Balance educativo 2022: seis puntos claves para analizar el primer año de presencialidad escolar después de la pandemia
En los próximos días finalizarán las clases en todos los distritos del país; cuáles fueron los aspectos positivos y qué deudas quedan para el próximo ciclo lectivo
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El 2 de marzo de 2020, Agustín Pérez empezó sexto grado en una escuela privada de la provincia de Buenos Aires. Tuvo 14 días de clases y, luego, el aislamiento social impuesto para contener el avance del Covid-19 lo obligó a aprender vía Zoom por el resto del año. En 2021 comenzó la secundaria combinando clases virtuales y presencialidad en “burbujas”, dependiendo de la situación epidemiológica que atravesara el país, y este año, después de dos ciclos de presencialidad intermitente, empezó segundo año en un escenario más parecido al de vida escolar prepandemia.
Junto con Agustín, más de 11.600.000 alumnos argentinos volvieron a las aulas –el 73% de ellos, en escuelas de gestión estatal– y, a pocos días de que finalice el ciclo lectivo, nos preguntamos: ¿Cómo transcurrieron los estudiantes este primer año de presencialidad pospandemia? ¿Qué objetivos se lograron y qué desafíos se trasladan a 2023?
LA NACION habló con distintos actores del sistema educativo argentino para analizar la meta de alcanzar 190 días de clase, la histórica deuda de la jornada extendida, la cantidad de chicos que dejaron la escuela durante la pandemia, los resultados de las pruebas estandarizadas, el impacto de los paros docentes y las tomas estudiantiles, y las problemáticas de salud mental que se evidenciaron este año en las escuelas.
1. Días de clase
A finales de 2021, Jaime Perczyk, ministro de Educación de la Nación, había anunciado que, debido a los aprendizajes perdidos por la pandemia, en 2022 el calendario escolar tendría al menos 190 días de clases en lugar de los 180 que establece la ley 25.864. Sin embargo, a pocos días de empezar el ciclo lectivo, un relevamiento del Observatorio de Argentinos por la Educación verificó que solo dos de las 24 jurisdicciones presentaron calendarios que cumplían con lo acordado: la ciudad de Buenos Aires y Neuquén.
Por entonces, fuentes del Ministerio de Educación explicaron a LA NACION que las jurisdicciones ajustarían sus respectivos calendarios y, finalmente, de acuerdo con las fechas publicadas oficialmente, Mendoza y la Capital fueron las primeras en iniciar el ciclo lectivo el 21 de febrero, mientras que el resto de las jurisdicciones comenzaron el 2 de marzo.
Con respecto al fin de ciclo, Corrientes fue la primera provincia en terminar el año. Su calendario fijaba como fecha de finalización el 9 de diciembre, pero teniendo en cuenta los feriados del 8 y 9, los estudiantes correntinos terminaron las clases el miércoles último. Chaco, Mendoza, San Luis, Santa Cruz y Santiago del Estero lo harán el 16; Chubut, el 18, y Salta, el 19. Catamarca, Córdoba, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Misiones, San Juan, Santa Fe, Tierra del Fuego y Tucumán finalizarán el 20; la Capital, el 21; Buenos Aires y Río Negro, el 22; y Neuquén, el 23.
Para saber cuántos días efectivos de clase tuvo cada jurisdicción, desde el Ministerio de Educación solicitaron pedir la información a cada provincia: en la ciudad de Buenos Aires afirmaron estar finalizando el ciclo con 192 días de clases presenciales, mientras que en la provincia de Buenos Aires dijeron estar completando 189 días en lugar de los 190 previstos debido al feriado decretado para el 2 de septiembre tras el intento de asesinato a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
Según los especialistas consultados, es muy difícil monitorear el cumplimiento efectivo de los calendarios de cada provincia ya que no hay información pública disponible que permita hacer un seguimiento general. Además, los días que se pierden por feriados, jornadas pedagógicas, paros docente y otras razones dependen de cada jurisdicción, de cada escuela y hasta de cada curso dentro del mismo establecimiento.
Para Ignacio Ibarzábal, director ejecutivo de Argentinos por la Educación, el aumento de los días de clases previstos en los calendarios escolares fue una novedad positiva de este año. “Hubo un esfuerzo muy grande tanto del gobierno nacional como de los gobiernos provinciales por aumentar las horas de clase”, consideró.
Pese a ese esfuerzo, María José Navajas, cofundadora de la agrupación Padres Organizados, afirmó: “La presencialidad plena no fue una realidad para todos y la promesa de los 190 días de clases estuvo lejos de cumplirse”. Entre los motivos, mencionó los paros de docentes y auxiliares, los conflictos salariales entre los sindicatos y los gobiernos, los paros de transporte público y las jornadas institucionales o capacitaciones docentes realizadas en horario escolar.
“Pensamos en contabilizar los días de clases en cada distrito para visibilizar esta situación y la enorme brecha entre las escuelas de gestión estatal y privada, pero nos encontramos con que encontrar que en una misma ciudad todas las escuelas hayan tenido la misma cantidad de días de clases es una tarea casi imposible. Incluso dentro de las mismas instituciones no todos los cursos o salitas tuvieron la misma cantidad de días de clases”, dijo.
2. Paros docente y tomas estudiantiles
La opinión de Navajas coincide con los datos presentados en una encuesta nacional realizada por el Observatorio de Argentinos por la Educación: el 75,8% de los padres de alumnos de escuelas primarias estatales afirmó que sus hijos tuvieron interrupciones en el calendario escolar y el motivo más mencionado fueron los paros docente.
De acuerdo con el Sindicato de Educadores Argentinos (Seduca), este año se llevaron adelante 17 paros docente a nivel nacional, y otros tantos convocados por sindicatos de cada jurisdicción: 23 en Chubut, 16 en la ciudad de Buenos Aires, 15 en Tucumán, 13 en Chaco, 13 en Salta, 10 en Formosa, 8 en Jujuy, 8 en Córdoba y 7 en Santa Fe.
Desde el Ministerio de Educación de la Nación dijeron, en cambio, que hubo solo un día de paro nacional debido a “un tema con la Justicia de Chubut”.
Junto con los paros, las tomas estudiantiles fueron otro de los motivos por los que se interrumpieron las clases en la ciudad de Buenos Aires, donde entre el 23 de septiembre y el 14 de octubre más de 20 escuelas públicas fueron tomadas por sus centros de estudiantes como medida de reclamo por una serie de puntos.
En la Capital, la ministra de Educación, Soledad Acuña, sostuvo que los días perdidos se recuperarían y que los padres de los alumnos participantes en las tomas recibirían multas económicas.
3. Jornada extendida
Una de las mayores deudas actuales de la educación argentina tiene que ver con la duración de la jornada escolar. Desde 2006, la ley nacional de educación 26.206 prevé que al menos el 30% de los alumnos de las escuelas primarias de gestión pública y privada de todo el país tengan jornada escolar extendida o completa, es decir, cerca de ocho horas de clases. La meta original era que para 2010 todas las escuelas fueran de jornada extendida. Sin embargo, de acuerdo con un informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano (UB), en 2020 solo el 13,6% de los estudiantes a nivel nacional gozaba del beneficio.
En ese sentido, Perczyk anunció en abril que a partir de este año todas las escuelas primarias de jornada simple del país tendrían una hora más de clase por día, pasando de 4 a 5 horas obligatorias diarias y elevando el total semanal a 25 horas. Según dijo el ministro, eso equivale a 38 días más de clase por ciclo lectivo y, para los que recién inician la escuela primaria, un año más de escolaridad.
“La decisión de sumar más horas y días de clase fue una política pública de nuestro gobierno, que se impulsó y acordó en el Consejo Federal de Educación para fortalecer prioritariamente la producción escrita, la comprensión lectora, y la alfabetización matemática y científica”, indicaron desde el ministerio e informaron que hasta el 2 de diciembre 21 jurisdicciones firmaron convenios para avanzar en la iniciativa.
Desde la Ciudad recordaron que, antes de la propuesta del Ministerio de Educación de la Nación, la jurisdicción ya contaba con el 60% de las escuelas de jornada completa. “A partir del 1° de noviembre, 13 escuelas primarias de jornada simple comenzaron a ser de jornada completa, y para el ciclo lectivo 2023 se sumarán otras 8 escuelas”, dijeron.
En la Provincia aseguraron que se implementó la jornada completa o la quinta hora con plena aceptación de la comunidad educativa. “En esta primera etapa, 288 escuelas pasaron de jornada simple a jornada completa y 645 escuelas de jornada simple adicionaron una hora diaria de clases”, detallaron.
4. Deserción escolar
Manuel Álvarez Trongé, presidente de la organización Educar 2050, opinó que, si bien este año se han dado pasos necesarios como el aumento del tiempo de aprendizaje, la distribución de libros a los estudiantes, el seguimiento de las evaluaciones y la mejora en los datos, uno de los desafíos más urgentes de la educación argentina es “la exclusión de miles de estudiantes que tras la pandemia han quedado fuera de la escuela”.
Según las cifras que el Ministerio de Educación de la Nación compartió con LA NACION, en diciembre de 2021 el número de estudiantes desvinculados a nivel nacional para los tres niveles de la educación común obligatoria era de 450.000.
“A partir de la implementación del programa Volvé a la Escuela y otras acciones llevadas a cabo por el ministerio durante el receso escolar, el número de estudiantes desvinculados para marzo 2022 fue de 198.000. Al día de la fecha, solamente el Programa Volvé a la Escuela registra la revinculación de 428.000 estudiantes mientras que, en las proyecciones del Relevamiento Anual 2022 (en curso), se indica que la totalidad de la matrícula que se desvinculó de la escuela en la pandemia fue satisfactoriamente revinculada”, señalaron.
Desde el Ministerio de Educación porteño, también afirmaron que el universo de 6500 estudiantes desvinculados en 2020 la totalidad ya fueron revinculados a través del dispositivo Decí Presente, “una política diseñada para llegar a cada uno de los estudiantes con dificultades para continuar su trayectoria escolar, a través del contacto telefónico o presencial y visitándolos en sus domicilios particulares”.
Por su parte, desde la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense –a cargo de Alberto Sileoni– dijeron que tras tener 278.500 estudiantes del nivel primario y secundario que habían interrumpido el vínculo pedagógico con la escuela en septiembre de 2020, la cantidad de estudiantes no matriculados en el ciclo lectivo 2022 fue de 28.000. En este distrito utilizaron el programa de Acompañamiento a las Trayectorias y Revinculación (+ATR) destinado a la intensificación de la enseñanza de los estudiantes, la revinculación y el fortalecimiento de las trayectorias educativas.
5. Desempeño escolar
Otro punto crítico de la educación argentina durante este año fue el desempeño de los estudiantes.
En junio se difundieron los resultados de las pruebas Aprender tomadas al nivel primario en diciembre de 2021. El dato más preocupante, según admitió Perczyk, fueron las dificultades que los estudiantes presentaron en lengua. El desempeño básico y por debajo del nivel básico en este área fue del 44%, mientras que en 2018 representó el 24,7%. En tanto, el deterioro en matemática, la otra área evaluada, no fue tan abrupto porque ya se encontraba en un piso bajo. En 2018, el 42,6% de los chicos mostraba un desempeño básico y por debajo del nivel básico y en 2021 esta cifra subió al 45,2%.
“Nos preocupa mucho la situación de los aprendizajes en general. En los últimos meses revisamos con detenimiento los resultados de las evaluaciones estandarizadas que se aplicaron en nuestro país y resulta evidente el retroceso que sufren los estudiantes argentinos, no solo en relación con otros países, sino incluso medidos contra sí mismos”, agregó Navajas.
Álvarez Trongé habló de “pobreza de aprendizaje” para referirse a los resultados, tal como define el Banco Mundial a la baja habilidad de los niños de 10 años para leer y comprender un texto simple. “Si a eso se le suman los diversos incumplimientos de obligaciones legales, como los 180 días mínimos de clases o la meta de invertir el 6% del PBI en educación, el balance educativo de 2022 refleja que en los hechos la educación no es una prioridad nacional”, reflexionó.
Ante la pregunta sobre qué se hizo y qué se hará para revertir estos déficits, desde el Ministerio de Educación de la Nación explicaron que el aumento de horas y días de clase se complementa con la entrega de libros de lengua y matemática y con la formación y capacitación docente.
“En 2022 compramos más de ocho millones de libros de texto para que cada estudiante de nivel primario tenga su propio libro y lo pueda llevar de la escuela a su casa y de su casa a la escuela. Esto les permite seguir estudiando fuera del aula y ahorrar tiempo a las y los docentes en el copiado de los ejercicios, para que de esta manera se concentren solo en la tarea del aprendizaje. En 2023, vamos a volver a implementar esta política pública que dio resultados concretos dentro del aula y a distribuir nuevamente libros para la primaria y ampliaremos a la secundaria”, enumeraron.
Además, sostuvieron que estas acciones son acompañadas por el Programa Nacional de Formación Permanente Nuestra Escuela, un plan de formación docente federal, universal y gratuito que este año capacitó a más de 400.000 docentes.
Si hablamos de estrategias locales por jurisdicción, en la ciudad de Buenos Aires la cartera educativa diseñó el Plan de Alfabetización destinado al nivel primario, que tiene por objetivo revertir los efectos de la pandemia.
Desde la Provincia afirmaron que, a partir del ciclo lectivo 2022, el equipo de la Dirección de Educación Primaria fortaleció la enseñanza de saberes de matemática en todos los años del nivel y se planificó la convocatoria para 2023 de maestras de los años del segundo ciclo para trabajar situaciones de enseñanza sobre los temas que presentan mayores dificultades.
Durante 2022, también se llevaron adelante las pruebas PISA y las pruebas Aprender de nivel secundario con el fin de conocer el desempeño de los estudiantes argentinos y el impacto de la pandemia en las trayectorias educativas. Los esperados resultados se difundirán el año próximo.
6. Salud mental
Para Sandra Ziegler, investigadora en el área de educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), el regreso a la presencialidad fue positivo porque permitió ordenar una rutina de trabajo sostenida que es imprescindible para el aprendizaje y la socialización, pero señaló que para los chicos y los docentes ha sido un año difícil. “Reiniciar el trabajo demandó mucha energía porque se registra un efecto postraumático luego de lo vivido, que hace que la vuelta no sea automática”, dijo.
De hecho, este año las escuelas fueron testigos de una crisis de salud mental adolescente que se disparó a partir de la pandemia. Docentes, directivos, equipos de psicopedagogía y voceros de distintos ministerios de Educación dieron cuenta del aumento de distintos padecimientos psíquicos que se observaron en los secundarios: depresión, trastornos de ansiedad, fobias, desórdenes alimentarios, ataques de pánico y autolesiones, entre otros. Y en muchos casos, el riesgo fue detectado en el aula.
Por eso, a la crisis educativa este año se le sumó el desafío de contener esta problemática a través de distintos programas estatales.
Según una encuesta del Ministerio de Educación porteño realizada junto a Ineco y Unicef en abril de 2021, siete de cada diez adolescentes presentaron síntomas de ansiedad, depresión, sentimientos de soledad y baja satisfacción con la vida tras el primer mes de presencialidad.
En la provincia de Buenos Aires la situación fue similar. Desde la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada (Aiepba) indicaron que el nivel de intervención de los Equipos de Orientación Escolar aumentó aproximadamente un 40% debido a situaciones conflictivas entre pares o situaciones de angustia en adolescentes.
A nivel nacional rige el programa de Asesorías en Salud Integral en Escuelas Secundarias, elaborado en julio de 2018, antes de este aceleramiento de los trastornos. En tanto, los colegios privados y los gobiernos provinciales o municipales desarrollaron diferentes programas e iniciativas propias.
¿Cuáles son los desafíos para 2023?
“Nuestro desafío para 2023 será consolidar las políticas públicas implementadas por esta gestión: Una Hora más de Clase, Libros para Aprender, Conectar Igualdad, Becas Educativas, Escuelas Técnicas y Forjar. Además, los ejes centrales de la gestión para el año próximo van a ser el sostenimiento del sistema universitario y la infraestructura escolar con eje en la creación de más jardines de infantes”, respondieron desde el Ministerio de Educación de la Nación.
Para la cartera que lidera Soledad Acuña, el máximo desafío será sostener el tercer año del Plan de Recuperación y todas las medidas extraordinarias que conlleva para recuperar los aprendizajes perdidos durante la pandemia: extensión del calendario escolar a 192 días de clases, escuelas abiertas los sábados, escuelas de verano e invierno, el Plan de Alfabetización para primaria con más capacitación a los docentes y material específico para acompañar y reforzar los aprendizajes de lectoescritura.
Desde la Provincia dijeron: “El de este distrito es el sistema más grande de la Argentina y de América, junto con San Pablo, y tiene carencias, por supuesto. Tenemos que seguir trabajando en la infraestructura, no solo generando nuevas escuelas, sino arreglando las que están. Tenemos un déficit en los aprendizajes, por tanto hay que seguir trabajando mucho en lengua y matemática, por eso creemos que el incremento de la jornada en la escuela primaria es muy importante. Estamos trabajando el régimen académico del nivel secundario también, para reforzar y hacer tutorías para los chicos y chicas que están con mayores dificultades de aprendizaje. Tenemos la obligación ética y pedagógica de que se cumpla la Ley de Educación Sexual Integral, por tanto estamos haciendo capacitaciones, trabajando mucho en la formación inicial de nuestros docentes, y en un proyecto de secundaria técnica, generando muchas comisiones de estudiantes que enlazan la experiencia de educación y trabajo”.
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