de la avenida costanera Rafael Obligado alrededor de unos 40 metros, y se sumaron tres carriles a la arteria vehicular. Además, dio lugar a la planificación de la obra actual, que supone ampliar el espacio de vialidad del aeroparque con un sistema de siete carriles distribuidos en tres sectores a los que se podrá acceder de manera independiente, sin tener que circular obligatoriamente por la totalidad de las terminales: arribos internacionales y partidas, arribos nacionales y estacionamiento sur.
“Primero se hicieron cuatro carriles más el boulevard central, y ahora se está trabajando en los tres carriles internos de aAeroparque. Se hacen trabajos de nivelación del terreno, ajuste de bocacalles y de adecuación de los servicios públicos que van por debajo de la traza de la calle”, precisó Marcelo Bujan a LA NACIÓN, gerente general del Aeroparque Internacional Jorge Newbery. “La fecha prevista de finalización es el 3 de julio, pero la idea fundamental es terminar todas las obras antes de las vacaciones de invierno dado que es una fecha pico”, sumó.
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