Baldes con lavandina y huevazos: la “guerra” entre manteros, comerciantes y vecinos que desembocó en 22 allanamientos en Once
En la zona, hay quejas por ocupación de las veredas, agresiones y competencia desleal; los vendedores ambulantes piden que los dejen trabajar
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Un baldazo con agua y lavandina cae por un balcón directamente hacia una manta que reposa sobre la vereda de un edificio ubicado en Once. Una vendedora ambulante recoge rápidamente distintas prendas que están exhibidas sobre un gran lona negra y comienza a sacudirlas en el aire, mientras insulta hacia el balcón donde una vecina le devuelve las agresiones verbales. Este hecho, que relatan los vecinos, no es excepcional: todos los días en las calles más transitadas de la zona, como Bartolomé Mitre, Sarmiento, Castelli y otras, se viven situaciones similares.
Esta suerte de “guerra” entre los manteros, los comerciantes y los vecinos no es nueva y con los años parece profundizarse. De hecho, esta mañana en el área hubo 22 allanamientos en locales que se sospechaban que eran depósitos de mercadería de los vendedores ambulantes.
“Cada vez hay más manteros. Hace nueve años que vivo en este barrio y siempre hubo este tipo de vendedores. Hay veces que se van, pero luego vuelven”, lamentó Rodrigo Romero, un vecino que afirma que la convivencia se vuelve cada vez más imposible. Y expresa: “Es una pesadilla este barrio, no hay día que no haya conflicto entre los vecinos y los manteros. Ellos no tienen ni un poco de respeto, encima que su trabajo es ilegal, ocupan toda la vereda y no dejan circular ni a los compradores ni a los que vivimos acá”.
Los mantas ocupan la mayoría de las veredas, son tantas y tan largas que parecen comerse el asfalto. La ropa deportiva es el producto estrella de todos los vendedores y el que más se repite en todas las cuadras.
Hace un tiempo, cuenta Jorge Zaragoza, uno de los vendedores desplegó su lona frente de la entrada de su edificio, situado sobre Mitre a metros de Castelli. Este jubilado de 71 años, relata, que en ese momento fue a comprar a un negocio en la vereda de enfrente y cuando quiso volver a su hogar, el vendedor le negó el paso. Por eso, le insistió: “Por la esquina, por la esquina”. “Cuando me dijo así, yo le pedí que me hiciera un lugar para llegar a mi casa y le advertí que, de lo contrario, iba a pasar por encima de las remeras. No me iba a ir a la esquina, entonces le pase por encima y le pregunté: ‘¿tenés algún problema?, y luego lo asusté: ‘llamo al 911′. Ahora todos los días deja el espacio de una baldosa para pasar”, recuerda.
Esa no fue la única vez que tuvo conflictos con los manteros. En una oportunidad, dice Zaragoza, tuvo inconvenientes para estacionar su auto, que tiene la oblea de discapacidad. Los vendedores habían cubierto el sector habilitado con sus prendas. Finalmente, señala, tuvo que llamar a un patrullero para que liberaran esa zona y poder hacerlo.
“A mí me tiraron huevos desde los balcones con el único fin de arruinarme la mercadería. No entiendo por qué les molesta tanto nuestra presencia, estamos laburando, buscando ganar unos pesos para darle de comer a nuestras familias”, indica Juan, que no quiso revelar su apellido por miedo a posibles represalias, y es vendedor ambulante en la zona hace más de seis años.
Lucia, una chica que vive en uno de los edificios que más conflicto tiene con los manteros, situado sobre Castelli a metros de Perón, contó: “Con mi padre les hemos tirado agua reiteradas veces. No los queremos más acá, no se puede ni ingresar a los hogares. Hay personas mayores que no salen de sus casas por la cantidad de gente que se acumula en la zona y los productos que ocupan las veredas”.
“Hay días que desaparecen y uno puede tener un poco más de paz, pero después vuelven, como hoy. Ya están volviendo todos”, señala la joven de 24 años, para referir a los allanamientos que se realizaron esta mañana.
Ivón, una vendedora de vestidos de fiesta de un local de la zona, dice molesta: “Es muy injusta la situación porque ellos no pagan impuestos y muchas veces nos roban a los clientes porque tienen productos de imitaciones de marca y a nosotros, que nos regula el gobierno de la ciudad, no se nos permite vender eso”. Además, afirma: “No es gente tranquila, se ponen agresivos. Nos hacen competencia y ellos no pagan ni impuestos”.
Piero Rodríguez, un vendedor de 31 años, explica que lo mejor es no enfrentarse a los vendedores ambulantes porque “si te metés con uno, te metés con todos y es peligroso”.
“Una vez hubo una pelea muy fuerte con un portero porque a unos vendedores les tiraron agua con lavandina desde un balcón y ellos quisieron entrar al edificio para agarrar a la vecina que lo había hecho. Casi golpean al encargado, hubo gritos, insultos, pero por suerte no pasó a mayores”, recuerda Rodríguez.
El operativo
Esta mañana los alrededores de la terminal del ferrocarril Sarmiento amanecieron totalmente vallados desde las avenidas Corrientes hasta Rivadavia por un fuerte operativo contra los manteros que incluyó un importante despliegue policial.
Durante las primeras horas del día se realizaron distintos allanamientos en diferentes depósitos sospechados de guardar mercadería que se vende en la vía pública. Un grupo de alrededor de 30 manteros cortaron el tránsito en el cruce de la avenida Pueyrredón y Bartolomé Mitre. “¡Que nos devuelvan la mercadería!”, gritaban.
Los lugares que se allanaron fueron señalados como depósitos de mercadería, que los vendedores suelen trasladar desde allí para ubicarla luego en las veredas del barrio.
La orden del operativo especial, en el marco de una causa por venta ilegal en la calle, fue realizada por la Fiscalía de Flagrancias Este y el Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas Nº 30, a cargo de Juan José Cavallari.
Personal de la División Contravenciones y Faltas contra el Orden Público de la Policía de la Ciudad llevó adelante los allanamientos en diferentes locales ubicados en Sarmiento entre el 2600 y el 2800, en Castelli entre el 100 y el 400, en Bartolomé Mitre entre el 2600 y el 2800, en Perón al 2700, en la avenida Corrientes al 2500 y en Valentín Gómez al 2600.
Según pudo saber LA NACIÓN, 400 bultos, que tenían diferentes artículos relacionados con la venta ilegal, fueron secuestrados en el procedimiento.
Por su parte, en diálogo con este medio, la secretaria general de Vendedores Ambulantes Independientes de Once (VAIO), Luzmery Villanueva, señaló: “Cuando llegué hoy y vi todo cerrado sentí indignación total al ver a mis compañeras llorando porque es la única mercadería que tenían para sostener a sus familias. Encontrarnos con esto es repudiable porque no se piensa en la gente pobre, en la gente laburante. Todo lo que salen a hablar es mentira. No son galpones, no son depósitos: son tiendas que dejan que los manteros guarden los productos por la buena onda que tienen con los comercios”.
Y agregó: “Acá no nos sentimos ilegales y no nos sentimos mafiosos: hay gente trabajadora que labura para ganarse el mango todos los días, en un contexto donde el país es un desastre, la economía está terrible y el dólar no para de subir”.
“Nosotros llegamos a las ocho a trabajar, la verdad es que con la situación del país cuesta vivir y nosotros lo único que queremos es vender. No ganamos mucho, ganamos lo mínimo para sustentar a nuestras familias”, contó José Riera, un mantero de 40 años. Y denunció: “Mucha gente nos discrimina, nos insulta cuando pasa por la vereda y nos ve junto a nuestras cosas bajo el sol, intentando hacer dinero”.
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