Bitácora de un viaje de 3.378 kilómetros
Como les había contado en la nota anterior, la historia trata sobre el viaje en moto que realizó mi amigo Carlitos P., desde Capital Federal hasta Ushuaia.
Ya comenté que a él le gusta la adrenalina a tope, desde pilotear aviones, que lo hace en un hermoso Lear Jet 35, con sus compañeros Ricardo, Mariano o Daniel, hasta volar helicópteros, andar por caminos agrestes en jeep 4x4, disfrutar de navegar en la "Saladina" por las frías aguas del sur, como también encarar travesías en su Suzuki Intruder VS 850.
Ya en noviembre del año anterior había realizado un recorrido similar hasta su casa en Ushuaia, y ahora en octubre, volvió a repetirlo. Le había pedido que cuando llegara me enviara un mail con sus experiencias por esas solitarias rutas sureñas y al llegar me lo remitió y aquí lo transcribo.
- "Al llegar el odómetro de la "Colorada" marca 67.656 kilómetros. Salí de Buenos Aires marcando 64.278, o sea que son...solamente 3.378 kilómetros de distancia hasta la puerta de mi casa en Ushuaia.
Antes de partir, le puse el rodado original 140-90-15 y el miércoles, a las 7, puse rumbo al sur y empecé el hermoso viaje hasta el fin de la ruta 3.
Hasta Cañuelas el tránsito fue un verdadero caos, como lo es todas las mañanas. Me llevó una hora y media salir del colmenar. Tratando de evitar un poco el tránsito de la R3, decidí ir por Saladillo y luego por la RP 51, pero me equivoqué en la rotonda y cuando me dí cuenta estaba yendo para Bolívar, pero para no volver continué, porque solo eran unos kilómetros más hasta el final.
El día estaba hermoso, con un viento regular del noroeste y parcialmente nublado, afortunadamente el pronóstico se equivocó y las probabilidades de lluvia no aparecieron. No obstante el viento me hizo practicar para lo que se venía después en la Patagonia.
La jornada transcurrió sin grandes novedades, disfrutando de la ruta y el paisaje que me acompañaba.
Al caer la tarde llegué a mi primer objetivo: Stroeder. Un pueblo con 2000 habitantes, a un par de kilómetros de la R3, pasando Pedro Luro, a 88 kilómetros de Viedma. Allí paré en la casa de una pareja de Ushuaia, que decidió buscar un lugar tranquilo para criar a sus hijos. Finalmente a dormir con 908 kilómetros encima y la "Colorada" ni transpirada, se ve que como iba para la querencia, vino pidiendo rienda todo el día, pero nunca la deje ir a mas de 120 kilómetros.
El jueves temprano salí de Stroeder, con cielo nublado y amenazante, pero fue solo eso. Luego salió el sol, comenzó a despejar y el viento del este me empujó hacia San Antonio Oeste.
En esta localidad no suele haber suficiente nafta en verano, es conveniente llevar un bidón adicional de 4 o 5 litros.
De ahí en mas y por los próximos tres días el viento se puso del oeste y me acompañó hasta la puerta de mi casa. Hay gente que paga fortunas para hacer gimnasia focalizada y no sabe que andando en moto por la Patagonia con viento lo puede hacer gratis. La secuencia es simple: apretás los dientes y el manillar con ambas manos que, sumado a los mil camiones que te pasan cerca, es maravilloso y efectivo.
Desde Trelew hasta Comodoro Rivadavia hay 375 kilómetros y "la colorada", no se destaca por su autonomía, dado que me hizo parar en los parajes Uzcudún y Garallalde, en donde hay nafta todo el año.
La bajada de la Meseta del Chubut al mar es hermosa, son 30 kilómetros sinuosos, pero amplios y en descenso hasta llegar a Comodoro.
De allí continuamos. "la colorada" y yo, hasta Caleta Olivia, lugar donde había pasado mi infancia y adolescencia. A las 20.30 ya estaba en el hotel "El Hueso Perdido". Hice un chequeo a la moto y detecté que el ruido del escape no era el habitual. Había una pequeña rajadura en la curva del silenciador.
Al día siguiente hice reparar el inconveniente para después largarme a Río Gallegos, salimos, a las 12.15, con la firme intención de avanzar todo lo que me fuera posible. El viento se mantuvo fuerte todo el tiempo desde el Oeste, me acomodé y seguí recorriendo los 750 kilómetros hasta Gallegos, pasando por Fitzroy, Tres Cerros, San Julián, Piedra buena. Recargué combustible, paré algunos minutos para elongar, tomar agua, ir a baño y dar un poco de envidia a los tipos de los autos que te miran como a un bicho raro por viajar en moto y se preguntarán, por qué ellos no se animan. Pude mantener los 120 kilómetros por hora durante todo el resto del trayecto. Cuando hay tanto viento es complicado mantener la velocidad y, por supuesto, el consumo aumenta, y para "la colorada", el tramo Piedrabuena-Gallegos, que son 240 kilómetros, sin ninguna estación de servicio en el medio. Finalmente llegamos a Gallegos, la reserva de la moto se anunció y con la carga óptima, orgulloso y cansado, habíamos hecho 750 kilómetros de buen viento.
El sábado salí temprano porque la frontera con Chile (66 kilómetros), abre a las 8 y ahí es cuando se toma conciencia que para llegar a Tierra del Fuego hay que pasar primero por otro país. Si uno va hacia el sur hay que pasar por Puesto Monte Aymond Chileno y si va para el norte, en el argentino, tiene que pensar en dos o tres horas de demora.
Pasando Monte Aymond hay unos 60 kilómetros hasta la barcaza, y cuando crucé tuve la mejor sorpresa, fue que me estaba esperando mi mujer en la rampa de salida. Es una Diosa, además de la alegría, no tanto la sorpresa, porque Jorgelina suele hacer estas cosas, aproveché y pasé al auto todo el peso que traía en las alforjas y la mochila.
De la barcaza hay unos 30 kilómetros hasta un pueblito petrolero que se llama Cerro Sombrero, luego 110 kilómetros de ripio y tardé casi dos horas y media para llegar y comer una sopita de cebollas y un lomito, antes de salir de la frontera Chilena. Luego tuve que hacer los papeles otra vez y 10 kilómetros más hasta la frontera argentina. Llegamos al paraje San Sebastián y después seguimos rumbo al sur hasta Río Grande, soportando en algunos tramos viento de atrás y en otros de costado. Carga de combustible para tratar de llegar a Ushuaia antes que oscureciera, pasando por Tolhuin, luego Paso Garibaldi que es donde se cruza la Cordillera de los Andes.
Conclusión: llegué a Ushuaia a las 20.30, luego de pesados 600 kilómetros, pero con una sonrisa de oreja a oreja que nadie me la podrá sacar por muchas semanas.
Quise volver a traer a "la colorada" a mis pagos porque nos gusta andar y retozar por tierras nuevas y sobre todo por estas que he recorrido toda mi vida, nos da placer el verano de acá y hemos disfrutado cada kilómetro, por lo tanto aquí estamos.
Hasta aquí, sintetizado el mail que me envió Carlitos a los pocos días de llegar a su destino en Ushuaia, espero les haya gustado y tal vez, los motive a realizar un viaje semejante. En mi caso particular, reconozco que, por la influencia de mi amigo, cada día me están gustando más las motos de buena cilindrada. Esto no quiere decir que me incline a realizar una travesía semejante, pero diariamente me da más placer mirar esas piezas hermosas y potentes que ofrecen más libertad para desplazarse.
Será hasta nuestro próximo encuentro.
La respuesta de la foto de la semana pasada:
Tal como manifestaron algunos lectores, la foto publicada corresponde a la estatua de La Flora Argentina, realizada por Emilio Andina, y que se encuentra emplazada en el Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires. Felicitaciones.
¿Qué lugar de la Ciudad es?; deje su respuesta. El lunes próximo, se revelará la incógnita
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