Baño de bosque, el nuevo hit del turismo
Para sacudirse el estrés, el movimiento Mindful travel propone salidas en busca del equilibrio interior y de una conexión especial con la naturaleza
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No se trata de irse a un retiro durante una semana y mucho menos encerrarse en un monasterio budista para meditar día y noche, sin contacto con nadie. Todo lo contrario.
La pandemia, el encierro prolongado y la angustia acumulada están propiciando una nueva manera de viajar o de soñar al menos con la posibilidad de hacerlo en el corto plazo. Un concepto innovador como el mindful travel, que se empezó a difundir hace apenas unos años, toma nueva fuerza en tiempos del coronavirus. Estos viajes, si bien se desprenden de la práctica del mindfulness, la técnica de meditación que acerca a un estado de profunda conciencia, no son para meditar, sino para buscar el equilibrio entre cuerpo, mente y alma, para lograr esa desconexión necesaria, para bajar los niveles de estrés y lograr calma, entre muchas otras cosas.
“El mindful travel va en busca del equilibro interior, pero también el equilibrio con el planeta, el bienestar de otros seres humanos, con tecnología transformadora que ayude. Es un estilo de vida para adquirir nuevos hábitos y que se lleva también al ocio, a los viajes”, explica Jimmy Pons, desde España, uno de los fundadores de la Asociación Mindful Travel Destinations, una organización sin fines de lucro dedicada a difundir esta manera de viajar en su país y en el mundo. Jimmy adoptó este estilo de vida hace más de 10 años, cuando, según dice, la vida le dio un golpe, en su caso una gran crisis profesional, y le hizo abrir los ojos y cambiar.
"Hacemos dos viajes en uno, como las ofertas 2x1: un viaje a un destino que elegimos y también un viaje interior. Mucha gente nos ve como neohippies y no tiene nada que ver, tenemos una filosofía de nuevos viajes, que la plasmamos en un manifiesto. Cada vez somos más y cada vez se suma más gente que busca este tipo de salidas, de actividades que le ayude a buscar calma y paz"
Jimmy Pons, cofundador de la Asociación Mindful Travel Destinations
“Hacemos dos viajes en uno, como las ofertas 2x1: un viaje a un destino que elegimos y también un viaje interior. Mucha gente nos ve como neohippies y no tiene nada que ver, tenemos una filosofía de nuevos viajes, que la plasmamos en un manifiesto. Cada vez somos más y cada vez se suma más gente que busca este tipo de salidas, de actividades que le ayude a buscar calma y paz”, agrega Pons, desde su casa en las Sierras de Madrid, a 50 kilómetros de la capital española, un entorno serrano, que asegura es ideal para estas prácticas.
Sin bien los viajes dentro de la filosofía mindful travel tienen puntos de contacto con el wellness, se propone superarlo, porque incluye también una preocupación por el otro y el entorno donde se realiza, más allá del bienestar personal.
Un viaje con estas características suele incluir un tiempo de meditación, yoga, comida saludable, talleres de creatividad, de creación de esencias y aceites, compartir experiencias, escuchar cuencos tibetanos. Se puede aprender inteligencia emocional, plantar árboles o hacer baños de bosque. “No hay nada en concreto que deba estar o que deba hacerse. Son actividades que ayudan a reflexionar, a respirar aire puro, a estar contigo mismo, a hacer ejercicios sin agotarse. No es encerrarse a encontrarse con uno mismo, no promulgamos eso”, aclara Pons.
Árboles que sanan
Los baños de bosque son una de las actividades propuestas por este modo de hacer turismo más novedosas, que desde hace muy poco también se realizan en la Argentina.
“El baño de bosque consiste en un paseo lento de inmersión progresiva en la naturaleza, es sencillo, pero tiene una estructura pensada para que la persona se vaya desacelerando del día a día y de a poco se despierten los cinco sentidos, que es fundamental. Es un paseo de conexión y de inmersión en el mundo natural”, explica Rocío Ferraro, una de los dos únicos guías argentinos certificados por la Forest Therapy Hub, que forma guías a nivel internacional. Rocío realiza los baños de bosque en la zona norte de la provincia de Buenos Aires y en Cariló y Juan Aubert, el otro guía, en Villa La Angostura. No importa el lugar, lo importante es encontrar bosques con paisajes sonoros ricos, donde sea protagonista la naturaleza, sin rutas y otros ruidos cerca.
"El baño de bosque consiste en un paseo lento de inmersión progresiva en la naturaleza, es sencillo, pero tiene una estructura pensada para que la persona se vaya desacelerando del día a día y de a poco se despierten los cinco sentidos, que es fundamental”"
Rocío Ferraro, guía certificada por la Forest Therapy Hub
Los baños de bosque duran entre dos y tres horas, lo necesario para obtener los beneficios de la naturaleza, como las fitoncidas, esencias que emiten los árboles, que fortalecen el sistema inmune. No se recorre más de un kilómetro, pero dan un estado de bienestar, que se acumula hasta un mes, según cuenta Ferraro.
“Es una experiencia muy personal, de sensibilidad sensorial, un encuentro con uno mismo, con estímulos del mundo natural, apta para todos, incluso también para chicos. Una salida necesaria para sobrellevar estos meses de pandemia”, agrega.
Esta práctica, que se llama Shinrin-yoku, nació en Japón en la década del 80 como una iniciativa terapéutica ante el incremento de casos de estrés y lentamente se extendió por el mundo.
Una de las tantas alternativas para los que buscan otra manera de viajar y de conectarse con la naturaleza.
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