Punta del Este: el bar donde podés adoptar un gato
PUNTA DEL ESTE (De una enviada especial).- Es el paraíso cafetero y gatuno. En la esquina de la avenida Gorlero y Juan Díaz de Solís, a la vuelta del puerto de esta ciudad, Adrianuzca’s Art Cat Café es un café de gatos, con gatos, para gatos. Quien se acerque podrá tomar un café y estar en contacto con diez cachorros y un adulto que están en adopción y que conviven con camareras, clientes, tazas y juegos especialmente diseñados para ellos.
Hay “reglas gatunas”: usar alcohol en gel al entrar y al salir del lugar, mantener la puerta cerrada, no molestar a los felinos mientras duermen, no alimentarlos con “comida humana”, entre otras. Hay alusiones a los gatos en el menú -“cat-puccino”, “choco cat cake”-, en las paredes -“free MewFi”- y en las ilustraciones que decoran el bar -“Yes we cat!”-.
“En el mundo hay varios lugares así, pero no había acá en Uruguay. La idea es ser un café que ayuda”, sintetizó a LA NACION Adriana Olaza, alma mater de este emprendimiento que abrió sus puertas a mediados de diciembre y que ya se convirtió en parada obligada en la península para amantes de los gatos.
“A veces se nos complica un poco que la gente entienda el concepto del café: los gatitos son rescatados de la calle por organizaciones y gente que está constantemente ayudando y nosotros tratamos de descongestionar un poco a esa gente”, explicó. “Siempre que puedo hago tránsitos en mi casa y se me ocurrió esto como para ayudar un poco más. Y de paso, que se autoalimente el café también”, agregó.
Adrianuzca’s Art Cat Café abre todos los días de 10 a 14 y de 17 a 23. El pico de clientes es a la tarde, después de la playa. María Noel Velázquez tiene 17 años y vive en Punta del Este. Se enteró del bar a través de su tía, quien “ama a los animales”, y la primera vez se acercó “para ver qué era”. LA NACION la encontró en su quinta visita. “Me encantan los gatos. No tengo porque mis padres no me dejan, pero voy a la playa acá cerca y después vengo a tomar la merienda. ¡Me encanta!”, contó.
En el café hay cuatro mesas que están fuera del “área gatuna” y cuatro mesas en la vereda, en caso de que alguna persona quiera tomarse un café sin gatos alrededor. Según resaltó Olaza, “la atención está totalmente separada de lo que es el espacio de gatos”. Una puerta corrediza separa a los gatos de la barra, los baños y la cocina. “Los animales no pasan para el sector de servicio”, insistió.
Daniela Moreno vive en Montevideo. Vio las fotos de una conocida que estuvo de visita en el bar y no dudó: “Iba a ir a la playa, pero había mucho viento y hacía días que quería venir, lo tenía pendiente”. Con un gatito en su falda, dijo a LA NACION: “Me parece una buena idea poder estar en contacto con animales mientras venís a merendar y pasar un lindo rato”.
Desde que el café abrió sus puertas, hace un mes, cinco gatitos fueron adoptados y tres más estaban en proceso de adopción. “Esas personas que adoptaron vinieron mínimo dos veces para conocer a su próxima mascota y tomar la decisión, que es muy seria. Tenemos un contrato, que tienen que llenar, y con una organización damos el sí o el no. Luego hacemos seguimiento”, explicó la responsable de Adrianuzca’s Art Cat Café.
Consultada sobre sus expectativas y planes, Olaza contó que es laboratorista en Odontología y que sigue trabajando. “No le pido tanto al café, no quiero volverme millonaria. El objetivo es ayudar y la idea es que [el café] se autosustente, que se mantenga en pie solo”, añadió.
Durante la noche, mientras el bar está cerrado, los gatos se quedan allí. “Quedan con todas sus comodidades y al otro día se limpia muy bien todo el sector, se desinfecta con amonio cuaternario, un producto que no es tóxico y mata bacterias y gérmenes”, detalló la dueña.
Gonzalo Rodríguez y Anahí Bermúdez viven juntos en Montevideo y son “fans de los gatos”. De visita en Piriápolis, a media hora de Punta del Este en auto, vieron un posteo y decidieron conocer el café. “¡Nos encanta!”, exclamaron al unísono. “Es un buen lugar para interactuar con los gatos. Capaz que alguien que no los conoce puede venir, convivir y aprender”, dijo él. “Además es un mini refugio para adoptar. Nos tenemos que ir medio rápido antes de que nos llevemos tres o cuatro”, concluyó ella.
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