Becas Progresar: el 80% de los estudiantes será la primera generación de graduados del secundario en su familia
El programa busca que los chicos logren egresar de alguno de los niveles educativos; por mes, cada beneficiario recibe 7400 pesos
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Esta mañana, el ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, presentó un informe que muestra la realidad de 1.369.825 estudiantes que reciben la Beca Progresar, un programa estatal que otorga 7400 pesos mensuales a jóvenes de entre 16 y 24 años que estén inscriptos en alguna institución educativa y en cuyos hogares los ingresos familiares no superen los tres salarios mínimos, con el objetivo de fortalecer el ingreso, la permanencia y el egreso de los alumnos.
De acuerdo a los datos presentados, el 35,2% de los becarios tiene entre 16 y 17 años y está terminando la educación secundaria. El 22,1% estudia en la universidad, el 17,8% es mayor de 18 años y está terminando el nivel medio, el 14,5% asiste a un terciario, el 6% estudia enfermería y el 4,5% toma algún curso de formación profesional.
El 64,2 % de los becarios respondió que ninguno de sus padres completó el nivel secundario y solo el 27,4 % dijo que al menos uno de ellos lo hizo. Puesto el foco sobre el nivel obligatorio, ocho de cada diez alumnos becados están buscando el primer título secundario del hogar, cifra que asciende a nueve de cada diez en el nivel superior.
Además, el 42% dijo que destina el ingreso para cubrir materiales de trabajo, apuntes y fotocopias y el 17% declaró no tener acceso a ningún tipo de dispositivo electrónico.
“Todas las políticas públicas tienen que conocer al sector al cual atienden y este informe es una descripción clara de cómo son los chicos argentinos que en este momento tienen una beca”, dijo Perczyk consultado por el objetivo del informe. De acuerdo al ministro, el informe arrojó algunos datos importantes que “discuten el sentido común”, como por ejemplo el hecho de que el 83,4% de los becarios no tiene hijos.
Por su parte, Germán Lodola, secretario de Evaluación e Información Educativa, quien acompañó al ministro en la presentación, explicó que la beca apunta a sectores sociales de alta vulnerabilidad. “En su mayoría son chicos que reciben salarios de su familia, que vienen de familias con bajo nivel educativo y que utilizan el dinero de la beca para estudiar”, dijo.
La secretaria de Cooperación Educativa y Acciones Prioritarias, Andrea Fabiana García, también estuvo en la presentación y aclaró que si bien la reglamentación general dice que los estudiantes deben tener entre 16 y 24 años, hay grupos priorizados como las personas con hijos en familia monoparental, personas con discapacidad, integrantes de las comunidades indígenas o pueblos originarios, personas refugiadas o personas trans para quienes aplican reglamentaciones diferentes.
García explicó que la beca tiene condicionalidad educativa y tiene distintas certificaciones que permiten o no mantenerla: “Los 639.000 estudiantes de 16 y 17 años tienen tres certificaciones: en marzo, cuando certifican que están inscriptos, en agosto, cuando certifican avance de aprendizajes y en noviembre, cuando certifican finalización. En educación superior también tienen certificaciones y exigencia”.
“A medida que escuchamos quiénes son, qué hacen y cómo viven se puede mejorar la política publica y ofrecer otras herramientas para que estudien y permanezcan en la escuela”, concluyó.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el 36,5% de la población argentina es pobre, dato que asciende al 43,3% en el grupo de 15 a 29 años. Si se pone la lupa en en las regiones donde se dan las mayores incidencias de la pobreza en personas, se puede ver que estas fueron: Gran Buenos Aires (GBA) y Cuyo, con 37% cada una, y Noreste (NEA), con 36,7%.
La provincia de Buenos Aires resultó el distrito con mayor cantidad de becarios —464.653—, seguido, por lejos, por Córdoba —91.751— y Tucumán —80.274—.
La semana pasada, un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación denunció que los fondos nacionales destinados a la educación del año próximo tendrán una reducción superior al 15%, más del doble que la prevista en todo el presupuesto general, lo que provocó rechazo entre padres y especialistas. Al respecto, Perczyk dijo: “No hubo recorte. El presupuesto tiene un incremento real en términos absolutos y en término de relación con el PBI. Ese aumento es aproximadamente del 6% y además nos obliga a invertir el 1,33% del PBI en educación. Cuando uno analiza la finalidad y la función de educación en el presupuesto eso esta incluido en el Ministerio de Educación y en otros ministerios. Hay que buscar, por ejemplo, en el Ministerio de Defensa, con los liceos militares, en el Ministerio de Obras Públicas, que tiene las obras de infraestructura de las universidades o en el Ministerio de Economía, que tiene fondos para futuros aumentos. En el contexto actual, es un buen presupuesto”.
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