Beer pong: el juego que combina cerveza y puntería es furor en Buenos Aires
Gonzalo Serna festeja su cumpleaños en el noveno piso de un edificio del bulevar Cerviño, en el corazón de Palermo. En el departamento abundan personas y botellas vacías. Pero la única protagonista es una mesa de madera llena de vasos plásticos con cerveza. En ella juegan el cumpleañero y sus invitados al beer pong, el nuevo juego que es furor entre los jóvenes porteños.
Es un juego que consiste en embocar desde los extremos de una mesa pelotitas de ping pong en vasos llenos de alguna bebida alcohólica. Siempre en parejas de dos personas. "La onda es jugar con birra: es lo más barato y rendidor", dice Juan Salinas. El joven, estudiante de Derecho, forma dupla con Gonzalo. Al frente están Santiago y Camila: el que pierda deberá hacerse cargo de la primera tanda de consumiciones cuando lleguen al boliche. La previa terminará en unos minutos y los jóvenes seguirán de festejo en Liquid, sobre la avenida Santa Fe.
"De 2016 a 2017 las ventas crecieron un 80%", dice Nicolás Uribe, uno de los fundadores -junto a Erick Pauwels- de Beer Pong Argentina, liga que aglutina a todos los jugadores del país y comercializa los productos necesarios para jugar. Nacidos en Bogotá y radicados en Buenos Aires, afirman que aunque el juego tenga raíces norteamericanas, ellos se inspiraron en las ligas de Perú y Chile para traer el beer pong al país.
"Conocí el juego por las típicas películas de las fraternidades norteamericanas, y en un viaje a Perú que hicimos con Guillermo Filosa, un amigo, empezamos a jugar y no paramos más". Las palabras son de Facundo Knye, que junto a Guillermo integra el Team Perú: uno de los tres mejores equipos de la liga nacional. Knye y Filosa perdieron tres finales seguidas. "[La última contra un equipo que en la fase de grupos] habíamos barrido por seis a cero. Nos queríamos morir", dice Federico.
Hay dos modalidades para el beer pong: en casa o en torneos oficiales. En ambos casos se necesitan una mesa oficial -que mide 2,40 metros de largo por 80 cm de alto- y 14 vasos, seis en cada extremo formando una pirámide y otros dos con agua para enjuagar las pelotitas, cuya cantidad varía según cada caso. Los vasos se llenan hasta la mitad con la bebida preferida, aunque esta condición no suele respetarse cuando se juega en casa.
El saque es al mismo tiempo. Dos jugadores -uno de cada pareja- deben mirarse a los ojos y tirar la pelotita: el primero en encestar inicia el juego. Hay dos formas de lanzar: mediante tiros aéreos o normales -que cuentan un vaso- y tiros dobles que cuentan por dos vasos pero que pueden ser interceptados. Cada equipo lanzará las pelotitas a los vasos del oponente: si emboca, el rival toma la bebida del vaso. Una vez lanzadas, es el turno del rival.
En los torneos oficiales, la rigurosidad se eleva. El tiempo de lanzamiento puede ser delimitado por el staff y el inicio de juego lo decide el azar: normalmente "tirando una moneda". El rerack -o reacomodamiento de vasos- puede realizarse una sola vez por partido sin alterar la forma de pirámide. Insultar o agredir físicamente al contrario es motivo de expulsión y en el caso de tirar accidentalmente un vaso propio queda fuera de juego.
"Los torneos tienen la misma lógica que un Mundial de fútbol. Comienzan con fase de grupos y luego siguen con rondas eliminatorias", explica Uribe. En Beer Pong Argentina ya llevan cinco torneos. En el primero, en 2016, participaron 32 equipos y en el último, 64. "Los premios generalmente son viajes con destinos temáticos: al Oktoberfest en Córdoba, la fiesta de disfraces en Paraná o la White Boutique Partyen Ramallo. También regalamos productos para jugar en casa", comenta Nicolás.
"De 2015 a hoy, el alquiler de sets de juego creció un 75%. La mayor cantidad de solicitudes vienen de Palermo y Recoleta", dice Uribe, y agrega: "Cada vez que organizamos un torneo viene gente de La Plata, Pilar, Berazategui y hasta Ezeiza. Si bien el epicentro es en la Capital, el beer pong empieza a expandirse". En el interior, donde más se practica es en Rosario, Mendoza y Corrientes.
Los jóvenes de entre 20 y 30 años son los que más juegan al beer pong. Además de alquileres particulares, se terceriza el servicio: bares como Room o Shampoo suelen contar con mesas. "Con mi hermana vivimos en Avellaneda, pero siempre que sabemos de alguna movida del beer pong nos venimos a la Capital", dice Constanza Vallejos, estudiante de Publicidad y aficionada del juego. Si bien la mayoría de las parejas están constituidas por hombres, para el próximo torneo se inscribieron muchos equipos femeninos y mixtos.
"Jugar en las casas o competir en los torneos, más allá de las reglas, es muy distinto. El factor clave es la cantidad de alcohol que se consume. Me pasó de jugar en una fiesta y terminar mal, destruido", dice Matías Lezcano, empleado administrativo. Según los organizadores, la cantidad de alcohol permitida por partido en los torneos es de 1,5 litros, que llegan a triplicarse cuando se juega en casas.
La diversión puede disfrazar prácticas riesgosas, por eso el exceso de alcohol es uno de los factores que deben tenerse en cuenta al momento de analizar el fenómeno beer pong. "Beber 1,5 litros de cerveza por partido es mucho. A esto hay que sumarle que en la mayoría de los casos siempre se bebe más y no necesariamente cerveza, sino bebidas con una graduación alcohólica superior, como vodka o fernet", explica Eduardo Domínguez, médico toxicólogo consultado por LA NACION sobre los posibles riesgos de que juegos como el beer pong oculten una puerta de entrada al abuso de alcohol. "Paradójicamente, el exceso de alcohol influye en la pérdida de reflejos y estabilidad: dos requisitos fundamentales para jugar y ganar una partida de beer pong", agrega.
Si bien la cerveza es la bebida de cabecera para jugar, también se consumen vodka, aperitivos y fernet: "Una vez hicimos un fernet pong y resultó bastante bien. En los torneos solemos alternar la cerveza en las finales, como para variar", indica Uribe.
La mayoría de los jugadores se sienten identificados con el deporte. "Es como los que hacen crossfit: ¿viste que muchos se fanatizan? Bueno, el beer pong es parecido", dice Luis Salcedo, uno de los inscriptos para el próximo torneo que organiza la liga.
Supermerk2 es el equipo de los Sández, dos hermanos que compiten desde hace años y que alguna vez se coronaron campeones. "El nombre viene de una experiencia muy bizarra: mi hermano Marcos tenía un supermercado y pensamos en alguna abreviatura, ahí nomás nos dimos cuenta de que existe una banda de cumbia que se llama igual y quedó así", cuenta Matías.
El próximo torneo será el sábado 17 de marzo; la inscripción es de $300.
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