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A medida que fueron avanzando los casos y se fueron conociendo cada vez más las distintas variantes del Covid-19, también se fueron adaptando y modificando las recomendaciones en relación al uso de los barbijos. En febrero de 2020, cuando el virus todavía no había llegado al país, la gente se desesperó por agotar el stock de los barbijos y se desarrollaron guías para identificar materiales de la vida cotidiana útiles para elaborar tapabocas caseros. Con el tiempo, las empresas comenzaron a confeccionar una gran variedad de barbijos de tela, que prácticamente pasaron a ser una prenda más de ropa.
La semana pasada, el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, dijo que hay que “cambiar el tapabocas de tela por uno de calidad” e insistió en el uso de barbijo desde primer grado en las escuelas. Siguiendo esta línea, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de los Estados Unidos publicaron una guía sobre el uso de los barbijos y advirtieron que los tapabocas de tela no ofrecen suficiente protección en comparación a las mascarillas quirúrgicas desechables y a las de filtración.
En este contexto, y ante el predominio de la nueva variante ómicron que generó una suba de casos y fallecidos en las últimas semanas, muchos se preguntan qué hay que entender por “barbijo de calidad” y cuáles se recomiendan usar para protegerse del virus durante el transcurso de la tercera ola.
Recomendaciones
Según las recomendaciones de los CDC, “los productos de tela holgada proporcionan la menor protección, los tejidos finos en capas proporcionan más protección, las mascarillas quirúrgicas desechables bien ajustadas y las KN95 protegen aún más, y los respiradores aprobados por el Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH), que incluyen las N95, bien ajustados, ofrecen el nivel más alto de protección”.
Martín Stryjewski, es jefe de Internación en el Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas Norberto Quirno (Cemic) y miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). “Los barbijos tipo N-95 filtran el 95% de las partículas que puede portar el aire que respiramos. Este porcentaje de filtrado ocurre si se adaptan sin pérdidas de aire a la estructura de la cara. Para eso tienen una estructura de alambre que se adapta al contorno de la cara “sellando” el barbijo sobre ella. Si tienen pérdidas de aire, el porcentaje de filtrado cae al 90% o menos”, explicó a LA NACION.
Elena Obieta, infectóloga y Jefa del Servicio de Enfermedades Transmisibles y Emergentes de la Municipalidad de San Isidro, dijo que “la mascarilla N95 (barbijo rígido) tendría que quedar reservada al personal de la salud que intuba pacientes o trata contagiados de Covid que pueden emitir aerosoles” y que “la KN95 se recomienda para la población general al estar en espacios muy concurridos y no ventilados adecuadamente durante mucho tiempo”.
Ambos especialistas coincidieron en que estas mascarillas, y los barbijos quirúrgicos, deben desecharse una vez que dejan de adaptarse a la cara, se rompen, ensucian o humedecen. Además, resaltaron la importancia de utilizarlos y guardarlos cuidadosamente.
En la Argentina, además de los tipos de barbijos que mencionan los CDC, existe el Atom Protect N95 Plus (FFP2), creado por científicos del Conicet, la UBA y la Universidad de San Martín (Unsam), con el apoyo de la pyme textil Kovi. Se trata de un barbijo de uso social con capacidad filtrante para polvos y gotículas de más del 97 por ciento. Es más eficaz que las anteriores de los mismos fabricantes, aunque este no es lavable. Es importante destacar que los barbijos utilizados en instituciones sanitarias y por los profesionales de la salud para la labor diaria deben ser siempre autorizados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) y su registro se puede consultar a través de la Biblioteca Helena.
¿Qué sucede con los barbijos quirúrgicos y tapabocas de tela?
Los CDC advirtieron el bajo nivel de protección del barbijo confeccionado con tela y recomendaron utilizarlo junto a uno quirúrgico para una mayor protección. Según Stryjewski, se estima que los barbijos quirúrgicos tienen una protección mayor al 50%. En este sentido, Obieta reconoció que “la eficacia del barbijo quirúrgico es un poco más baja con la variante ómicron” y que “para aumentarla, en la vida social y cotidiana, se puede utilizar un barbijo quirúrgico debajo del de tela”.
Además, Obieta explicó que “si se puede garantizar el distanciamiento físico de un metro y medio, con un barbijo quirúrgico y otro de tela por encima colocados de forma correcta (cubriendo toda la cara) es suficiente”. Por eso, respecto del uso de barbijos en los niños, aseguró que “lo más importante es que se siga respetando la distancia física” y recomendó “utilizar un barbijo quirúrgico que se adapte bien a la cara del niño (que se puede lograr achicando una de sus capas) y por encima otro barbijo de tela”.
LA NACION se comunicó con Gabriela Tapponnier, médica infectóloga pediatra y secretaria del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), quien explicó los parámetros para el uso de barbijos en los niños:
- Menores de 3 años: “No se recomienda el uso de barbijo. Podría ser riesgoso, por ejemplo, no ver si el chico traga algún objeto y que luego eso le cause algún problema”.
- Mayores de 3 y menores de 5 años: “Comienzan a entender por qué se lo tienen que dejar y por qué no deben compartirlo con otros. En estos casos, se podría dar un barbijo de tela para que estén cómodos pero siempre con la ventilación cruzada y respetando la mayor distancia posible”.
- Mayores de 5 años: “Lo más recomendable, ante esta variante de alta contagiosidad, sería utilizar un barbijo de triple capa”.
Tapponnier reconoció que las medidas deberán revaluarse de acuerdo a la dinámica de la pandemia y enfatizó en la importancia de la vacunación de todos los mayores de 3 años, la ventilación cruzada y el respeto de la mayor distancia posible. Además, dijo que también es fundamental la limpieza de los juguetes que tienen a disposición los menores de 3 años. Y agregó: “Desde la parte pediátrica, fomentamos la presencialidad y la socialización. Es muy importante después de estos dos años donde los chicos vivieron de una manera no habitual”.
Cabe destacar que, el uso correcto de barbijo no implica la eliminación del resto de las medidas de cuidado: “Tener un buen barbijo no reemplaza su buen uso, ni la distancia social, el lavado de manos o la vacunación. Tampoco la conciencia de que la pandemia aún no terminó”, resaltó Stryjewski.
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